A finales de julio de 2022 se cumplen nada menos que 40 años del fichaje de Mágico González por el Cádiz CF. Cuando llegó era uno más, simplemente Jorge González, pero no tardó en ser conocido como Mágico. Ese elogioso apelativo le acompaña desde su etapa como cadista como si su fuese nombre de verdad.

El atacante ya destacaba desde muy joven en El Salvador y su plataforma universal fue la participación con su selección en el Mundial 82 que se celebró en España. Ya había sido decisivo en la clasificación de su combinado.

El Salvador, una selección modesta, quedó eliminado a las primeras de cambio (perdió los tres partidos de su grupo, uno de ellos por 10-1), pero dejó huella un habilidoso futbolista que llamó la atención de numerosos clubes europeos, entre ellos el Cádiz CF. Los ojeadores pusieron la vista en un virtuoso del balón.

El club amarillo, que acababa de bajar a Segunda División, parecía partir con pocas posibilidades de fichar al salvadoreño entre la enorme puja abierta. Manuel Irigoyen, presidente en aquella época, y Camilo Liz, secretario técnico, pusieron todo su empeño y consiguieron el objetivo pese a la competencia.

Jorge González se decantó por el Cádiz CF tras desechar otras ofertas procedentes, entre otros clubes, del PSG y el Atlético de Madrid. La insistencia de la entidad cadista y el deseo del futbolista fueron el prólogo de una de las etapas más gloriosas y a la vez particulares en la vida del club.

El futbolista se sintió atraído por el conjunto amarillo. Nada más llegar a España, explicó el motivo de su elección: "Quiero empezar en el fútbol español por la Segunda División y dar el salto a Primera con más garantías. El Cádiz me puede servir de trampolín".

La entidad cadista pagó entonces al FAS, de donde venía el jugador, 7 millones de las antiguas pesetas por la cesión por un año que incluía una opción de compra por 13 millones (de pesetas) más en caso de que el club gaditano quisiera seguir con él.

El resto de la historia es más que conocido. Pocos podía imaginar su llegada que el Cádiz CF y Mágico González quedarían unidos para la eternidad. Está considerado como el mejor jugador que ha formado parte de del equipo amarillo. Una de las puertas del estadio lleva su nombre.

El atacante deslumbró con su maravilloso quehacer en el terreno de juego (goles, regates asombrosos...) con la que compensó la vida desordenada que llevó fuera del campo. Le gustaba la fiesta casi más que el balón.

Mágico era puro espectáculo. Se hinchó a marcar golazos. Uno de los más recordados fue el que hizo en Carranza ante el Racing de Santander con una vaselina tras regatear a varios contrarios. Con su portentoso juego contribuyó a poner el nombre del Cádiz CF en el mapa mundial del fútbol. Con el tiempo, ya retirado, ingresó en el Salón de la Fama de la FIFA que reconoce a los mejores futbolistas del planeta.

Si jugó tantos años en el Cádiz CF (ocho temporadas divididas en dos etapas) fue porque se tomó el fútbol más como una diversión que como una profesión, algo que él mismo reconocía. Tenía condiciones de sobra para haber triunfado en un grande, pero no estuvo por la labor.

Mágico desperdició una oportunidad de oro cuando hizo una gira de verano con el Barcelona en el que militaba Diego Armando Maradona, quien un día llegó a decir que el propio Mágico era mejor que él. Cuenta la leyenda que en el hotel donde estaba hospedado el cuadro azulgrana sonó la alarma anti incendios, toda la expedición salió rápidamente menos Mágico, al que encontraron dormido acompañado en su habitación.

El salvadoreño dejó una profunda huella en el Cádiz CF. Es el extranjero con más partidos en la historia del club (219) y el segundo máximo goleador (74) por detrás de Paco Baena. El centroamericano es el que más tantos ha marcado con los amarillos en Primera División: 41.

A sus 64 años, Mágico González vive en San Salvador, la capital de su país. Ha regresado a Cádiz de vista en alguna ocasión. Siempre está pendiente del equipo amarillo, contento de la nueva etapa que está viviendo en la máxima categoría.