Este miércoles el tren de Alta Velocidad, AVE, llegará a Granada. Ha tardado cerca de veinte años, desde que en 2001 se licitó el primer estudio para ejecutar este proyecto. Unos años antes, a principios de la década de los noventa, ya se hablaba de la llegada del AVE a Cádiz. Y aquí estamos, esperando. Mientras, la Alta Velocidad empezó por Sevilla, siguió por Córdoba y Málaga, continúa ahora por Granada y, hace apenas unos meses, el Ministerio de Fomento anunciaba también una fuerte inversión para su llegada a Huelva.

Metidos de lleno en el furgón de cola, el transporte ferroviario en Cádiz no para de acumular problemas en su desarrollo e incidencias en su funcionamiento, a pesar de que tras Sevilla y Málaga es el núcleo ferroviario más rentable de todo el sur del país, uno de los que más crece en pasajeros triplicando incluso, en la ruta con Madrid, a quienes utilizan el avión.

Los problemas de la línea entre Cádiz y Sevilla, que hoy impiden contar con un trazado específico para el AVE, son ya conocidos: el Largo Recorrido comparte vías con la Media Distancia, los Cercanías y los trenes de mercancías, a la vez que en algún momento habrá que dejar hueco al tranvía metropolitano.

A la vez, los trenes de Cádiz deben soportar, junto a la densidad en la Bahía, todo el tráfico que hay en el núcleo de Sevilla, que trastoca los tiempos de paso.

Y, por último, el retraso en la puesta en uso de el nuevo sistema de seguridad y señalización, ERTMS, que en su momento permitirá incrementar algo la velocidad. Eso sí, nunca llegará a los ritmos de paso que ya tienen Sevilla, Córdoba, Málaga, en unos días Granada y tal vez a medio plazo Huelva.

Por si fuera poco, en los últimos meses han sido numerosas las incidencias en la circulación de los trenes, acumulándose retrasos de horas en muchos trayectos