El olivar de montaña de la Sierra de Cádiz ante la bajada del precio del aceite

La disminución es un respiro para el consumidor, pero los productores del olivar tradicional no esperaban un descenso tan pronunciado que no cubre los costes de producción

Uno de los pasos del proceso de producción para la obtención del aceite de oliva virgen de una almazara. / Grupo Joly.

Lo nota el consumidor final en su bolsillo cuando compra una botella de aceite de oliva en el supermercado. El precio del llamado ‘oro verde’ ha experimentado una considerable disminución teniendo en cuenta cómo andaba el mercado hace poco más de un año y medio cuando el litro del virgen extra rondaba entre los 9 y 10 euros por la falta de cosecha y la sequía, que motivó, incluso, que el Gobierno eliminara su IVA entre julio y septiembre de 2024, para posteriormente pasar al 2% en el último trimestre de ese año y dejarlo, ahora, en el tipo reducido del 4% por entender que es un producto básico de la cesta de la compra.

Hoy, en los lineales de las grandes superficies comerciales se puede ver que la garrafa de 5 litros puede rondar en una horquilla que va desde los 20 hasta los 30-35 euros de media. Y eso se debe a que hay una mayor producción encima de la mesa, ya que la última campaña de recolección de aceitunas, la del 2024-2025, ha sido óptima y a la estabilización del mercado. Pero esa bajada tan pronunciada del precio del aceite de oliva que está dando un respiro al consumidor tiene otro reverso en algunas zonas como en el caso de la Sierra de Cádiz, con sus productores del olivar de montaña, que vaticinan posibles pérdidas de rentas de mantenerse este descenso tan fuerte.

Varias cooperativas olivareras de la comarca arrojan luz sobre ello. Por ejemplo, el director de la cooperativa Los Remedios Picasat de Olvera, Antonio Gerena, recuerda que el olivar de sierra, de montaña, cumple una labor social importante, que fija población a los municipios, y además, aporta un valor ambiental destacado, sin olvidar su orografía, donde la mecanización es más limitada y por tanto, los costes de producción son más importantes, llegando a estar, ahora mismo ,por debajo del umbral de rentabilidad. “Con carácter general, los precios actuales del aceite no cubren los costes de producción del agricultor”, expresa Antonio Gerena, quien reafirma que el sector, de manera conjunta, no esperaban esta bajada tan fuerte del precio del aceite de oliva. “Seguimos entendiendo que podía haberse producido un precio de convivencia donde el agricultor pueda vivir y el consumidor pueda asumirlo. Pero los mercados son volátiles”, añade.

La cooperativa Los Remedios Picasat, situada en Olvera, cuenta con una importante influencia, sobre todo, en el ámbito provincial y en otras zonas limítrofes, contando con ocho centros de producción ubicados en las provincias de Cádiz y Málaga. Esta cooperativa que comenzó su andadura empresarial con un grupo de olivareros en el año 1959 y que cuenta en la actualidad con más de 7.000 socios repartidos principalmente por las provincias de Cádiz, Sevilla y Málaga, es un referente de la producción de aceites de calidad.

En los mismos términos sobre el descenso del precio del oro líquido se expresan en la cooperativa El Agro, en Setenil, que en la última campaña olivarera recolectó 12.000 toneladas de aceitunas y produjo 2.000 toneladas de aceite. “Nos enfrentamos a un problema si se siguen manteniendo estos precios de ahora mismo porque los costes de producción han subido muchísimo en temas de fertilizantes, fitosanitarios, combustibles… También, la mano de obra ha subido bastante, aparte de que no se encuentra, con lo que hay un problema con ello en el campo”, sugiere Juan Sánchez, gerente de la sociedad cooperativa andaluza El Agro.

Desde esta organización recuerdan que hace un año y medio hubo una subida de precios extraordinaria para el aceite “por la sequía y una campaña de muy baja producción. La oferta y demanda actuó. Y este año, se tenían que haber regulado los mercados a la baja porque ha habido una producción de aceitunas un poco más alta y hay previsiones parecidas para esta campaña. Pero no esperábamos precios tan bajos como se están dando en estos momentos. Un kilo de aceite a granel está entre 3,40 y 3,50 euros, en el mejor de los casos, y de la mejor calidad. A estos precios, el productor de sierra no cubre costos. Otra cosa será en el olivar intensivo y superintensivo, que se dan en otras partes de la provincia de Cádiz. Así que, en el olivar tradicional, de montaña, vemos un futuro complicado si se mantienen estos precios tan a la baja”, reafirma este dirigente cooperativista, quien añade que, con este horizonte, se podría incurrir en pérdidas, con un horizonte donde la agenda europea tiene previsto una reducción de las ayudas de la PAC de en torno al 25%, a partir de 2028.

Tras Estados Unidos se abren otros mercados en Europa

Dice el sector del aceite de oliva de la Sierra que Estados Unidos y los vaivenes de los aranceles tiene un efecto ‘mariposa’. “Nos afecta a todo el mundo porque se produce un efecto dominó. Si el que vendía a Estados Unidos ya no ve viable hacerlo allí, cogerá otros mercados y eso nos afecta a todos”, reflexionan los olivareros de la comarca serrana.

La cooperativa El Agro de Setenil tenía abierto mercado en Estados Unidos, pero hace varios años que cambió su estrategia de venta para introducirse en países europeos. “Cambiamos hace un par de años nuestra línea de trabajo y estamos introduciendo nuestros productos en Alemania, Francia, Inglaterra, Italia... que valoran cada día más este tipo de aceites de una gran calidad. El consumidor europeo tiene un poder adquisitivo medio alta que, una vez que prueba el producto, lo demanda cada vez más”, explica el gerente de la cooperativa El Agro de Setenil, Juan Sánchez. Esta entidad aceitera destina el 70% de su producción a la exportación y el resto va a mercados nacionales, que también aprecian los aceites de las explotaciones olivareras de montaña como el provincial e incluso, está muy demandado en el norte de España.

Arranca el inicio de la campaña de recogida de la almendra en la Sierra

A nadie se le escapa que cultivos como el cereal pierdan rentabilidad año tras año y los costes de producción y los desaguisados de la climatología, además de la competencia de los mercados internacionales, se coman, en muchos casos, los beneficios que puedan acarrear. Por ello, desde hace un tiempo, se están dando otras alternativas en la Sierra de Cádiz con plantaciones de frutos secos como la almendra y el pistacho, que están enraizando en la zona, como atisbo de un posible cambio de ciclo productivo. De hecho, la campaña de la recolección de la almendra arranca, ahora, en agosto, y hay un centro neurálgico en la Sierra que recoge de sus socios este fruto y lo comercializa como es la cooperativa Los Remedios Picasat, en Olvera, que trabajará en ello durante unos 45 días. Esta cooperativa recolectó la pasada temporada por encima del millón de kilos de almendras de sus socios agricultores que limpió, decapotó y clasificó para sacarlas a distintos mercados dependiendo de las variedades que se dan en distintas zonas. Y esta campaña que está ya casi encima se aventura, según las previsiones, como un poco mejor que el año pasado en cuanto a precios y a volumen porque hay más cosecha. “Ante la falta de rentabilidad del cereal, los cultivos leñosos se están convirtiendo en una alternativa”, reflexiona el director de la cooperativa Los Remedios, Antonio Gerena. Esta entidad es la única que existe en la Sierra de Cádiz que manipula y comercializa el pistacho y la almendra que se producen en la comarca y da soporte, también, a otros productores de la provincia gaditana y limítrofes.

Ante estos nuevos cambios en la diversificación agraria, el desarrollo del almendro está siendo un poco más fuerte que el del pistacho en zonas de la comarca de la Sierra. La razón: la almendra es un cultivo que entra en producción antes que el pistacho. Este último necesita unos ocho años para dar frutos y eso genera unos costes que no todos los agricultores pueden asumirlos.

La sociedad cooperativa Los Remedios lleva unos años abriendo una línea productiva con la almendra que vende a distintos mercados según las variedades. Hay una producción más industrial, que se vende a ese sector; otras variedades ecológicas van a otros mercados y a la exportación y una buena parte se destina a la actividad turronera.

También esta cooperativa de la Sierra ha abierto su diversificación introduciendo otros frutos secos como el pistacho, aunque esta siembra necesita entre siete u ocho años para dar resultados. De acuerdo a esto, la sociedad cooperativa Los Remedios empieza a recoger ya sus primeras cosechas después de un periodo de experimentación y asesoramiento con sus socios. “El pistacho se está dando en la zona de la Sierra porque hay condiciones climáticas para que pueda florecer y cuajar el grano”, dice Antonio Gerena, que calcula que para el próximo año habrá más cosecha cuando estas plantaciones lleguen a una edad de crecimiento de siete u ocho años.

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