"La imagen actual de la valla del muelle tendrá que cambiar, tarde o temprano"

-¿Qué puerto le deja en herencia Rafael Barra?

-Un puerto saneado económicamente. Con la espada de Damocles de la financiación europea del muelle de contenedores, pero saneado. Rafael me ha dejado un puerto en transición ya que se están ejecutando obras que se traducirán en una transformación histórica del puerto durante los próximos cuatro o cinco años. Recibo en herencia un muelle pendiente de vivir un paso más en todo eso de la integración puerto-ciudad. Me he encontrado con un puerto con grandes competidores a su alrededor como son Algeciras o Huelva, con polos químicos que le dan vida. Ya desde dentro veo un puerto con muy poco margen para bonificar nuevos tráficos.

-Pero eso es culpa de la nueva Ley de Puertos.

-Es como la pescadilla que se muerde la cola. Como tenemos un menor margen de negocio, la ley nos otorga menos margen para las bonificaciones y, por lo tanto, menos posibilidad de competir en igualdad de condiciones. Eso sí, nuestra ubicación geográfica es algo inmejorable, a caballo entre el Atlántico y el Mediterráneo, entre Europa y África. Es una de nuestras fortalezas.

-¿No incluye a Sevilla entre los puertos que le hacen competencia al de Cádiz?

-A Sevilla el río se lo pone muy difícil.

-Como ex consejero de Medio Ambiente es usted voz más que autorizada para evaluar si algún día será posible ese ansiado dragado del Guadalquivir.

-Haría dos reflexiones. Coexisten una resistencia muy potente de dos grupos de presión como son los arroceros, que temen las consecuencias de ese dragado, y los grupos ecologistas y conservacionistas. No olvidemos que defienden que esta operación afectaría a Doñana y Doñana son palabras mayores vaya uno donde vaya, incluyendo Bruselas. Son dos grupos muy potentes y muy a tener en cuenta. También hay que escuchar los argumentos de la autoridad portuaria de Sevilla, pero la verdad es que mi opinión es que se trata de un proyecto que tiene y tendrá muchas dificultades para hacerse realidad.

-Y como se le ve cómodo hablando de medio ambiente, ¿cree que el proyecto de la nueva terminal de contenedores tiene todas las garantías medioambientales necesarias como para acallar a todas las voces discordantes?

-Achacan problemas con la incidencia en las corrientes y mareas. En principio, la ubicación para este proyecto es, sin duda, la mejor. La otra alternativa era llevarse los contenedores para La Cabezuela. ¿ Dónde? Es grande, pero, ¿qué hacemos?, ¿quitamos de allí Dragados? Si no eliminamos Dragados, tendríamos que rellenar más, porque sería un error destruir parte de los negocios creados alrededor de los graneles, con todo lo que aportan a las arcas del puerto y con todo el empleo que genera. No olvidemos que si se amplía La Cabezuela podríamos estar creando un tapón en la desembocadura del Río San Pedro. La ubicación elegida no sólo no resulta negativa sino que considero que facilita el tránsito del agua. No es hora de ponerle trabas a este proyecto sino que es hora de remar todos en una misma dirección.

-¿Qué tal es ahora su relación con los ecologistas?

-Han sido siempre buenas, todo lo buenas que pueden ser perteneciendo al "bando" de la administración. Soy de los que piensan que el ecologismo, si no existiera, habría que inventarlo. Cumplen su papel. Otra cosa es que tenga siempre la razón. Tengo el privilegio de haber sido diez años presidente de la Junta Rectora del Parque de Grazalema, he estado dos años de viceconsejero y cuatro de consejero, y luego en el parlamento también me he ocupado de este tema. Tengo conocimientos de todas estas cuestiones y muchas y buenas relaciones con históricos ecologistas. No quita que ellos tengan sus posiciones y yo las mías.

-¿Se mostrará continuista con la filosofía de Barra sobre la especialización por dársenas?

-Totalmente. Lo que tengo que hacer ahora es canalizar todo ese proceso de especialización con diálogo y acuerdos. Las grandes líneas de esa especialización están ya trazadas. Hay mucho por hacer. Soy consciente y eso me ilusiona.

-¿Ahora tendrá que poner algunas primeras piedras de muchos proyectos trazados por Barra?

-Va a ser un proceso lento. La primera ficha del dominó se moverá dentro de dos años, con la terminal de contenedores, y luego irán todas las demás. Es verdad que pueden ir solapadas. No vamos a esperar a que se vayan los contenedores para planificar qué es lo que hacemos aquí. Tenemos que tener la planificación hecha y los acuerdos alcanzados para que cuando el contenedor se vaya demos el siguiente paso.

-¿Se refiere a abordar ya mismo, por ejemplo, con Teófila Martínez el futuro del suelo de oportunidad del puerto?

-Claro que sí. Lo que quiero es acordar ya mismo calendarios y procedimientos, y que nos demos un tiempo sin asustarnos de las opiniones.

-¿Qué tal es su relación con la alcaldesa de Cádiz?

-Es buena y procuraré que sea aún mejor. Mi voluntad no es pelearme con ella. No creo que deba ser el alter ego de Teófila Martínez.

-Inevitablemente saltarán chispas, por ejemplo, cuando se aborde el abandono del edificio Ciudad del Mar de Puerto América.

-Allí apostaría por la llegada de una iniciativa privada potente que pusiera eso en pie.

-¿Tiene alguna idea de uso para ese polémico edificio?

-No establecería límites, excepto el imperativo legal, y punto. No quiero ser prisionero de idas preconcebidas. Lo que quiero es llegar a un acuerdo. Estaré abierto a todas las posibilidades.

-¿Diálogo, entendimiento...?

-Diálogo, entendimiento, acuerdo... Es la mejor fórmula. Al final todo el mundo tiene derecho a participar. Quiero que se vea como un área de oportunidad, como una solución para la ciudad. Como algo que aporte a la ciudad. En ese acuerdo hay que contar con que todos tendremos que renunciar a algo porque un edificio no da para tanto.

-¿Se ha planteado tirar para Bruselas y plantarse ante Almunia para aclarar el tema de la cofinanciación del nuevo muelle de contenedores?

-Lo he pensado, pero como la ministra dijo que iba a ir ella, me parece correcto quedar a la espera de los resultados de ese posible encuentro. Tendremos que seguir insistiendo. La iniciativa le corresponde al Gobierno. De todas formas, por los conductos con los que me manejo... estoy ya en ello.

-¿Ya está moviendo hilos?

-Sí, pero no es el momento de hablar todavía de esto. Están los eurodiputados, tenemos buena relación con Almunia... pero no quiero ir por delante.

-¿Barra le trasladó confianza? ¿Confía en que no haya que devolver dinero?

-Barra está muy preocupado con todo esto porque hay ciertos retrasos en la circulación de los expedientes. La burocracia pueden impedir que nuestras razones lleguen a Bruselas con la celeridad y con la suficiente diligencia y fortaleza que debiera.

-No es lógico tener que seguir demostrando su viabilidad...

-El proyecto ha demostrado tener ya toda su lógica y está más que justificado... Además, no tiene mucho sentido que te concedan un dinero, que empieces el proyecto, que ya hayas hecho varias certificaciones y que, de repente, cambien de criterio... Habrá que exigir también algún tipo de responsabilidad por todo esto, supongo.

-¿Se podría decir que el muelle gestionado por Blanco dejará de tener valla, tarde o temprano?

-Sin valla pero siempre con todas las garantías de seguridad para los cruceristas y para el tráfico portuario. No le pongamos fecha pero esa imagen tiene que cambiar.

-Le va a tocar vivir el nacimiento de la nueva Plaza de Sevilla

-Este tema parece enquistado. Lo veo aún todo muy confuso porque observo que de los compromisos que se habían asumido por parte de todos los actores que intervienen, casi nada se ha cumplido aún. El proyecto era un proyecto muy interesante pero necesita dinero y compromiso. Me temo que de lo primero, hay poco, y de lo segundo, con el tiempo se verá.