Fútbol | La selección en Cádiz

Jesús Casas recibe la llamada del fútbol siendo muy niño

  • Fue reclutado por Manolo Ros para el Cádiz CF estando en edad benjamín.

  • Un prometedor lateral zurdo que siempre tuvo madera de entrenador.

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. / MIGUEL GUILLEN

El fútbol y Jesús Casas no se cruzaron en sus vidas por casualidad. Apenas levantaba medio metro del suelo cuando el balón centraba las miradas y el deseo. Un zurdo, codiciando antes, ahora y siempre en el planeta fútbol, que se lo tomaba en serio y que desde el principio fue de frente hacia un trabajo que tiene mucho de pasión.

Era muy niño cuando su fútbol en el desaparecido Grupo Empresa Casas llamó la atención de la cantera del Cádiz. Un jugador con mucha calidad, buena pegada nada menos que con la zurda y que avanzaba de verdad en el sueño de ser futbolista. Manolo Ros, uno de esos modestos 'cazatalentos' de los que casi nadie se acuerda, vio en Jesús materia prima suficiente para que se enfundara la zamarra amarilla en categoría alevín. Ahí empezó un idilio con el sentimiento llamado Cádiz CF que le ha marcado mucho en su vida.

El futuro de un canterano depende de muchos aspectos, pero la suerte es clave para estar el día y en el momento justo de la mano de la persona que más cree en ti. Es la única forma de asomarse a la puerta final; Casas siempre la tuvo cerca pero cuando su carrera de corto tomó otros derroteros por clubes históricos de la provincia se empezó a fraguar el actual entrenador.

Cuando en 2003 abandonó el vestuario de los futbolistas, abrió la puerta para integrarse en el de los técnicos, pues con 29 años tenía ya en su poder el título de entrenador que le autorizaba a entrenar hasta Tercera División. Ahí empezó el estrecho y empinado camino hacia la autopista de cuatro carriles por la que 'circula' en los últimos años.

Para el recuerdo queda el trabajo con equipos de la cantera cadista, acumulando un buen número de ascensos, y la experiencia en otros conjuntos de la provincia como el Conil o el Rota. Además, hizo historia al frente del desaparecido Deportes Romero, con cuyo equipo senior ascendió a la Primera Andaluza que entonces marcaba el límite con la categoría nacional. Y esa suerte que tanto se precisa en el mundo fútbol le dio la espalda cuando se vio en mitad del conflicto que acabó con el adiós del club capitalino. Todo ello con una pretemporada iniciada que el propio Jesús Casas, junto a Rafael González Chico -director deportivo-, había configurado de manera profesional porque todos sabían entonces que la idea era preparar el camino para llevar al equipo romerista a Tercera.

Aquello marcó un antes y un después en Jesús, que centró mucho de su tiempo en su hija, otra pasión que no entiende de estrategia pero a la que le pone todo su corazón. El proyecto de crecer como entrenador frenó para ayudar al crecimiento de su pequeña, otro logro mayúsculo.

Hasta que un día el ex cadista Arreitu le propone trabajar como informador del Eibar, de cara a hacer informes de los equipos del grupo IV de Segunda B. Ese mismo curso repite esa labor pero para el segundo equipo del Barcelona, que trataba de salir del pozo de la categoría de bronce. Aquel filial azulgrana estaba entrenado por Luis Enrique, quien se percata de la profesionalidad y la profundidad de conocimientos de Jesús Casas. El asturiano tomó buena nota hasta que dio el salto el primer equipo 'culé'. Fue entonces cuando tiró del ex cadista para que se uniera a su cuadro técnico. Luego Juan Carlos Cordero apostó por él como director de la cantera del Cádiz, dentro de la dirección deportiva.

En pleno ciclo dorado, se abrieron las puertas de la Premier League, en la que trabajó como ayudante de Javi Gracia en el Watford. La elección de Luis Enrique al frente de la selección nacional absoluta le situó en una tesitura compleja en la que pesó más que nada la familia, especialmente su hija, para dejar Inglaterra. El combinado español era un reto bestial y una oportunidad de compaginar sus dos pasiones más grandes, el fútbol y su hija.

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