La derrota que el Cádiz CF sufrió ante el Atlético de Madrid el domingo 28 de noviembre estaba enmarcada dentro de los parámetros de la normalidad. El conjunto amarillo, tras plantar cara durante una hora, acabó siendo goleada hasta caer 1-4.

Que un pequeño como el Cádiz CF caiga frente a un grande, actual campeón de Liga, es un hecho ajustado a la lógica. Pero no sólo ganó el cuadro rojiblanco por ser muy superior. Fue también demérito de los gaditanos, que se hundieron y no fueron capaces de mantener un marcador apretado hasta el final.

Menos de una semana después de ese revés, el Mallorca conquistó el Wanda Metropolitano el sábado 4 de diciembre. Venció 1-2 al equipo de Diego Simeone y además con remontada, lo que da aún más valor a su hazaña. Un recién ascendido tumba a domicilio al campeón y se hace con tres puntos extras con los que quizás no contaba a priori. Son puntos que son de utilidad en la contienda por la salvación.

Y es que el Atlético estaba demostrando que no es tan fiero esta temporada hasta que llegó al Nuevo Mirandilla (antes Carranza). Se atascaba ante la mayoría de los modesto a los que se había enfrentado. Menos contra el Cádiz CF.

Por ejemplo, los rojiblancos perdieron 1-0 ante el Deportivo Alavés, empataron 2-2 en el terreno del colista (el Levante), ganaron 1-2 en Getafe con un tanto en el minuto 90, se impusieron 1-0 al Elche...

Pero el Cádiz CF recibió cuatro goles. Una señal de debilidad si se compara el resultado en el antiguo Carranza con otros cosechados por el Atlético. Llegó el Mallorca y dio un golpe sobre la mesa, algo que el Cádiz CF no hace este curso.

El cuadro bermellón, tras sumar tres puntos inesperados, avanza hasta los 19 y complica más la vida al Cádiz CF, que se atasca mientras comprueba cómo sus rivales directos se las apañan para progresar en la competición.

Antes del partido en Elche, el conjunto amarillo, con 12 puntos, tiene siete menos que el Mallorca. Un rival directo que se escapa salvo que gane en el Martínez Valero.