Son muchos los amantes de los cruceros que siguen adelante con sus planes a pesar de las muchas incertidumbres que ha sembrado el Covid y continúan haciendo y manteniendo sus reservas para viajar en este tipo de buques a lo largo de los próximos meses.

Los protocolos a bordo han cambiado por completo y no hay turista que se suba a un crucero que no tenga prueba fehaciente de haberse sometido a una PCR en las últimas horas o incluso cruceros que obligan a los viajeros a hacerse una de estas pruebas nada más pisar el barco.

Se la juegan y las pérdidas de las navieras de cruceros se cuentan por miles de millones de euros y dólares.

Muchas navieras han optado por dejar sus buques casi vacíos de tripulación y por fondearlos en distintos lugares del mundo como pueden ser las costas de Reino Unido. Otros muchos han aprovechado para quitarse de en medio muchos de sus buques que ya necesitaban una amplia renovación y que, hasta ahora, dado su alto nivel de actividad y ocupación nunca encontraban el momento para mandar al desguace a aquellos cruceros que ya no cumplían con los estándares de modernidad que lucen los grandes buques que surcan los mares del mundo.

El negocio se ha congelado y navieras como Pullmantur siguen intentando quemar sus últimos cartuchos para no desaparecer pero ya poco tienen que hacer.

Cádiz, un puerto que debería haber recibido en 2020 el atraque de 320 cruceros, no ha perdido la esperanza de recuperar los tráficos en cuestión de meses.

La decisión, por supuesto, no depende de la Autoridad Portuaria sino que la congelación de este tipo de tráficos obedecen a restricciones e indicaciones dictadas desde el Gobierno de la Nación, como respuesta a la pandemia.

No fue una decisión caprichosa. Si el Gobierno y posteriormente las comunidades autónomas restringían al máximo los horarios de la hostelería y el número de comensales que podían sentarse alrededor de una mesa era lógico que no se permitiera la convivencia de cuatro o cinco mil personas en el interior de un buque en el que resulta muy complicado guardar las distancias y mantener unas condiciones que garanticen la seguridad de los pasajeros que se encuentran a bordo.

El gigantesco MSC Seaside tiene anunciada su visita a Cádiz para el día 13 de abril

Ya son muchas las navieras que, por ejemplo en Italia, empezaron a hacer pruebas. Un caso, MSC, que empezó a atreverse a navegar sin salirse de sus propias costas peninsulares, evitando así contactos transfronterizos con otros países, y mucho menos aceptar cualquier tipo de contacto con pasajeros norteamericanos o de ciertos países de la América latina que cuentan en su haber con demasiados miles de contagiados y fallecidos por el coronavirus.

En Cádiz nadie se atreve a hacer planes. “No hay cambios”, nos dicen desde la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) cuando les preguntamos por el levantamiento de la suspensión de los atraques en los muelles gaditanos.

Pero, a pesar de ello, las navieras siguen contando con Cádiz, y a finales de diciembre del año pasado, según datos facilitados por la APBC, el puerto despedía la temporada con 272 reservas de atraques para 2021.

“Es hablar por hablar”, comentan desde la APBC. Pero lo que sí es cierto es que las navieras están ya vendiendo billetes para esos viajes que, se suponen, atracarán en Cádiz a lo largo de este 2021.

El 5 de abril, de reestreno

Sin ir más lejos, la primera escala en Cádiz, si el Covid lo permite, podría tener lugar el día 5 de abril. A las ocho de la mañana llegará al puerto gaditano el AidaStella. Esta naviera de origen alemana lleva ya meses vendiendo los pasajes para este trayecto de doce días que se inicia en Palma de Mallorca el 3 de abril, para pasarse luego por Cádiz tras tres días de navegación. Desde Cádiz pondrá rumbo a las cinco de la tarde hacia Lisboa, para seguir por Funchal, Málaga, Cartagena, Valencia, Barcelona y terminar la ruta en Palma de Mallorca el 15 de abril.

Y ya, puestos a arrancar, si el Gobierno así lo permite, según vayan evolucionando los contagios y la vacunación contra el Covid, al día siguiente, el 6 de abril, será otro Aida, en esta ocasión el AidaPerla, el segundo crucero que tocará Cádiz después de un año desde la suspensión a mediados de marzo de los atraques de este tipo de buques turísticos.

El Aida lleva “anclado” en las Islas Canarias desde el mes de enero y a día de ayer se encontraba en Santa Cruz de Tenerife desde hacía cuatro días, inmóvil hasta no retomar su actividad.

El siguiente crucero que tocaría Cádiz será el MSC Seaside, que con sus 323 metros de eslora es el barco más grandes jamás construido en el astillero italiano de Fincantieri, que no es poco dada la actividad de construcción que tiene esta factoría naval, y en Italia en general, y uno de los buques más modernos del mundo.

Las navieras destacan la cercanía del puerto de Cádiz con su casco histórico.

El MSC Seaside utilizará ese viaje con escala en Cádiz para reposicionarse en Europa después de su temporada en el Caribe, que, por supuesto, se ha visto también seriamente dañada por culpa del coronavirus. Esta ruta se iniciará en Port Cañaveral el 28 del marzo y tocará San Juan de Puerto Rico, Philipsburg, San Juan, en Antigua y, desde ahí, dar el salto hasta las Azores sin tocar tierra durante seis jornadas. Y desde allí, el MSC Seaside tocará Lisboa, Cádiz (13 de abril), donde permanecerá durante diez horas, para terminar su ruta de posicionamiento en Barcelona a mediados de abril.

Y, a partir de ahí, Cádiz, siempre que el Covid lo permita, irá retomando la normalidad de manera pausada con una nueva visita del AidaStella el día de 18 de abril, otra del AidaVita el 23 de abril, y, según las fuentes consultadas, no sería hasta el 28 de abril cuando se dieran cita en Cádiz dos cruceros de manera simultánea. De nuevo la protagonista será la naviera Aida, una de las más lanzadas de todas, con la visita del AidaPrima y del AidaStella.

Todo podría ser fruto de nuestra imaginación, según diría el famoso mago Anthony Blake, si no remiten los contagios y la nueva normalidad se convierte, de una vez por todas, en esa normalidad que llevó a Cádiz a estar entre los primeros de España en número de escalas de cruceros.