Los no fumadores piden la eliminación del 85% de los puntos de venta de tabaco de Cádiz de aquí a 2030
La asociación reclama al Gobierno la adopción de las medidas implantadas por Portugal y Nueva Zelanda
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Tras el anuncio de Portugal de limitar la venta de tabaco para 2025 únicamente a estos dos tipos de establecimientos, la asociación Nofumadores.org, con gran implantación en la provincia de Cádiz donde mantiene una representación muy activa, exige al Gobierno que excluya de la venta de tabaco a bares, restaurantes, hoteles y, sobre todo, a la red de tiendas de conveniencia vinculadas a gasolineras, reduciendo el número de máquinas expendedoras en, al menos, un 85% en toda España y, por extensión, en la provincia de Cádiz.
La asociación recuerda que países como Nueva Zelanda reducirán para 2025, además, el número de puntos de venta en un 95 por ciento, pasando de 6000 puntos de venta en los que se podrá comprar tabaco a tan solo 600. La presidenta de Nofumadores, Raquel Fernández Megina, recordó al ministro de Sanidad, José Miñones, la necesidad de “adoptar medidas drásticas que sirvan tanto para facilitar que quienes quieren dejar de fumar tengan todos los incentivos para hacerlo, y eso incluye que ir a comprar tabaco se convierta en una molestia, sea caro y no se pueda fumar en ningún sitio, complementado con el hecho de que, para un adolescente, sea prácticamente imposible comprar tabaco, algo que no sucede ahora mismo”.
En España existen en la actualidad 16.049 expendedurías. Éstas, que en principio son las únicas autorizadas para vender tabaco, extienden su venta a través de numerosos establecimientos como tiendas de conveniencia, bares y restaurantes, hoteles y salas de fiesta, en las que instalan máquinas expendedoras. Se trata de los PVC, Puntos de Venta con Recargo, que garantizan 15 céntimos por cajetilla de tabaco a quien admite una máquina expendedora en su interior. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) propuso hace un año reducir en un 85% las máquinas de tabaco y, además, recortar en un 50% el número de estancos para 2030. Se trata de medidas similares a las tomadas por Portugal y Nueva Zelanda, países que cuentan con una tasa menor de fumadores que España. En estos países son los Gobiernos los que han impulsado estas medidas. En España, sin embargo, las sociedades sanitarias y de derechos civiles llevan años reclamando estas iniciativas a un Gobierno que hace oídos sordos.
¿Qué hace el Gobierno español en la actualidad?
El Gobierno español, con la paralización del Plan Integral contra el Tabaquismo y la falta de actualización de la ley para responder a desafíos como el vapeo preadolescente, no deja de poner trabas a la reducción del número de fumadores. En primer lugar, se ha dedicado a aumentar paulatinamente el número de estancos, ya que en 2023 convocó una subasta, para conceder 203 nuevas licencias. El capital para entrar en este negocio depredador de la salud puede llegar a alcanzar 200.000 euros (normalmente el doble de lo que se paga por una licencia de taxi) pero, en algunos casos como La Junquera, esa zona en la que el estado español coloca expendedurías de tabaco barato para socavar la política antitabaco de Francia, se adjudicaron diez licencias por entre cinco y siete millones de euros. “Estas cantidades desorbitadas dan una idea muy precisa, basada en hechos y no en palabras, de a quién beneficia la política de tabaco actual del Gobierno. Al aumentar y no disminuir el número de puntos de venta de tabaco el mensaje que envían es claro: nos importan más las tabaqueras que sus consecuencias”, afirmó Fernández Megina. A pesar de recaudar 9.400 millones de euros en impuestos, las consecuencias del tabaquismo cuestan, al menos, tres veces más a la sociedad, tanto en sanidad pública para tratar patologías cardiovasculares, respiratorias, cáncer de pulmón como en bajas laborales, incendios, etcétera.
¿Por qué es necesaria la limitación de los puntos de venta de tabaco y de productos de nicotina?
La industria tabaquera debe reemplazar a cada adicto que muere o consigue dejarlo. En EEUU lo tiene cada vez más difícil, ya que solo fuma el 2% de los adolescentes en el tramo de los 14 a 18 años. En España esta cantidad se multiplica, atención, por 15, lo que da una idea de las diferentes políticas que se aplican a uno y otro lado del Atlántico. Según la encuesta ESTUDES, el 30,7% en esta franja de edad fumó en el último año, de los cuales el 9% lo hace ya a diario. Nofumadores afirma que la disminución paulatina de los puntos de ventas y, a la vez, el control exhaustivo sobre quienes tienen la responsabilidad de vender este producto cancerígeno a menores de edad, ha sido tal vez el pilar más importante de la estrategia de EEUU para impedir la entrada en la adicción al cigarrillo a las nuevas generaciones. “Son las propias tabaqueras las que bloquean políticas que socavan su acceso a los niños que serán sus rehenes de por vida. Solo el Gobierno puede poner fin a esta situación”, concluyó la presidenta de Nofumadores.
“Cualquier estrategia de control de tabaco efectiva pasa por impedir que entren nuevos adictos para reemplazar a aquellos que mueren”, afirmó la presidenta de Nofumadores. La disminución drástica de los puntos de venta facilita el control y es tanto un aliciente para dejar el tabaco como para no comenzar a fumar. “Debemos asegurarnos de que los adolescentes y preadolescentes españoles jamás comiencen a fumar o a vapear, para ello es imprescindible la eliminación de la venta de tabaco y nicotina a través de máquinas expendedoras, las cuales son un punto negro por el que los menores de edad adquieren tabaco, muchas veces porque los mandos a distancia no están controlados o simplemente los responsables están muy ocupados para estar revisando DNIs. Y la situación se está agravando, especialmente ahora que dichas máquinas se están empezando a utilizar para vender vapeadores de un único uso sin ningún tipo de control. Por otra parte, es fundamental que quienes vendan tabaco y productos de nicotina a menores se enfrenten a graves multas y al cierre cautelar de su negocio”, sostiene Raquel Fernández.
Sueltos y Vapers
Ante la ausencia de inspección, los cigarrillos continúan llegando de forma masiva a los adolescentes. “A pesar de que los estancos afirman controlar de edad sabemos a través de numerosos testimonios y de primera mano que eso no es cierto. No se pide el DNI. Según un informe del Ministerio de Sanidad en 2019, el 21,8% de los menores de edad afirmaron haber comprado tabaco sin problemas en los 30 días previos al estudio. Además, otro estudio realizado por la Sociedad Española de Epidemiología en 2017 encontró que el 43% de los menores de edad encuestados que fumaban habían comprado el tabaco en estancos. “Impulsamos que se apruebe una medida que exija el DNI a todos aquellos que aparenten tener menos de 30 años. Los estanqueros no tienen en la actualidad ningún interés en asegurarse de que cumplen la edad.” Afirma la presidenta de Nofumadores. La otra gran grieta es, además, la venta ilegal de cigarrillos a través de bazares y tiendas de todo tipo, compartiendo espacio con vapers de sabores que convierten en dependientes de la nicotina a preadolescentes que no tienen las herramientas para defenderse del marketing de las redes y de la presión social.
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