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Cádiz

La hoja de ruta acabó en papel mojado

LA hoja de ruta de la renovación del Partido Popular en Cádiz se hizo añicos tras toparse con una crisis económica eterna, que tocó de lleno a toda la sociedad gaditana como al resto del país, obligando a que la atención política se centrase casi de forma exclusiva en intentar tapar los agujeros que se iban abriendo en la misma.

El PP de Cádiz, que es lo mismo que decir el PP del Ayuntamiento pues la agrupación local conservadora funciona casi como un ente independiente respecto al PP provincial, regional y nacional gracias a la relevancia de la figura de Teófila Martínez, había diseñado un plan de actuación de cara a la necesaria renovación de la lista electoral municipal. Un plan para cambiar a la cabeza de cartel de los últimos veinte años. Una operación, en todo caso, nada sencilla de ejecutar pues suponía buscar un recambio a la propia Teófila Martínez, según confirmar a este diario fuentes de esta formación.

Propios y extraños asumen que hoy el PP de Cádiz es Teófila Martínez. Un destacado militante de esta formación reconocía hace unos días, tras los nefastos resultados de los comicios locales del pasado 24 de mayo, que si Martínez no hubiera sido cabeza de lista ese domingo "hubiéramos perdido las elecciones". Aún en tiempos de crisis, con la ola en contra de los intereses del partido conservador, la figura de Martínez sigue siendo determinante para mantener al fiel al electorado popular. Otros, sin embargo, consideran que la marcha de la alcaldesa se ha dilatado en el tiempo y que debería de haber dejado la Alcaldía hace años, con el PP en alza.

De esta forma, el proceso de sustitución de una persona que llegó a ser la alcaldesa más votada en las capitales de todo el país y que acumuló cinco mayorías absoluta en una ciudad ideológicamente de izquierdas, se suponía que no iba a ser nada sencillo.

Para evitar un colapso del partido y del propio grupo municipal y para trasladar a la opinión pública que todo lo que se hacía se ejecutaba dentro de un proceso de normalidad, era la propia Teófila Martínez, acompañada por el núcleo duro del PP gaditano, la que estaba al frente de todo este plan de renovación. El objetivo era seguir ganando las elecciones pero ya con otro rostro como candidato a la Alcaldía.

La intención era dedicar el mandato de la actual Corporación (2011-2015) a sacar adelante esta operación. De esta forma, en los comicios de 2015, aún cuando al frente pudiese estar la misma Martínez, se vislumbraría el cambio con una lista electoral renovada en un buen porcentaje.

En esta operación se asumía que durante la primera parte del mandato cualquier tipo de actuación iba a estar limitada por la preparación y celebración de los actos de conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812. Durante los dos primeros años, 2011 y 2012, el equipo de gobierno estuvo en situación de auténtico zafarrancho de combate: centrados en culminar la programación festiva, en atender a los jefes de Estado y otras autoridades que visitaban la ciudad, en cuidar que todos los eventos culturales se desarrollasen sin problemas. No olvidemos que el Ayuntamiento de Cádiz se quedó solo a la hora de poner en marcha esta conmemoración nacional. Aunque el pasado jueves la propia Teófila Martínez salvaba de la quema al gobierno central, durante una charla celebrada en unas jornadas judiciales en el Palacio de Congresos, lo cierto es que la ausencia del Estado en la organización del Bicentenario fue tan evidente como la de la Junta de Andalucía.

Este evento transformó a Cádiz en una burbuja ante los efectos nocivos de la crisis económica que arrasaba a todo el país, con especial virulencia a lo largo de 2012. Por eso, cuando los fastos concluyeron, la burbuja explotó y la recesión se metió de lleno en la sociedad gaditana: más paro, más problemas con la vivienda, más problemas para poder poner un plato de comida en la mesa de cientos de familia. Una crisis insospechada.

"Pretendíamos dedicar un tiempo a preparar esta renovación y nos vimos metidos de lleno en la urgente obligación de atender a los ciudadanos", afectados por la crisis, reconoce una fuente del PP. Entonces se decidió dejar a un lado esta operación y centrarse en un día a día muy complicado para cientos de familias gaditanas.

Así llegamos a la preparación de las elecciones del 24 de mayo y al cierre de la candidatura, encabezada por última vez, se supone, por Teófila Martínez. Que la renovación no llegó es evidente: entre los diez primeros de la lista sólo había una cara nueva, Fátima Rodríguez. La figura que todos, incluso muchos en el partido, sitúan como el recambio generacional de Teófila, Bruno García, se situaba en un sexto lugar que, aunque mejoraba posiciones pasadas, estaba visualmente alejado del triunvirato de cabeza.

La amarga victoria del pasado 24 de mayo, ganando las elecciones pero sin mayoría absoluta y con problemas para cerrar un gobierno de coalición con Ciudadanos, como los estrategas de la formación habían previsto como mal menor, tocó también de lleno el desarrollo del plan b de la renovación, que no era otro que planificarlo durante el mandato 2015-2019, confiando en que serían ya los años de la recuperación económica y social.

Con tantas piedras en el camino, la renovación que se iba a sacar adelante con tranquilidad se ha tenido que apresurar al final, algo que no gusta en un partido como el Partido Popular y en un Ayuntamiento que en su gestión ha sido poco dado a actuar con prisas.

Las conversaciones que el PP está manteniendo con otras fuerzas políticas, especialmente con el PSOE, para buscar su continuidad en el gobierno local, están siendo dirigidas, además de por la propia Teófila Martínez, por Ignacio Romaní y... por Bruno García. Veteranía por una parte y renovación generacional por otra. El joven político toma fuerza en todas las quinielas, sobre las que no se habla públicamente en San Juan de Dios, como la persona que llevará las riendas del PP en Cádiz cuando Teófila Martínez decida su marcha. Será entonces el momento de la jubilación de determinados rostros e incluso de formas, más abierta al diálogo. Es curioso ver como en estos días de casi mudanza han desaparecido de la escena pública, e incluso de sus propias delegaciones, concejales y concejalas que aún tienen mando en plazo pero que parece no les está sentando nada bien que tengan un 50% de posibilidades de que a partir del próximo 13 de junio estén sentados en los escaños de la oposición.

Pero, hasta que esto ocurra, una cosa está clara en el PP gaditano: quien está al frente del grupo municipal popular es Teófila Martínez. Aquí no hay fisuras. Ni una duda. Sonríen todos cuando se menciona una cambio de papel y que Martínez no vaya a ser su candidata el próximo sábado.

"Teófila va a seguir adelante. No se va a perder la dignidad ni el respeto", se afirma desde el PP gaditano. Ella misma lo ha dejado claro en los últimos días cada vez que se le ha preguntado. Además, quienes la conocen saben que su sentido de la responsabilidad le pondría muy difícil que abandonase el barco antes de tiempo. Ella tiene claro que se debe a todos los miles de gaditanos que le han vuelto a votar, y también a quienes han trabajado codo con codo con ella en estos años. Tiene la conciencia tranquila por lo que le resulta incomprensible, al igual que lo es para el resto de sus compañeros, que se pueda obligar al PP a cambiar el candidato a la Alcaldía para obtener el apoyo hipotético del PSOE. Otra cosa es lo que pueda pasar dentro de unos meses si es finalmente Podemos quien ocupe el gobierno de la ciudad. "A Teófila no la presiona nadie", se incide en un PP que deja claro "la autonomía que tenemos respecto a la dirección regional o nacional". De nuevo gracias a la figura de Martínez.

Pasado el 13 de junio, siga o no el Partido Popular en el gobierno de la ciudad, se iniciará el ralentizado proceso de renovación. De personas y de actitudes, comenzando a la vez un trabajo constante por recuperar la calle, que se perdió en los últimos años. Si se gobierna, asumiendo la necesidad de estar abiertos al diálogos; si se es oposición, convirtiéndose en bandera de los intereses de la ciudad, ya que tienen claro que el efecto de Podemos "acabará diluyéndose cuando empiecen a gobernar y sólo hagan política para la galería".

El acuerdo con el PSOE

La permanencia del PP en la Alcaldía sólo se logra, como ya lo sabe todo el mundo, si el PSOE les apoya, se abstiene en la votación del próximo o vota a su propio candidato, Fran González, este sábado. Más allá de cómo se muevan las negociaciones de los próximos días lo cierto es que nadie puede negar que las relaciones del PP-Ayuntamiento con el PSOE han alcanzado en los últimos años una fluidez que no se había conseguido en los primeros quinquenios de gobierno de Teófila Martínez. Con el mismo Fran González, el candidato socialista en Cádiz, y sobre todo con el gobierno andaluz.

Frente a otros líderes de la oposición socialista, González tiene una mayor capacidad de diálogo en beneficio de los intereses de la ciudad, y ha trabajado de forma directa con el delegado del gobierno de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil, a la hora de cerrar acuerdos con el Ayuntamiento. No olvidemos que hace apenas unas semanas las dos administraciones firmaron un convenio muy ambicioso en cuestiones urbanísticas, especialmente beneficioso para el desarrollo económico de la capital y que podría quedar en el aire ante un posible cambio de gobierno. Más de uno ya ha constatado que este acuerdo ya existente absorbería buena parte de lo que sería la gestión de la ciudad en los próximos cuatro años, además de cuestiones tan trascendentales como las de políticas sociales y de vivienda, en la que sin duda la Junta deberá de jugar un papel esencial en el nuevo mandato, reactivando planes ralentizados o suspendidos por los perversos efectos de la crisis ene stos años.

Frente a ello, un notable porcentaje de militantes socialistas se han mostrado contrarios a un pacto con el PSOE, pensando que de cara a su futuro como partido es más viable un apoyo a la izquierda más extrema (como muchos de ellos han calificado a Podemos en innumerables ocasiones, y más la versión gaditana de esta formación, controlada por Izquierda Anticapitalista) que un apoyo al centro derecha del PP (calificativo ideológico dicho por el propio secretario general socialista, Pedro Sánchez, el pasado viernes en RNE, donde situó al PSOE en el centro-izquierda). Tal vez en esta reflexión de la militancia acabe pesando más el rencor acumulado durante veinte años de dura oposición y los continuos fracasos acumulados para quitar del poder a Teófila utilizando las urnas.

Lo cierto es que el PSOE no lo va a tener fácil. Si apoya con su abstención al PP por una cuestión de 'ciudad', toda la artillería del resto de la izquierda gaditana caerá sobre una ejecutiva local que tras los pésimos resultados del pasado 24 de mayo está en la cuerda floja; si apoya con su voto a Podemos, pensando en realizar una oposición dura e, incluso, planteando una moción de censura a medio plazo, se encontrará con la negativa del PP a adoptar esta decisión, pues en el Partido Popular tienen claro que si al final pasan a la oposición lo harán por los cuatro años, nada de medias tintas, para ya en el 2019 intentar recuperar el gobierno de la ciudad.

Los votos de los gaditanos

Debería de preocupar a los gaditanos que una parte del debate que en estos días se ha producido entre los partidos políticos, y entre parte de la misma ciudadanía, a la hora de ver quién apoya a quién, se haya centrado en la legitimidad de los votos y de los resultados del 24 de mayo. Salvo casos muy puntuales en los que se ha hablado de programas y proyectos de futuro, lo trascendental ha sido analizar cuál era la intención del votante a la hora de apoyar a una u otra formación. De esta forma, que el PSOE deje gobernar al PP (partido que, recordemos, ha sido el más votado en Cádiz) es una infamia para muchos. Se ha llegado incluso a leer en las redes sociales que es "ilegal" este apoyo. Algo que no se duda en el caso de un gobierno de izquierdas presidido por Podemos (partido que, recordemos, quedó segundo en las elecciones).

Con todo, es interesante ver por dónde han ido los votos en las últimas elecciones.

Es indiscutible el batazo que se ha dado el PP. Entre una elección local y otra, entre 2011 y 2015, ha perdido 11.000 votos y 22 puntos, a pesar de que se ha votado más que nunca en estas municipales. Datos que, más allá que gobiernen o no, les debería de obligar a realizar una profunda reflexión asumiendo que no toda la culpa de su descalabro la tiene Rajoy. Sin embargo, entre las elecciones andaluzas y las municipales el PP ha subido 8 puntos y recuperado 6.000 votos y aquí todo el protagonismo de esta recuperación la tiene la figura de Teófila Martínez. Sin ella encabezando la candidatura sin duda habría ganado Podemos, y eso lo saben en el PP y, sobre todo, lo saben en los partidos de la izquierda y sus seguidores en las redes sociales que tan apasionadamente piden su cabeza.

El PSOE ha perdido cinco puntos y 2.000 votos entre las municipales y ha perdido también respecto a las andaluzas, lo que indica una profunda decadencia, que pesa como una losa a la hora de tomar una decisión entre el PP y Podemos.

Esta formación emergente logró en las andaluzas su mejor resultado: 18.655 votos y el 28,80%. Sin embargo, unas semanas más tarde y en unas elecciones locales tan trascendentales y con un mayor porcentaje de participación, perdió 400 votos y un punto. Evidentemente son cifras irrisorias frente a la magnitud de lo conseguido en su primera participación en unos comicios municipales. Pero es significativo que no lograse superar los datos de las autonómicas, cuando está claro que en esta ocasión el abstencionista ha sido mayoritariamente conservador pues nunca la izquierda ha tenido tan clara la necesidad de acudir a las urnas. Un 35% de abstención que en buena parte es voto de centro derecha y que se quedóen casa como castigo al PP, que perdió con ello la mayoría o la posibilidad de acercase a ella.

El mejor ejemplo de que a unos cuantos les cuesta aceptar las normas de la democracia municipal está, para desgracia de la imagen de esta ciudad, en la convocatoria a través de las redes sociales de una concentración para el 12 de junio, como forma de presionar a quienes tengan la duda de no apoyar una alternativa de gobierno de izquierdas.

La responsabilidad institucional

Sea Teófila Martínez quien salga elegida como alcaldesa el próximo sábado, sea José María González el nuevo alcalde de la capital, hay algo que deberán de tener muy claro las restantes administraciones públicas, Diputación, Junta y Gobierno Central, de cara a su atención a Cádiz en los próximos cuatro años: la responsabilidad institucional. La situación de crisis social y económica de la ciudad, con un paro desbocado incapaz de contenerse, obliga a las administraciones públicas a volcarse con la capital. Si gobierna Podemos, ni el PP en Madrid ni el PSOE en Sevilla deben utilizar los mecanismos que les permite cerrar el grifo de las inversiones como manera de presionar a la formación que lidera José María González, que sería el alcalde legítimo de todos los gaditanos. Aunque no guste, existirá entonces una clara responsabilidad institucional y las dos grandes administraciones saben que tienen en su mano la posibilidad presupuestaria para ayudar a sacar adelante la ciudad. Pretender recuperar el poder, si finalmente lo pierden, mediante la presión acabaría con la credibilidad que aún puedan tener.

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