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Washington se fortifica con barricadas para evitar ataques de 'lobos solitarios'

  • Seguridad Nacional afirma que no hay indicios de una "amenaza creíble y específica"

Cerca de 28.000 uniformados formarán hoy un sólido dispositivo de seguridad durante la toma de posesión del nuevo presidente, Donald Trump, en una Washington fortificada con barricadas para evitar ataques de lobos solitarios con camiones como los de Niza (Francia) y Berlín.

El primer perímetro de seguridad encerrará un centenar de manzanas del corazón de la capital estadounidense y dejará cerrados al tráfico cerca de siete kilómetros cuadrados y blindados sus principales puntos neurálgicos.

Alrededor de ese perímetro, que tendrá la Explanada Nacional como epicentro, se ha organizado el levantamiento de barricadas con camiones volquetes y de cemento, autobuses y otros objetos contundentes para prevenir ataques con vehículos contra la multitud como los ocurridos en los últimos meses en Europa.

El secretario de Seguridad Nacional de EEUU, Jeh Johnson, dijo que no existen indicios de una "amenaza creíble y específica" para la toma de posesión, aunque alertó de que el foco está puesto en los lobos solitarios radicalizados, dada la evolución del terrorismo global en los últimos años.

Las autoridades han puesto en alerta cinco de los principales hospitales de la ciudad, a los que pidieron que no programasen cirugías para ayer para tener personal y camas disponibles.

Está previsto que 900.000 personas lleguen a Washington para asistir a la toma de posesión, lejos de los dos millones que en 2009 estuvieron en la de Barack Obama, pero el triple de los 300.000 que fueron a la de George W. Bush en 2001, una cifra nada despreciable en términos de seguridad.

Más allá de las barricadas en el perímetro, el dispositivo de seguridad estará formado por unos 28.000 uniformados. Entre ellos se cuentan unos 7.800 efectivos de la Guardia Nacional (militar), 5.000 del Departamento de Policía de Washington y otros cuerpos locales, así como 10.000 del Departamento de Seguridad Nacional, como el Servicio Secreto, la Administración de Seguridad en el Transporte, la Guardia Costera o la Policía de Parques.

Una de sus funciones será vigilar los seis puntos de control para acceder a la zona aneja al Capitolio, donde Trump jurará el cargo y a la que prohibirán ingresar, entre otros, cualquier tipo de arma, silbatos, bolsas de un determinado tamaño o globos. Habrá especial atención en requisar los drones.

En el listado de sus funciones está escoltar la caravana de Trump y su vicepresidente, Mike Pence, durante el recorrido de poco más de dos kilómetros que hay entre el Congreso y la Casa Blanca.

El dispositivo de seguridad deberá lidiar con el casi centenar de protestas, según Johnson, convocadas para la ocasión. Entre las más problemáticas pueden estar los bloqueos que algunos manifestantes pretenden hacer a los puntos de control de acceso.

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