Sucesos | Seis años de batalla legal
  • Tras el ataque sufrido en la Jefatura de Policía Local de Puerto Serrano al fin ha visto como los tribunales le daban la razón en todas sus reclamaciones

Juan Cadenas: Paz y justicia

Juan Cadenas, en la azotea de su casa de Ubrique, con un reconocimiento de la Policía Local de Arcos. Juan Cadenas, en la azotea de su casa de Ubrique, con un reconocimiento de la Policía Local de Arcos.

Juan Cadenas, en la azotea de su casa de Ubrique, con un reconocimiento de la Policía Local de Arcos. / Ramón Aguilar

Escrito por

· Pedro M. Espinosa

Redactor Jefe

Faltaban apenas veinte minutos para que el sábado 17 de enero de 2015 pasara de largo cuando la irrupción de Los Cachimba en una entonces desprotegida Jefatura de Policía Local en Puerto Serrano cambió para siempre la vida de Juan Cadenas. La salvaje agresión de Pedro, el mediano de los hermanos que atemorizaban desde hacía tiempo el pueblo gaditano, provocó que Juan perdiera el ojo izquierdo y casi la vida. Desde entonces emprendió no sólo una batalla para superar las secuelas que aquello le dejó sino contra una administración que poco más o menos lo arrumbó en un rincón como a un juguete roto. Perdió su condición de funcionario, se le negó la segunda actividad y tanto Inspección de Trabajo como el INSS, además del equipo de Gobierno del propio Ayuntamiento de entonces, le escamotearon lo que ahora, seis años después, la justicia le ha dado: una indemnización y el recargo pertinente al entender que las dependencias policiales no poseían las condiciones de seguridad mínimas.

Esta semana, Diario de Cádiz ha visitado a Juan en Ubrique, donde reside desde hace un tiempo, y se ha encontrado a un hombre nuevo, una persona restituida que afronta el futuro con ilusión. Una persona que ha encontrado paz y justicia.

“Me encuentro bien. Como si me hubiera quitado un gran peso de encima”, nos decía. “Hay veces que no me lo creo, no ya que hayamos ganado juicios importantes sino que no tenga más que volver a preparar uno. Ahora lo único que me preocupa es saber cuándo se ejecutará la sentencia, eso sí, porque claro, me cambia mucho la vida”, explica Juan.

Y es que el policía local de Puerto Serrano, además de perder un ojo, sufrió una merma económica muy importante. “Yo tenía un proyecto de vida planteado en función al sueldo de ese momento. Perdía un montón de dinero cada año. Eso se nota. Tengo tres hijos, una niña en Cádiz, a la que le paso una manutención, y dos hijos pequeños con mi actual mujer aquí en Ubrique. Estoy deseando que llegue el INNS con el aumento porque va a ser un alivio muy grande”.

La sentencia del recargo fue en firme el día de su cumpleaños, pero Cadenas considera que su caso, si se hubiese aplicado bien, sin necesidad de ir a los tribunales, “hubiera tardado tres meses en solucionarse, seis a lo sumo. De eso a seis años... He envejecido mucho en estos seis años por los disgustos”.

La sentencia del recargo de la que habla tiene carácter retroactivo. “Se aplica desde enero de 2015. Lo único que me inquieta es que el INSS haga una interpretación y tenga que volver a reclamar, pero es algo insignificante porque esto está muy claro”.

Ha luchado para demostrar que la jefatura no cumplía con las normas de seguridad

Reconoce que su intención ahora es “recuperar un poco el nivel adquisitivo que tenía. Además ahora tengo tiempo libre. La gente que me quiere se alegra de esto, aunque soy consciente de cómo es el ser humano. En un primer momento estuvo el morbo, la pérdida del ojo, el suceso, pero ahora mucha gente piensa en el dinero que me han dado, que tampoco me va a cambiar la vida, no es nada del otro mundo. Yo firmaba una de las dos cosas, o el recargo o la indemnización. Esto no es fácil. Llegué en un punto que lo veía todo negro. Era complicado porque estábamos pleiteando contra la administración. Hemos ganado teniendo en contra a la Inspección de Trabajo, el INSS y el Consejo Consultivo de Andalucía, lo teníamos todo en contra. Pero ¿qué ocurre?, que toda esta oposición llega como consecuencia de las triquiñuelas que el anterior equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Puerto Serrano realizó, por ejemplo cambiando las puertas antes de la inspección; presentando documentación de otras jefaturas, lo del plan de emergencia… En fin, no actuaron correctamente”.

Juan mantiene el contacto con algunos de sus antiguos compañeros. Con su jefe, con el que era su binomio, que es representante de la plantilla y que fueron algunos de los que declararon en el juicio. “La batalla ha sido dura pero una gran baza que llevaba es que yo iba contando la verdad. Yo no tenía que ocultar vicios de ningún tipo, todo lo contrario, tenía que destaparlos. Los interrogatorios a ellos los preparé también yo porque sabía de sucesos que habían ocurrido previamente a lo mío en esas mismas dependencias, porque no era la primera agresión que sufría un policía local dentro de la jefatura. Incluso el concejal de Seguridad fue agredido en su interior una vez. Y no se hizo nada. También tengo que darle las gracias a estos compañeros. Nosotros hemos llegado a estar ocho meses sin cobrar la nómina y podían pensar que si el Ayuntamiento me tenía que dar una indemnización importante podía afectarles, pero no dudaron en declarar la verdad. Me siento afortunado en ese aspecto”.

Lo cierto es que el cambio en el equipo de Gobierno de Puerto Serrano también ha sido clave para el bienestar de Juan Cadenas, para sentirse arropado. “Incluso estando en la oposición me mostraron ya su apoyo. La diferencia de esta gente con los que estaban antes ha sido abismal. Y eso que la situación de ellos era delicada. Hay que reconocer que yo era el principal problema del Ayuntamiento de Puerto Serrano. Ellos no tenían culpa de lo mal que lo habían hecho los anteriores, pero se encontraron con una herencia envenenada”. cuenta. “El problema –sigue– está en la institución, no en la persona. El nuevo equipo de Gobierno sabía que lo que habían hecho conmigo no estaba bien. Puerto Serrano es un ayuntamiento pequeño, éramos 12 policías y, no está bien que lo diga, pero yo cumplía bien con mi trabajo, no todo el mundo va con las mismas ganas. Ellos sabían que a mí lo que me pasó fue por estar al pie del cañón en mi trabajo. Yo les enumeraba la lista de compañeros que habían estado en segunda actividad por diferentes motivos y a mí no me dejaban, que era el único en la historia de Puerto Serrano que había sufrido lesiones en acto de servicio”.

Muchas personas de Puerto Serrano se alinearon a favor de Juan. “La gente no entendía cómo el Ayuntamiento no me había reubicado. Que una de las cosas que tengo que decir es que cuando voy a mi pueblo a ver a mis padres la gente se vuelca conmigo, el apoyo que me muestra, el cariño. Eso también es importante para mí”.

Juan asegura que se siente orgulloso de haber tenido cintura en el acuerdo al que he llegado con el ayuntamiento porque una de las cosas que tenía claro es que no quería que los trabajadores, por tener que pagar su indemnización, se quedaran sin cobrar o llevarse meses sin recibir su nómina. “Yo sé lo que es que te deban ocho nóminas. Yo prefiero esperarme, ir poco a poco, pero que la gente tenga con que llenar la nevera. A lo mejor alguno en mi lugar no haría lo mismo, pero yo tengo esa forma de ser. No quiero hacerle el mal a nadie. Y creo que es mucho mejor”.

Y eso que Juan últimamente va poco por Puerto Serrano, y más este año con el tema de la pandemia. “Tengo mi vida en Ubrique, dos niños pequeños aquí, de ocho y cinco años, así que ya no voy como cuando estaba trabajando. Voy a ver a mis padres, mi padre está regular de salud, pero poco más”.

El anterior equipo de Gobierno le quitó su condición de funcionario

Para el nuevo equipo de Gobierno del Consistorio de Puerto Serrano sólo tiene buenas palabras. “Esta gente está haciendo las cosas distintas. A título personal, yo con el otro equipo de Gobierno, el de Miguel Ángel Carrero Nieto, pues me sentí como si me escupieran a la cara. No quise ni recoger la medalla a la villa que me concedieron. El de ahora lo ha hecho bien porque las dos sentencias, tanto como la del principio de indemnización como el de recargo, tenían muy pocas opciones de prosperar con recursos. Si ellos hubiesen planteado recurso y lo hubiesen perdido en segunda instancia desde luego que no hubiese dado las facilidades que he dado ahora. Podría haber pedido otra indemnización por daños y perjuicios, incluso haber llevado a juicio el tema de la segunda actividad, que lo tenía claro, que hubiesen condenado al Ayuntamiento a pagarme con carácter retroactivo desde que me echaron, puesto que no me notificaron la pérdida de mi condición de funcionario. A nadie se le echa de una vivienda sin que se le notifique el auto de desahucio, a nadie le embargan una cuenta sin que se le notifique la multa. Pero al no presentar recurso me quité de encima seguir peleando en los juzgados y ellos que yo pida la ejecución de la sentencia de golpe. Porque el Ayuntamiento se podría haber quedado sin liquidez. Yo les dije a ellos que pusiesen la cantidad que pudiesen asumir al año, no puse ninguna barrera”.

Otra persona importantísima, básica en esta lucha de Juan Cadenas durante esos seis años, ha sido su abogado, Ramón Dávila. Al preguntarle qué ha supuesto para él asegura emocionado que “yo sin Ramón Dávila no hubiera podido acometer todos estos procedimientos, con las facilidades económicas que me ha dado. Además es que es buena persona, es un gran abogado pero además muy buena persona. Ramón sabía de la situación económica en la que yo me encontraba, me quitaron el 45% de lo que yo estaba cobrando. Se implicó, vio que era una injusticia lo que me estaban haciendo y me dio mucha ayuda en lo personal y en lo profesional. Nunca podré saldar la deuda que tengo con Ramón”, dice.

Los Cachimba

En cuanto al tema penal, reconoce que salió muy satisfecho por la fuerte condena que se le impuso a Los Cachimba. “Mi primera batalla, que fue brutal, fue el tema penal. Lo importante no es lo que ocurra sino lo que tú demuestras en sala que ha ocurrido. Por desgracia todavía hay cosas que hay que mejorar. Yo tuve suerte porque las declaraciones de nosotros fueron muy buenas, un juicio que se celebró a los dos años, no tuvo dilaciones indebidas... todo eso ayudó”.

Así que, seis años después, Juan parece haber encontrado la paz y la justicia que tanto anhelaba. “Mi vida es mi casa, intento hacer deporte, incluso Ramón me ha recomendado estudiar Derecho, no lo descarto, pero ahora mismo estoy asentándome todavía. Algo haré, o eso, o también me gusta mucho el campo. Intentar comprar algo que me distraiga, de lo que yo pueda ocuparme”.

A los daños que sufrió se añadió la merma del 45% de sus ingresos anuales

“Dentro de lo que cabe –continúa–, estoy satisfecho conmigo mismo, porque, a pesar de todo lo que he pasado, si me pusieran otra vez en el mismo sitio sé que iba a hacer lo mismo. Pero estoy contento porque he peleado, me siento afortunado, porque yo viendo una película con mis hijos al lado no necesito más nada. Me costó asimilar verme como pensionista. Porque tenía 31 años cuando me ocurrió aquello y sólo 10 años cotizado. Mi intención era cotizar 46 años. Me sentí como un chupóptero, me sentía mal siendo pensionista, porque yo me sentía útil”.

Comenta Juan que durante una consulta una psicóloga le dijo que se acostumbraría a verse así. “Y así ha sido. Yo soy una persona que se come mucho la cabeza y eso es lo peor. Pero sí, podría decirse que he encontrado la paz y la justicia. Tranquilidad, porque antes me molestaba mucho ver que, directamente, se estaban cachondeando de mí. Ahora he podido demostrar que lo que yo decía era verdad. Para mí era más importante el recargo que la indemnización, porque el recargo era confirmar lo mal que estaba la jefatura, cómo habían hecho el cambio de puerta y toda la historia”.

Por último asegura que “lo que pienso es en vivir y en disfrutar, porque en una noche cualquiera la vida te cambia en un momento. Hay que vivir el momento”.

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