Alberto Virués | Presidente del colegio oficial de farmacéuticos de Cádiz

“Hemos medicalizado la vida y queremos que una pastilla nos quite hasta la tristeza”

El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Cádiz, Alberto Virués, en el museo de la sede colegial.

El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Cádiz, Alberto Virués, en el museo de la sede colegial. / Miguel Gómez

–La pandemia ¿ha cambiado la percepción que del farmacéutico tiene el ciudadano?

–Lo que hemos notado es que la confianza que tenía en nosotros se ha mantenido. Que se ha reconocido ese esfuerzo por ser esa persona a la que le cuentan todos sus problemas de salud y los de su familia. El que conoce los problemas del barrio, el que está siempre al lado del paciente en temas de salud es el farmacéutico. El médico va cambiando. Y lo mismo pasa con el enfermero. El que continúa en el barrio es el farmacéutico. Eso nos ha reforzado en cuanto a confianza y la hemos mantenido durante la pandemia porque hemos sido los que hemos estado al pie del cañón cuando todo lo demás estaba cerrado. Al médico ya casi no lo vemos, desgraciadamente. Y eso es muy importante, sobre todo para el paciente crónico. Vas a tu médico porque tienes problemas de tensión y tienes que medicarte y te van a prescribir para un año. Y hasta dentro de un año. Pero a la farmacia vas a ir todos los meses a recoger tu medicación. El farmacéutico es el profesional sanitario más accesible que tiene la población. En la provincia de Cádiz, el 98% de la población tiene una farmacia a menos de 200 metros.

–La labor de Alfredo Díaz desde la farmacia de Guillén Moreno, en Cádiz, generó una gran admiración, y su muerte a causa del Covid, una enorme conmoción ¿Hay más Alfredos en la provincia?

–Imagino que sí, que hay más entre los técnicos de farmacia. En La Línea tuvimos un farmacéutico que también falleció a consecuencia del Covid. Jaime Clavijo vivía en San Roque, era muy querido y respetado, una persona muy implicada socialmente en toda la comarca.

–¿Puede ser que a veces el paciente se fíe más del farmacéutico que del médico?

–No es una cuestión de fiarse más o menos de uno u otro profesional. La Atención Primaria está desbordada, eso es reconocido por todos, y tenemos que procurar ayudarnos entre todos. Porque el sistema está ya tan sobrecargado que todos somos necesarios. Y dentro de esa necesidad, el farmacéutico también tiene que aportar su granito de arena. No es una cuestión de mayor o menor confianza. Es que si al farmacéutico lo has visto a menudo durante los últimos 25 años, al médico quizás lo has visto una vez en el último año... Pero el paciente se fía mucho también de su médico y de su enfermero. Porque una cosa es la sobrecarga del sistema y otra, los profesionales que trabajan en él. Afortunadamente tenemos unos profesionales fantásticos.

-A su antecesor le escuché decir que sólo el 28% de los pacientes obtiene un beneficio de los medicamentos. Fue en la presentación de una campaña por su uso racional. ¿Nos recetan en exceso?

–No es eso. Lo explico. Cuando vas al médico él te prescribe una serie de medicamentos y de esas prescripciones, un tanto por ciento no son retiradas de la farmacia y, por lo tanto, no se las toma el paciente. Sobre las que se retiran de la farmacia, la media entre los españoles es que sólo entre un 45 y un 50% son adherentes, es decir, que el resto de los pacientes no se toma la medicación habitualmente. Y dentro de los que retiran la medicación y de los que son adherentes, los medicamentos no son efectivos para todos. Porque una cosa es la eficacia y otra cosa es que el medicamento sea efectivo. Es decir, la aspirina es eficaz para el dolor de cabeza. Y otra cosa es que la aspirina que tomo sea efectiva, o sea, que me quite el dolor de cabeza.

"A partir de los tres meses seguidos de consumo, las benzodiacepinas causan más daño que beneficio”

–Cádiz es la provincia de mayor consumo de benzodiacepinas de España y el distrito sanitario de La Línea está a la cabeza de Europa ¿Por qué sucede esto?

–El uso de las benzodiacepinas está muy relacionado con el aspecto social. Y con que hemos medicalizado la vida absolutamente .Queremos que una pastilla nos lo quite todo. Antiguamente uno podía estar triste, pero ahora es que tiene una medio depresión. Y eso hace que lo medicalicemos todo. Y tomamos algo contra el dolor, pero también para la ansiedad y para eso ahora tan de moda que es la distimia, que no llega a ser ansiedad ni una depresión, sino la tristeza de quien tiene un mal día, de quien se lleva uno o dos meses un poco tristón. Además, no podemos olvidar que estamos en una en una provincia donde el paro es bastante alto, algo que causa muchísimos problemas a buena parte de la población. Y en barrios determinados, todavía más. Si nos trasladamos al Campo de Gibraltar, todo esto se agudiza. En la comarca hay dos distritos: uno al este y otro al oeste. El del este, corresponde a La Línea, y efectivamente, es allí donde está el mayor consumo de benzodiacepinas. Allí se da lo que expliqué anteriormente y una serie de problemas sociales añadidos que todos conocemos [...] Y también es verdad que, en general, a nivel socioeconómico más bajo, hay un mayor consumo de medicamentos, sobre todo para trastornos mentales. [Benzodiacepinas son el diazepan, lorazepam, alprazolam y bromazepam, entre otras. Valium, Orfidal, Trankimazin y Lexatin, por algunos de sus nombres comerciales]

"A menor nivel socieconómico, mayor consumo de medicinas, sobre todo para trastornos mentales”

–El mismo informe constataba que en Andalucía, una de cada diez personas es consumidora crónica de estos fármacos. De hecho, tienen ustedes en marcha un programa que se llama BenzoStop…

–Sí. Este programa deriva de un proyecto que ya se había puesto en marcha en Canadá a partir de un estudio en el que se ve que una acción de información complementada con un folleto informativo tiene más probabilidades de éxito. Las benzodiacepinas, a partir de los tres meses de consumo, causan más daños que beneficios. Si además, la población que lo está tomando está por encima de 65 años, que suele ser lo normal, nos va a causar muchos problemas. Primero, porque no resuelven el problema que tienen los pacientes, ya sea insomnio o ansiedad, que son a los que está enfocada esta campaña. Necesitamos un NNT [siglas en inglés de Number Needed to Treat], que es la cantidad de pacientes que necesito tratar para que uno se vea beneficiado. En el ámbito de las benzodiacepinas es uno de cada 13, de manera que los otros 12 van a tener efectos secundarios y problemas: No van a conseguir dormir más ni se les va a solucionar su problema de ansiedad. Pero en personas mayores causan desorientación y caídas por la noche con roturas de caderas y en personas jóvenes en edad de conducir provocan accidentes de tráfico, entre otros problemas. Con este proyecto hemos conseguido ponernos de acuerdo todos los profesionales que estamos alrededor del paciente. Esta es la primera vez que se hace. Cuando hablamos de todos, nos referimos a médicos, enfermeros, farmacéuticos de Atención Primaria, farmacéuticos de Farmacia Comunitaria, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. Todos dando el mismo mensaje, de manera que el paciente siempre recibe el mismo y llega a la conclusión: esta gente, algo de razón tienen que tener. Y esa es la clave del proyecto.

Alberto Virués. Alberto Virués.

Alberto Virués. / Miguel Gómez

–Pero, ¿se recetan en exceso?

–Es que a no todo el mundo se le puede quitar esta medicación. No puedes dejar de prescribir benzodiacepinas a un paciente con un trastorno mental grave. Además, esto lo hace sólo el médico de Atención Primaria, de forma gradual, por el síndrome de abstinencia que genera. Y no todo el mundo está dispuesto a dejarlas. Esto es como el tabaco. Todos sabemos lo que provoca, pero todavía hay mucha gente que fuma.

–¿Cómo están ayudando ahora a dejar de fumar?

–La administración de la salud pública, la Consejería, tiene mucho peso dentro de la farmacia. Ahora estamos involucrados en la misma formación que recibe el médico y el enfermero, de manera que volvemos a dar todos el mismo mensaje. Ahora están prescribiendo un medicamento cuyo principio activo es la cistisina, un inhibidor de los receptores de nicotina a nivel cerebral. Si en los centros de salud hay programas de ayuda a la deshabituación tabáquica, en el entorno de la farmacia explicamos todo el proceso. Se están consiguiendo éxitos porque el medicamento va bien.

"Desde la pandemia, son más frecuentes los desabastecimientos, pero siempre hay una medicina sustitutiva”

–A menudo se publican alertas sobre la falta de determinados medicamentos. Ayer leí que son ya más de 800 ¿Hay ahora más desabastecimiento? ¿Por qué está pasando esto?

–Sí, siempre ha existido, pero es cierto que de la pandemia para acá está ocurriendo más. Y desde la guerra de Ucrania, todavía más. Es multifactorial. Hay algunos factores que no están en nuestra mano modificar Pero voy a contar lo que estamos haciendo desde el colegio para ponerle remedio a esto, que es lo importante, porque el paciente no puede quedarse sin su medicación. Faltan materias primas: plástico, papel y cartones. Un lote puede que esté a falta de prospecto y no pueda salir de la fábrica. Nos pasa en este mundo tan globalizado: la fábrica ya no está en España, sino que se distribuye desde algún país del continente a toda Europa. Y como el precio de los medicamentos en España es el más barato, pues imagínate a dónde van primero y a dónde van en último lugar. La gran producción de principios activos está en Asia. Y resulta que desde la pandemia, desde China dicen que para ellos primero y después para los demás. Entonces nos encontramos con fábricas deseando hacer comprimidos, pero que no tienen el principio activo para elaborarlos. Esto está pasando en toda Europa. Desde el Colegio siempre estamos dando mensajes de tranquilidad: ningún paciente se está quedando sin su medicación porque existe otro medicamento que puede sustituir al prescrito dentro de ese mismo grupo terapéutico. A lo mejor no hay uno, pero hay otro que cumple su misma función ¿Cuál es el fastidio?: que tenemos que derivar al paciente a su médico de Atención Primaria para que le haga una nueva prescripción, con todas las dificultades y los retrasos que conlleva eso. Tenemos un programa de comunicación entre farmacias llamado FarmaHelp. Y a través de él nos preguntamos quién puede tener, por ejemplo, un antihipertensivo que está en falta, y le recomendamos al paciente que vaya a por él. Luego están los desabastecimientos comunicados al Ministerio y los desabastecimientos puntuales. A los primeros, las fábricas pueden responder que en los próximos tres meses, por ejemplo, no van a poder surtir al mercado español de este medicamento. Los que más dolor de cabeza nos dan son los puntuales: te dicen que no tienen algo ahora ni en dos semanas, pero vuelve a haberlo a la que hace tres. Pero eso el médico no lo sabe y lo sigue prescribiendo. Le estamos pidiendo a la Consejería que cuando tenga conocimiento de la falta de estos medicamentos, que los retire temporalmente del vademécum. La manera que nosotros hemos encontrado para paliar esto es este programa, FarmaHelp. Ente el 90% y el 92% de las prescripciones en Andalucía son por principio activo. Y es preferible que el paciente se tenga que desplazar a otra farmacia a que vea diferentes cajas porque disminuye la adherencia. Por otro lado, también cubrimos ciertos desabastecimientos con la fórmula magistral, sobre todo en dermopatologías.

–Tengo un amigo que hasta hace poco decía que sólo creía en el omeprazol y en la aspirina, tomados por ese orden. Pero las dos pastillas parecen haber caído en desgracia con el descubrimiento de efectos secundarios...

–No estoy de acuerdo con eso. Nosotros en el Colegio tenemos una frase, que es que el medicamento que no está indicado está contraindicado. No es un problema de esos dos medicamentos. Ojo, que la aspirina tiene dos siglos, que ya tiene recorrido y todavía no ha caído en desgracia. Insisto en que lo que no está indicado está contraindicado. Es decir, lo que tiene que haber es un buen diagnóstico, una buena prescripción y una buena indicación. El diagnóstico y la prescripción corresponden al buen hacer del médico. La indicación es la que hacemos nosotros mediante una serie de preguntas que garantizan que el medicamento es eficaz, efectivo y seguro, algo que no garantiza en absoluto la automedicación. Después está el tema de los bulos. Porque salta lo del omeprazol porque sale en la televisión. Es cierto que a largo plazo inhibe la absorción de vitamina B12 a nivel digestivo. Eso no pasa sólo con el omeprazol. Pasa con otros muchos medicamentos. Pero es algo que tiene controlado el médico y nosotros, también. Lo que hay que hacer es buen uso del medicamento y un buen uso del farmacéutico.

"El 98% de la población de la provincia de Cádiz tiene una farmacia a menos de 200 metros de su casa”

–¿Hay suficientes farmacias en la provincia? ¿Dónde faltan?

–Creo que el concurso de nuevas licencias saldrá en este año. Son una competencia de la Delegación de la Consejería de Salud. El compromiso de la administración es que cada cinco años tiene que sacar el concurso de licencias para nuevas farmacias. Pero tenemos suficientes [dice Alberto Virués, mostrando un mapa de las 497 existentes en la provincia] El 98% de la población tiene una farmacia a menos de 200 metros. Esa es la fortaleza de la farmacia, que es un servicio de salud público planificado por la administración. Saldrán nuevas licencias en los municipios en los que haya aumentado la población. Intuyo que, por supuesto, en Chiclana, en La Línea y no sé si algunas en la Costa Noroeste, en Rota, Chipiona y Sanlúcar. Ellos hacen el cómputo de población y son los que deciden en qué zonas se concederán nuevas licencias. En Cádiz capital, por ejemplo, hay 62, casi las mismas que hace cuarenta años, cuando la ciudad tenía 43.000 habitantes más. Y no se ha cerrado ninguna. En la provincia hay una ratio de en torno a una farmacia por cada 2.000 personas y en Cádiz capital es de 1.800 o 1.900. Esto se hace por concurso de méritos, no por otro tipo de criterios, y normalmente, hasta ahora, todo el que consigue una licencia, abre. Sí que es cierto que tienen prioridad aquellos farmacéuticos que han estado ejerciendo en poblaciones pequeñas, como reconocimiento a la labor realizada [...] Tenemos a 1.300 farmacéuticos trabajando en en esas 497 farmacias, de manera que al ciudadano lo atienden una media de casi tres licenciados por cada una farmacia, aparte del equipo técnico.

–Fue elegido presidente después de presentarse como único candidato a finales de mayo ¿cuándo tomará posesión de su cargo?

–Tomamos posesión el día 27 de junio a las 12 de la mañana en la Casa de Iberoamérica. La nueva Junta de Gobierno es continuista respecto a la que encabezaba Ernesto Cervilla, con quien ocupé el cargo de secretario durante ocho años. En la provincia de Cádiz tenemos limitación de mandato y Ernesto, que es también vicepresidente del Consejo Andaluz, no podía continuar. Conformamos entonces una candidatura nueva en la que de 18 miembros, continúan 11. Entran 7 caras nuevas, que también suponen renovación, sangre nueva.

–¿Cuáles son los principales logros de la directiva saliente?

–Hay muchas cosas que agradecerle a Ernesto. Yo, que he trabajado piel con piel con él, te puedo decir que la provincia de Cádiz es referente a nivel nacional en farmacia asistencial por diferentes proyectos. Pero, evidentemente, de lo que hay que estar más orgulloso es de cómo fuimos capaces de adaptarnos a la pandemia y de cómo salimos de ella. Fue muy fuerte todo lo que sufrimos, con los compañeros trabajando con mascarillas, siempre al pie del cañón, con la incertidumbre y el desconocimiento que había en las primeras etapas. Aquello fue muy duro. Y ahí, estábamos, las 24 horas. Estoy totalmente agradecido a Ernesto y vamos a seguir colaborando.

–¿Cuándo desaparecerán las mascarillas de las farmacias?

–Creo que la tendencia es que solamente continúen en determinados servicios de hospitales, no en todas las áreas. Todavía no se ha hablado cuándo será esto. Solamente quedamos nosotros, los centros de salud y los hospitales. Cuando el ciudadano va a estos últimos sitios, va más concienciado, pero en las farmacias tenemos que estar dando mascarilla todo el día.

El presidente de los farmacéuticos de Cádiz, ante una antigua botica, en el museo colegial. El presidente de los farmacéuticos de Cádiz, ante una antigua botica, en el museo colegial.

El presidente de los farmacéuticos de Cádiz, ante una antigua botica, en el museo colegial. / Miguel Gómez

–¿Cuáles son sus prioridades?

–Continuar con lo que estamos haciendo. No podemos y no queremos ser disruptivos. Vamos a continuar con la herencia que nos ha dejado Ernesto. Con los proyectos asistenciales que al farmacéutico le corresponden, dentro cada uno de sus ámbitos. Porque cuando hablamos de farmacéuticos, no sólo hablamos de farmacias. El farmacéutico ejerce en tres niveles asistenciales: el hospitalario, el de Atención Primaria y el de la Farmacia Comunitaria. Este último término nos gusta más que el de oficina de farmacia porque te debes a tu comunidad, a tu barrio. También están los farmacéuticos ópticos, los farmacéuticos ortopedas, los farmacéuticos de análisis clínicos, los farmacéuticos especialistas en salud alimentaria. Tenemos a farmacéuticos en la administración y en los institutos, dando clase. En Farmacia Comunitaria continuaremos con todos los proyectos asistenciales que estamos llevando. Después, estamos muy involucrados con la administración en todos aquellos procesos en los que le podamos ayudar en la comunicación entre médicos y farmacias. No puede ser que en el siglo de las comunicaciones no tengamos comunicación directa salvo casos puntuales y por iniciativas individuales. Estamos tratando de tener proyectos comunes en los tres ámbitos, dándole cabida a los farmacéuticos de Salud Pública, de análisis clínicos, de óptica y ortopedia para que sean visibles. Estamos tratando de lograr apoyos con los diferentes colegios profesionales sanitarios, de Enfermería, de Medicina, de Veterinaria, de Psicología, porque compartimos lo común, que es el paciente. No puede ser que hagamos proyectos cada uno por nuestro lado. Tenemos que abonar y hacer cosas sinérgicas y estar muy implicados también en la formación del farmacéutico puesto que el abanico de los fármacos es cada vez mayor y más complejo desde el punto de vista administrativo. Y tenemos que seguir colaborando con los Consejos, con el Andaluz y el General, y con la Consejería.

–¿Qué proyectos tienen con las Administraciones?

–Con la Delegación del Gobierno andaluz, un programa de fomento del uso racional de los medicamentos. Nos hemos puesto en contacto con todas las asociaciones de vecinos y pacientes y ya hemos mantenido más de 30 reuniones. Esto nos está dando muchas alegrías. Con la Subdelegación del Gobierno colaboramos en el ámbito de la mujer. Tenemos carteles en los que informamos de que la farmacia es un lugar seguro y alentamos a que si tienen problemas, consulten con la Guardia Civil. También colaboramos con ella en la protección de personas vulnerables que viven solas. Cuando nos damos cuenta que no vienen a recoger la medicación, la avisamos . Durante la pandemia, en el norte murieron personas solas en sus casas. Además, tenemos proyectos asistenciales propios de monitorización ambulatoria de la presión arterial en la farmacia, sistemas personalizados de dosificación y de detección de la fibrilación auricular, de las arritmias, en farmacia. Con la Universidad de Cádiz estamos evaluando a los pacientes mayores de 65 años con sobrepeso y obesidad, tratando de hacerle un seguimiento durante seis meses y haciéndoles recomendaciones de vida saludable y de ejercicio físico, porque hay muchas personas con sarcopenia, es decir, con exceso de peso y escasa masa muscular. El farmacéutico trabaja en muchísimos ámbitos y que está detrás de muchas necesidades básicas y diarias del ciudadano. En que puedas beber agua todos los días con garantías, el que puedas comer con garantías, en mantengas tu estado de salud, en que te podamos hacer pruebas diagnósticas, como puede ser un análisis clínico con garantías. Detrás de todo eso hay un farmacéutico. Pero necesitamos una mayor coordinación con las instituciones en programas como el del uso racional de los medicamentos. Como a los médicos, la pandemia nos ha dejado muy cansados y esa sensación también la hemos tenido en 2022, por ejemplo, cuando recuperamos la presencialidad. Nos costaba mucho trabajo meter a gente en formaciones presenciales. Necesitamos recuperar energía para que el farmacéutico siga estando al lado del ciudadano con esa ilusión que siempre nos ha caracterizado.

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