Marítimas

Los comerciantes de Cádiz ven con buenos ojos el aumento de cruceristas

Dos turistas aprovechan el sol del mediodía sentados en la mesa de  una cervecería del centro

Dos turistas aprovechan el sol del mediodía sentados en la mesa de una cervecería del centro / Julio González (Cádiz)

Hasta no hace demasiado, cuando los medios de comunicación cuantificábamos el dinero que se dejaban los cruceristas en los comercios y en los bares y restaurantes de la ciudad, había aún muchos de estos empresarios que se reían de las cifras y que se preguntaban a dónde había ido a parar el dinero que, según este Diario, habían dejado en Cádiz los cruceristas.

Las cosas parecen estar cambiando. La mayoría de las tiendas de la ciudad tienen pegada en la pared de la trastienda o bien en un cajón de detrás del mostrador el listado con el nombre de los cruceros que se prevén que deben llegar a Cádiz.

Ya parece que empiezan a verle el color. Ya no es sólo cuestión de los medios y de los políticos que gobiernan desde la Autoridad Portuaria. Las cifras se traducen en personas que se patean la ciudad, en colas para entrar en la catedral, en mesas de los bares y restaurantes llenos, zapaterías, tiendas de recuerdos, de móviles, etcétera.

Una familia de turistas, de paseo por la ciudad. Una familia de turistas, de paseo por la ciudad.

Una familia de turistas, de paseo por la ciudad. / Julio González (Cádiz)

Los que venden sofás ya saben que seguirán sin vender ni un sofá a un crucerista, pero son ya muchos los comerciantes de la ciudad que sí ven en estos grupos de turistas que llegan a Cádiz (cabe recordar que esta semana se han contabilizado más de 25.000 entre turistas y tripulantes) una oportunidad para vender a un público más allá del gaditano.

Así, el jueves fue un buen día para sondear a los comerciantes y hosteleros. No a sus representantes, sino a los que día a día están detrás del mostrador o bien con una bandeja en la mano a la espera de algún turista que se siente en una de sus mesas.

En Casa Angelita, en la calle Nueva, reconocían que aún era demasiado temprano y que hasta las doce y media o la una de la tarde no se esperaba la llegada de los primeros cruceristas que llegaron a Cádiz a bordo de cualquiera de los cinco cruceros que visitaron la ciudad este jueves. Sin embargo, uno de sus camareros recordaba con nostalgia la jornada del martes pasado, en la que llegaron cerca de dos mil cruceristas más a Cádiz a pesar de ser cuatro y no cinco los buques turísticos que arribaron al Muelle gaditano.

Una pequeña pasea, se supone que a pocos metros de su familia, con un mapa de la ciudad Una pequeña pasea, se supone que a pocos metros de su familia, con un mapa de la ciudad

Una pequeña pasea, se supone que a pocos metros de su familia, con un mapa de la ciudad / Julio González (Cádiz)

Este empleado de Casa Angelita definía que la mayor o menor afluencia de cruceristas a su restaurante también dependía mucho de los barcos que llegaran: "Si son barcos que incluyen todas las comidas, el turista espera a que llegue la hora de comer en el barco y ya luego se baja para pasear o bien para hacer alguna comprilla menor".

En cuanto a las comandas del turista, este empleado de Casa Angelita afirmó que llegaban con la palabra "tapa" en su boca, "y saben perfectamente  pedir el pescadito o la tortillita de camarones".

¡Qué alegría, esto es ya otra cosa!

A pocos metros, Jiang Ling, desde su Superbazar, se mostraba muy satisfecha con el gran número de cruceros que estaban amarrados al puerto de Cádiz este jueves. "Mucho. Se nota mucho este tipo de público. Buscan sobre todo recuerdos de Cádiz", afirma la propietaria de este bazar. "Les gusta también mirar mucho los trajes de gitana, las flores, los abanicos, las castañuelas, las tazas...". Además, en esta tienda venden productos de alimentación asiáticos que atraen a muchos de estos turistas.

Y lo principal: "Sí, se dejan dinerito", afirma Jiang Ling. Ella sabe incluso que los franceses y los ingleses se gastan más que los alemanes y recuerda con la alegría de poderlo ver ya desde la distancia lo mal que lo han pasado durante el Covid y el confinamiento. "¡Qué alegría! Esto ya es otra cosa".

Lolo, de El Café de Ana, afirma de entrada que cuando llegan los cruceristas sube mucho el nivel de la clientela, ya que "no dejamos de reconocer que nuestros clientes son, sobre todo, turistas". 

En cuanto a sus horarios, los hosteleros saben que son muy distintos a los españoles y saben que entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde pueden sentarse en cualquier momento del día, mientras que el buque esté aún amarrado a puerto. Lolo, de El Café de Ana, dice que no hay diferencias entre las nacionalidades del crucerista a la hora de elegir el menú o de gastar: "Aquí no gasta más un italiano que un alemán".

¿Y qué pasa con una tienda como una zapatería que vende tenis de última moda? Pues también aplauden la llegada de esos ocho mil cruceristas que se bajaron a conocer la ciudad este jueves o los diez mil que hicieron lo mismo el martes pasado. Mariví, de Sneakers Nº36 Company, es de las que piensa que depende mucho del barco y de la naviera: "Hay muchos que llegan con ganas de gastar y hay otros que entran y, tal y como entran, se dan la vuelta y se van".

"Nosotros vivimos del turismo, y negarlo es absurdo. Aquí vendemos unos productos especiales y son muchos los gaditanos que acuden a nosotros pero el grueso de nuestra clientela llega de la mano del turismo".  Mariví no sólo se refiere a que compran para llevarse para regalar sino que "muchos llegan con sus chanclas y se le rompen o bien se dan cuenta de que tienen frío y entran a llevarse un par de nuestros tenis".

"No suelen mirar los precios", afirma Mariví, "No sé si será porque son personas acostumbradas a viajar y a ver mundo, pero conocen nuestras marcas y la calidad de nuestros productos por lo que saben valorar lo que aquí les vendemos y pagan lo que tengan que pagar. Si lo que les gusta vale 200 euros, lo pagan y listo". Eso sí, Mariví, de Sneakers Nº36 Company, destacó que los turistas se quejan cada vez más de que hay muy pocas tiendas en el centro de la ciudad, de manera que son conscientes en este establecimiento de que es un nicho que negocio que tienen que cubrir. 

Para ello, sacó Mariví un listado con los cruceros de este mes y con los que están por llegar, según las previsiones del puerto de Cádiz, de manera que desde ya mismo organizan sus turnos. Ellos siempre tienen abierto al mediodía, pero si saben que hay más barcos pues intentan que no se quede una sola persona en tienda para así poder atender mejor a la clientela.

Además Mariví tiene bastante bien controladas las nacionalidades, las navieras que llegan y saben, por ejemplo, que la mayoría de los cruceristas llegan, comen pronto, y justo cuando llega la hora de comer nosotros es cuando empiezan a patearse la ciudad en busca de tiendas y es ahí donde les toca estar a la altura para saber aprovechar las posibilidades que brindan estos turistas llegados por mar.

Una propina para no olvidar

Otra ya experta en la materia, Cristina Moreno, camarera de la cafetería pastelería Tradicionarius, en plena plaza de San Agustín, se cuestionaba que este jueves veía por medio menos turistas que el martes, a pesar de que había llegado un crucero más. De todas maneras sabe Cristina que a mediodía, que es cuando este periódico hizo la ronda callejera, los cruceristas están aún haciendo sus rutas con sus guías o bien han salido en bus a El Puerto o a Jerez, entre otros destinos. Y es cuando ya acaban sus visitas cuando le dedican algún tiempo a entrar en los comercios o a aprovechar espacios privilegiados como el que ofrece esta cafetería del centro de la ciudad.

Eso sí, un detalle que Cristina Moreno no quiso pasar por alto. Estaba de acuerdo con el resto de comerciantes que decían que los cruceristas no solían ser demasiado exigentes y que saben apreciar sus pasteles y su cafelito en la terraza del Tradicionarius. Eso sí, no se le olvida que esa misma mañana de jueves, una pareja de cruceristas que hizo una paradita en su ruta gaditana para tomarse un café de media mañana. "La propina que dejaron fue superior al coste de lo que consumieron. Dejaron seis euros, así que imagine lo bien recibidos que serán siempre estos turistas. Debemos ser conscientes de que los comerciantes somos, a veces la imagen que se llevan de nuestra ciudad, y que es un nicho que hay que cuidar por el bien de la ciudad y por el bien de los gaditanos, que la cosa no está para desaprovechar estas oportunidades".

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