Copa del Rey | Cádiz - Espanyol

Los amarillos golpean primero (2-1)

  • El Cádiz desactiva al quinto clasificado de Primera y se coloca por delante en la eliminatoria con una justa victoria

Azamoum besa el escudo para celebrar el 2-1 ante el Espanyol.

Azamoum besa el escudo para celebrar el 2-1 ante el Espanyol. / Julio González

El Cádiz no sólo plantó cara al quinto clasificado de Primera División, el Espanyol, sino que se colocó con ventaja en la eliminatoria gracias a una victoria por 2-1 en un entretenido encuentro en el que el plan B salió redondo. El conjunto amarillo fue capaz de contener con orden el caudal ofensivo del adversario y regaló un triunfo merecido que le mantiene con vida de cara al choque de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Todo está en el aire aunque la renta es mínima y el favorito sigue siendo el equipo de categoría superior. Vea aquí las mejores imágenes del encuentro

La segunda unidad desplegada por Álvaro Cervera no pudo empezar mejor. A los 30 segundos ya mandaban los locales en el marcador gracias al madrugador gol de Lekic fruto de la presión arriba y de una mala entrega de los visitantes en su propia área. El grave error lo aprovechó a la perfección el serbio, que firmó su primer diana como cadista. No falló solo delante de Roberto cuando todavía quedaba gente que no había accedido al estadio.

Los amarillos salieron como motos ante un rival que se lo tomó con tanta calma que a punto estuvo de llegar el segundo tanto cuando un centro de Agra en el minuto 2 se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. El portugués asumió el liderazgo en ataque con numerosas internadas y centros, fiel reflejo del dominio de los inquilinos del Carranza, que en apenas diez minutos habían lanzado tres saques de esquina.

Agra y Lekic celebran el tanto del delantero serbio. Agra y Lekic celebran el tanto del delantero serbio.

Agra y Lekic celebran el tanto del delantero serbio. / Julio González

Los de casa impusieron un ritmo altísimo difícil de sostener con el que tutearon a un adversario de una división superior que, sin hacer nada del otro jueves, sí soltó algunos chispazos de calidad convertidos en señales de aviso.

Los de Cervera levantaron un poco el pie del acelerador para no fundirse y el Espanyol se hizo poco a poco con el mando del balón. Comenzó a circularlo con rapidez y obligó a los anfitriones a guarecerse en torno a su área. El acoso periquito fue en aumento pero el Cádiz respondió a la contra. En el 24, un servicio de Agra no lo alcanzó Lekic por milímetros para empujar a puerta vacía.

De posible 0-2 se pasó a casi el 1-1 en un par de ocasiones. En el 26, David Gil tiró de reflejos para repeler un remate a bocajarro de Leo Baptistao y en el 29 Piatti falló en la definición en una posición inmejorable.

Hasta que a la tercera fue la vencida. En el 35, Puado recibió un pase en profundidad, entró en el área con el esférico controlado, regateó a Marcos Mauro con una facilidad pasmosa y superó a David Gil en su salida con una picadita preñada de calidad. Un golazo que premió el crecimiento de un Espanyol que empezaba a inclinar la balanza a su favor.

El 1-1 causó un efecto de rebeldía en los locales, que lejos de bajar los brazos dieron un paso al frente y no tardaron en volver a poner la eliminatoria a su favor. En el 40, Lekic anduvo lento con todo a su favor dentro del área, la zaga despejo pero el cuero llegó a poder de Agra, que fabricó una asistencia perfecta que Karim Azamoum agradeció con un certero cabezazo que se coló por la escuadra. Otro golazo que condujo al Cádiz al descanso con un 2-1 que alimentó la esperanza de obtener un buen resultado. El francés estrenó su cuenta anotadora como cadista.

El homenaje de la grada a Fernando Orgambides 'Baguetina'. El homenaje de la grada a Fernando Orgambides 'Baguetina'.

El homenaje de la grada a Fernando Orgambides 'Baguetina'. / Julio González

Los amarillos pusieron toda la carne en el asador y supieron sobreponerse a los momento de agobio a base de orden y con velocidad a la contra, con Salvi en modo hiperactivo, Agra con centros deliciosos, Alberto Perea con gotas de creatividad, Lekic en constante búsqueda de la portería...

Faltaba rematar la faena en la segunda parte. El 2-1 ya era bueno y el reto inmediato era defenderlo y si era posible incrementar la renta.

Los blanquiazules salieron en la reanudación dispuestos a empatar con prontitud. Víctor Sánchez casi lo logra en el 47 con un disparo colocado desde la frontal que rozó el palo. Los de Cervera no se amilanaron y en la siguiente acción Lekic envió alto un tiro tras controlar el balón con el pecho.

El guión quedó definido con claridad. Atacaron los visitantes y los locales trataron de jugar a que no pasase nada y a sacar punta a los espacios. La situación se fue complicando con el paso del tiempo. Cuanto más cerca estaba la victoria más apretaban los catalanes. Tocó remangarse para achicar agua aunque la sensación era que el Cádiz podía golpear a la contra.

José Mari se abre de brazos mientras reclama al colegiado. José Mari se abre de brazos mientras reclama al colegiado.

José Mari se abre de brazos mientras reclama al colegiado. / Julio González

Cervera metió más madera con el ingreso de Jairo para hurgar en el agujero que dejaban lo periquitos. Lekic estuvo a un tris de aumentar la renta pero después de hacer lo más difícil y desbordar a un contrario lanzó a las manos de Roberto.

Los locales se sintieron cómodos en su papel de víctima. La obligación era para el equipo de Primera, que no terminaba de hallar un resquicio por donde colarse entre tanto orden. Cervera recompensó al canterano Sergio con los últimos 20 minutos, en plena oleada espanyolista que Pedrosa no tradujo en gol de milagro -en el 70- con un zurdazo raso que se perdió junto a un poste.

Los amarillos acabaron el partido con dos delanteros puros de corte similar, Lekic y Carrillo, aunque pertrechados en su parcela porque un triunfo ante un rival de Primera, por muy corto que fuese, era todo un tesoro. Y eso que los barceloneses desperdiciaron la oportunidad más clara para empatar cuando Puado, en el 81, disparó alto desde el corazón del área cuando lo más sencillo parecía colocar la pelota entre los palos.

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