Cuando Biza explotó la pista el epicentro del terremoto musical de este verano se desplazó, al menos por una noche, de isla a isla. Cruzó la península y hermanó las orillas atlántica y mediterránea en un espectáculo de altos vuelos con conexión directa Ibiza-Chiclana, en sentido literal y figurado. Bizarrap, el tipo del momento, el artista récord de la música por las impresionantes cifras que alcanzan sus sesiones en el mundo virtual, aterrizaba en Sancti Petri tras, precisamente, pinchar en “la Isla Blanca”, y allá regresará el próximo martes una vez cubierto de gloria en la provincia de Cádiz.

La propuesta del DJ y productor argentino no sólo borra fronteras físicas tal y como se engarzan naturalmente las pistas de sus canciones. También es una de las más democráticas que existen. Porque Concert Music Festival y la mítica discoteca ibicenca Amnesia se fundieron en un abrazo de camaradería este pasado viernes, un feliz acontecimiento para el que el límite de edad o el derecho de admisión no supusieron impedimento alguno. La diversión no entiende de documentos de identidad ni brechas intergeneracionales.

Porvenir y presente se conjugaron al ritmo de la música mientras el artista se sumergía en su prolífico catálogo y las pantallas arrojaban imágenes que transitaban entre lo cegador, lo onírico y lo futurista. Madres y padres dándolo todo con sus pequeños –no se sabía en ocasiones quién le robaba la energía a quién–, minirréplicas del argentino con gafas oscuras y gorra, treintañeros y cuarentones reventando los últimos cartuchos de la idoneidad física para la parranda descontrolada, y escaso prejuicio en el vestir y el sentir fueron algunas instantáneas que dejó aquella velada de colectivo trance.

Bizarrap, en su segunda visita a Concert Music Festival.

La capital de la música de baile fue Chiclana, señores y señoras. Y Bizarrap captó desde el minuto uno y en algo más de una hora esas sensaciones de comunión, que ya consiguió despertar en 2022 en el poblado marinero. “Es el segundo año que vengo a Cádiz y el cariño que me dan es realmente impresionante. Gracias por acompañarme así”, afirmaba el músico. No cesó Biza de agradecer al público su presencia y fidelidad. Lo dio todo y consiguió mantenerle el pulso a semejante amalgama de energías de distinto pelaje.

El espectáculo viajó entre varios momentos de intensidad. Arrancó de la mejor manera posible con la sesión con Nathy Peluso (la número 36) y fue Bizarrap hilando fino, una tras otra, con las que grabó con L-Gante (#38), Ptazeta (#45), Eladio Carrión (#40), Morad (#47), Residente (#49), Dani (#24), Villano Antillano (#51), Arcángel (#54), YSY A (#37), Duki (#50), Snow Tha Product (#39), Nicki Nicole (#13), Nicky Jam (#41), Tiago PZK (#48), Paulo Londra (#23) y Rauw Alejandro (#56), amén de colaboraciones con Trueno, Duki y Nicki Nicole tituladas Mamichula, YaMeFui y Malbec.

Las sesiones del artista con Quevedo y Shakira marcaron la apoteosis de la velada

Aunque, indudablemente, la apoteosis, la gran catarsis de la noche se alcanzó con los dos bombazos que se guardó Biza para los finales de sendas partes en las que se dividió el espectáculo. Para aullarle a la luna de estío se sirvió del éxito global con Shakira (la sesión número 53), una oda al despecho trufada de beats y un pegajoso estribillo que sólo el tiempo dirá si se coloca a la altura de Rata de dos patas o Ese hombre en toneladas de mala leche para sudar la madrugada. Madera tiene el tema de marras.

Y, cómo no, el fin de fiesta con otro trallazo, la sesión con Quevedo (la número 52), que por un momento pareciera que a Bizarrap se le había olvidado bajo la gorra. El aparente despiste fue momentáneo y si no, ya estaba el público de Sancti Petri para recordárselo de viva voz. Con foto de familia y la energía muy arriba, Bizarrap se envolvió en la bandera de Andalucía para despedirse de Chiclana, donde mejor se salta y se baila, el rincón de las emociones compartidas.