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Ayuntamiento de Cádiz

El último charco de Adrián Martínez de Pinillos

  • Lo ocurrido esta semana con los banquillos del Manuel de Irigoyen ha supuesto la última polémica con el concejal de Podemos como protagonista

Adrián Martínez de Pinillos.

Adrián Martínez de Pinillos. / lourdes de vicente

La imagen de unos niños protegiéndose de la lluvia envueltos en plásticos en los banquillos del Manuel de Irigoyen ha sido el último charco en el que se ha visto implicado el concejal Adrián Martínez de Pinillos. Pero este incidente no es más que una gota más en el curriculum que cosecha este edil prácticamente desde que tomó posesión en junio de 2015, siendo posiblemente el que peor resultado le haya dado a Podemos en estos más de tres años.

Martínez de Pinillos es el concejal que al poco de llegar anunció que las barbacoas del Trofeo Carranza no tendrían límites para recuperar así “el sentido original y la espontaneidad” de este acontecimiento; días después, el Ayuntamiento rectificó –ante las críticas de no pocos colectivos, incluidos sus socios de gobierno– y anunció una limitación de la playa que luego ha derivado en la eliminación total de las barbacoas.

Este incidente fue el primero de los que ha ocasionado un joven concejal –tomó posesión con 26 años– que se presentaba como quinto de la lista de Podemos y en quien se confió otorgándole las áreas de Participación Ciudadana y de Fiestas, nada menos. Poco más de un año duró Adrián al frente de estas delegaciones, en una permuta que ascendió a María Romay y dejó a Martínez de Pinillos con las actuales concejalías de Juventud y Deportes.

Esa pérdida de confianza que se materializó en agosto de 2016 con su cese como concejal de Fiestas y Participación Ciudadana respondía a los no pocos capítulos polémicos que protagonizó en ese primer año de gobierno.

No en vano, fue Martínez de Pinillos el causante de ofrecer una estampa prácticamente inédita con todas las asociaciones de vecinos de la ciudad unidas en contra del equipo de gobierno, acusando una falta de atención y de interés y una pugna por el reglamento de participación ciudadana que, curiosamente, se mantiene en la actualidad (aunque, eso sí, con mucha menos intensidad que la se originó en ese último trimestre de 2015 cuando los colectivos manifestaron su contrariedad con el concejal y con el alcalde).

Martínez de Pinillos fue también el protagonista en sus meses al frente del Carnaval de Cádiz de plantear la creación de la figura de un dios de la fiesta que compartiera protagonismo con la diosa; de diseñar una polémica prueba de selección de las ninfas que finalmente serían eliminadas (ya en tiempos de María Romay); o de mantener un enfrentamiento con la Peña de Los Dedócratas a cuenta de la celebración de la Pestiñada de 2016. O de insistir durante la presentación del Corpus del término ‘cófrades’ ante la extrañeza del público que llenaba el Salón de Plenos del Ayuntamiento.

Todo eso, en apenas un año, le costó que el alcalde lo relegara al frente de Fiestas y de Participación Ciudadana, destinándolo a Juventud y Deportes.

Lo cierto es que en este tiempo su papel ha sido mucho más secundario, lo que hacía presagiar cierta tranquilidad en su gestión, ya que a la ausencia de comparecencias públicas se ha unido –hay que señalarlo también– la ausencia de críticas por parte de la oposición. Pero Adrián Martínez de Pinillos ha vuelto a salir a la palestra el pasado fin de semana cuando se hizo pública la imagen de unos niños futbolistas protegidos de la lluvia por unos plásticos en el interior de un banquillo del complejo Manuel de Irigoyen.

Asumía el otro día el propio Martínez de Pinillos que desde agosto llevaban esos banquillos rotos, y que hasta dentro de una o dos semanas no se esperaba la llegada de los nuevos. La situación es tan ridícula que el Cádiz Club de Fútbol ha cedido unos banquillos que tenía y que ya han sido colocado en esas instalaciones.

Fruto de esa imagen, ha vuelto a ponerse de manifiesto la desastrosa situación que atraviesan las instalaciones municipales de la ciudad, algunas cerradas desde hace más de tres años (como ocurre con las pistas de paddle de Telegrafía) y otras con problemas y desperfectos que se suceden en el tiempo sin que se le dé solución por parte del equipo de gobierno.

Tal es la situación, que el propio alcalde no buscó excusas ni sacó a pasear el capote que tanto usan los políticos para quitar hierro a la cuestión o para justificar a uno de los suyos tras la fotografía de los niños bajo la lluvia. “La imagen que pudimos ver fue vergonzosa. No eludo ninguna responsabilidad”, manifestó José María González, sumando de manera indirecta otra corrección, e incluso cierta falta de apoyo, al que es ya el concejal más prolífico en charcos.

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