Elecciones Municipales en El Puerto

El difícil reto de conseguir la estabilidad

  • Un total de ocho formaciones se embarcan en estos comicios para tratar de llegar al gobierno municipal el próximo 26 de mayo

  • Los posibles pactos volverán a ser cruciales, ya que no se espera que ningún candidato logre una mayoría absoluta

Una imagen del Ayuntamiento de Peral, donde se centra la vida municipal de El Puerto.

Una imagen del Ayuntamiento de Peral, donde se centra la vida municipal de El Puerto. / Andrés Mora

Tras las dos recientes convocatorias electorales que hemos vivido, la de los comicios autonómicos el pasado diciembre y las elecciones generales, el pasado 28 de abril, llega ahora el turno de las urnas con la elección que siempre resulta más cercana para el ciudadano, la de los Ayuntamientos.

Mucho se ha escrito y analizado sobre los resultados de las dos convocatorias anteriores, tratando de extrapolar los resultados en función de los intereses o simpatías de unos y otros, pero lo cierto es que, si bien son datos y tendencias a tener cuenta, en el ámbito municipal pesan mucho también otros factores como el tirón o la credibilidad del candidato, el futuro alcalde o alcaldesa de una ciudad.

Y es que a la postre los Ayuntamientos se han convertido en la puerta a la que llaman todos los vecinos cuando tienen un problema, sea o no de competencia municipal, a pesar de que cada vez cuentan con menos recursos y menos personal para intentar solucionar las más diversas casuísticas.

En El Puerto, como en el conjunto del país salvo raras excepciones, hace ya tiempo que se terminó la época de las mayorías absolutas. El último alcalde que gozó de ese privilegio en esta ciudad fue Hernán Díaz, y ya sabemos todos como acabó, inhabilitado para la política.

Una imagen del encuentro político celebrado el pasado lunes por la Flave en el centro cívico, en el que participaron todos los alcaldables Una imagen del encuentro político celebrado el pasado lunes por la Flave en el centro cívico, en el que participaron todos los alcaldables

Una imagen del encuentro político celebrado el pasado lunes por la Flave en el centro cívico, en el que participaron todos los alcaldables / Andrés Mora

Estas mayorías absolutas fueron durante mucho tiempo objeto de crítica no solo por parte de la ciudadanía -que veía como estos gobiernos se convertían casi en pequeñas dictaduras- sino también por parte de algunos políticos aún en activo que hoy darían un brazo por disponer de esa libertad para poder aplicar las políticas que uno cree necesarias.

Tras los dos mandatos anteriores (de 2007 a 2010 y de 2011 a 2015) con una mayoría del PP en pacto con el extinto PA y la ayuda del desaparecido Fernando Gago, en 2015 llegó al sillón del Ayuntamiento de Peral el actual alcalde, el socialista David de la Encina, aupado por un pacto tripartito del que formaron parte también Izquierda Unida y la agrupación local de electores Levantemos El Puerto.

A día de hoy de esos trece concejales solo quedan en el gobierno los seis ediles socialistas, con la expulsión primero de Levantemos -tan solo un año después de las elecciones, a causa de la polémica construcción del parking de Pozos Dulces- y la marcha a principios de abril de los tres ediles de Izquierda Unida, a cuenta de la polémica por su pasado laboral que afectó al alcalde.

En estos comicios se prevé también que puedan ser necesarios más de dos partidos

En estos comicios, que se presentan también con grandes incógnitas, se prevé de nuevo que puedan ser necesarias más de dos fuerzas en alianza para gobernar, teniendo en cuenta la fragmentación de la oferta tanto a la derecha como a la izquierda.

Al margen de las formaciones clásicas, como el PSOE o el Partido Popular, otras siglas veteranas de la política municipal portuense han optado esta vez por acudir a las urnas bajo otra fórmula, la de la confluencia preelectoral. Es el caso de Izquierda Unida, que ha gobernado durante cerca de cuatro años pero cuyo portavoz hasta hace unos meses, Antonio Fernández, no repetirá como candidato. Tras un periodo de negociaciones y conversaciones, finalmente se cerró un acuerdo con Podemos -que no concurrió a los comicios locales del pasado 2015- y que en esta ocasión ha conseguido colocar a su candidato, Alejandro Gutiérrez, como cabeza de cartel, por encima del sustituto de Fernández en Izquierda Unida, el actual portavoz del grupo municipal José Luis Bueno.

Esta decisión ha sorprendido a muchos, que daban por hecho que el cabeza de cartel sería de IU, teniendo en cuenta su experiencia reciente en el gobierno municipal.

También en el flanco izquierdo se ha dado otra situación curiosa de la mano de Levantemos El Puerto, formación que en 2015 se hizo con muchos de los votos de los simpatizantes de Podemos. En este caso la competencia está ahí, ya que se trata de dos formaciones que se dirigen a un elector con muchos aspectos en común. En este caso su cabeza de cartel es la única mujer que aspira a la Alcaldía, Irene Arana.

Javier Botella y Adelante Andalucía se disputan parte de los votos de Levantemos

Uno de los integrantes destacados de la candidatura de Levantemos en 2015, Javier Botella, ha decidido esta vez presentarse como candidato por otra agrupación de electores, Unión Portuense, una formación de carácter local y en la que no hay otra ideología definida que el trabajo por el interés de El Puerto, según ellos mismos proclaman. Botella, sin embargo, puede quitar también votos a los electores potenciales de Levantemos, sobre todo por el tirón personal del candidato.

Por lo que respecta a De la Encina, su gobierno ha sufrido un enorme desgaste en estos cuatro años, derivado no solo de su gestión, más o menos acertada, sino de otras circunstancias como el gobierno en minoría durante tres años o la situación económica del Ayuntamiento, algo que tendrá atado de manos en multitud de asuntos a cualquier gobierno que salga de las urnas.

La fragmentación de la derecha hace peligrar una hegemonía del Partido Popular

Por el lado de la derecha, y cambiando de tercio, tampoco están las cosas demasiado claras. Hasta las recientes citas electorales se daba por hecho que el Partido Popular volvería a ser la lista más votada -obtuvo nueve concejales en 2015, siendo candidato Alfonso Candón, aunque no logró gobernar tras formarse el tripartito de izquierdas-.

El nuevo candidato de la formación, Germán Beardo, lleva ya un año elaborando su candidatura con nombres muy conocidos de la ciudad y dándose a conocer a través de una intensa campaña en redes sociales, aunque la irrupción de Vox y la subida experimentada por Ciudadanos en El Puerto, sobre todo en las elecciones autonómicas, han encendido las alertas en el PP local, que ve como un peligro esta posible dispersión del voto de derechas.

El caso de Ciudadanos ha sido curioso, ya que no ha sido hasta hace pocas semanas cuando se ha sabido quién sería el candidato de la formación. Se trata de Curro Martínez, un joven empresario hasta ahora sin demasiada vinculación con el mundo de la política, más allá de su paso por las Nuevas Generaciones del PP hace años.

Martínez acaba de llegar, pero ha fichado para su causa a personas muy conocidas, como el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de El Puerto. No obstante, también las aguas andan revueltas en la formación naranja, por la disconformidad de algunos de los integrantes de la lista ante el puesto que se les ha asignado en la candidatura.

La situación económica del Ayuntamiento también pasará factura al nuevo gobierno

Vox, por su parte, se ha hecho fuerte en la Costa Oeste de la ciudad y cuenta con obtener representación municipal, a pesar de que su candidato, Juan Carlos Sanz, no es apenas conocido en El Puerto, no así su número dos, la ex-edil popular Leocadia Benavente.

El octavo en la liza es Antonio Jesús Ruiz, ex-líder andalucista y actual cabeza visible de Andalucía Por Sí en El Puerto, que vuelve tras cuatro años de ausencia a la política municipal.

Así las cosas, hacer una quiniela en El Puerto puede ser arriesgado, aunque se llevará el gato al agua quien sea capaz de conformar un gobierno fuerte y estable, que permita marcar un rumbo concreto y ejecutar las propuestas sin temor a presiones y a interferencias constantes. El Puerto lo necesita.

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