Por supuesto que hay una cultura de la muerte en ciertas legislaciones que nos venden como avanzadas y sociales.

La cabalgata del poder necesita más y más caramelos, pero los ayuntamientos han ganado tras entonar el "¡No pasarán!".

Parece que triunfar hoy consiste más que nunca en ser gris, no tomar decisiones duras y ser buenista y previsible.

No sólo no consigue aumentar las consejerías, sino que cede al PP competencias como la gestión de los fondos europeos.

Los vendedores ambulantes llevan la cerveza más gélida, la que te ayuda a olvidar a los políticos papanatas.

Beben en el velador o en el chiringuito mientras los retoños se apretujan en juegos, pero exigen al colegio lo nunca visto.

Los papás no han podido con los hijos y es el Gobierno el que suple la falta de autoridad e impone la ley seca.

Hace tiempo que las capitales son playas marcadas por los indios, los jugadores de básket y las pelambreras al aire.

Quizás muchos monárquicos caen en la trampa de creer que la Monarquía tiene un problema y no sólo el Rey emérito.