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Los cruceros de lujo se aficionan al puerto de Cádiz

El yate de lujo Azzam, durante una de sus escalas en el puerto de Cádiz

El yate de lujo Azzam, durante una de sus escalas en el puerto de Cádiz / Julio González (Cádiz)

Cádiz se está convirtiendo poco a poco en uno de los puertos preferidos por los yates y cruceros de lujo o incluso superlujo. De hecho si el primer lunes de noviembre fue el Emerald Sakara, este lunes 13 hacía su aparición por el puerto gaditano su hermano gemelo, el Emerald Azzurra. 

El gaditano se ha acostumbrado ya a la presencia de los cruceros más grandes y vistosos del mundo en la dársena portuaria regida por Teófila Martínez, presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, de tal manera que ya no se asombra tanto y no le resulta ya tan atractivo ese gigantismo como la tipología de ese crucero luxury que, de vez en cuando, hace su aparición por Cádiz.

No quedan demasiado lejos en el tiempo las visitas y largas estancias de dos yates de máximo lujo, el Yas y el Azzam, que llegaron a convertir en asiduos de nuestros puertos y que llegaron a permanecer aquí amarrados meses y meses, sobre todo con la tripulación más que con sus propietarios a bordo, que estaban todos realcionados con las monarquías de los países árabes.

El Yas , perteneciente al heredero de Dubái, Hamdan Bin Mohammed bin Rashid Al Maktoum, suele llevarse  todo el verano surcando las aguas del Mediterráneo en destinos como Ibiza y Marbella, pero convirtió ya como en algo asíduo pasarse por Cádiz algunos meses al año y, de hecho, fue en 2017 cuando hizo su primera incursión en aguas gaditanas.

El Yas es, de hecho, uno de los yates más grandes del mundo, con 141 metros de eslora y capacidad para alojar cómodamente en su interior a 60 invitados y 56 tripulantes. De su interior apenas se poseen imágenes, tan solo pululan por las redes algunas y parece que no le falta detalle, con una decoración minimalista y elegante que se aleja de los estereotipos árabes y que lo tornan aún más sofisticado.

El Yas no fue construido desde cero, sino que procede de una fragata holandesa Hr Ms Piet Heyn F-811, que después de su vida militar sirvió de base a este yate emiratí. En el año 2003 el gobierno de los Países Bajos vendió dos de sus fragatas a la marina de los Emiratos Árabes para que se construyesen dos astilleros, uno militar y otro civil.

En cuanto al Azzam, no es cualquier barquito al uso. Se trata del yate más largo del mundo, con 180 metros de eslora y una manga (ancho del buque) de 20,8 metros. Y no sólo eso sino que se da la circunstancia de que es propiedad del jeque Jalifa bin Zayed Al Nahyan, presidente de Emiratos Árabes Unidos y actual emir de Abu Dabi, miembro de la familia real que precisamente ha estado acogiendo durante meses al rey emérito Juan Carlos I tras su polémica salida de España.

¿Qué convierte a un crucero en un crucero de lujo?

Pero ante esta oleada de yates de superlujo que recibe Cádiz no está de más delimitar conceptos y saber exactamente qué elementos tiene que tener un buque o yate o crucero para ser considerado de lujo o de superlujo.

En la publicación National Geographic indican que esto no está siempre relacionado con el precio del viaje, ya que enormes cruceros, sobre todo por las rutas que eligen, así como por sus características pueden ponerle precios a sus trayectos que superan los dos mil euros por persona.

Lujosos camarotes, la hora del te o las noches de gala con ostras y champán y traje de noche pueden ser características que pueden convertir un crucero en un viaje de lujo.

La buena comida y las bebidas caras si están ya presentes en muchas navieras que llegan incluso a hospedar y a tener entre sus chef a auténticos magos de la cocina que optan por esa vida a bordo de un buque para pasar parte de su carrera.

Pero parece que, según National Geographic, la cosa ha cambiado y ya en los cruceros se huye, nunca de las grandes marcas, aunque sí de la ropa formal para la cena y tan sólo se usa el traje de gala para alguna noche en concreto. Tanto es así que cruceros de lujo como el Europa 2, que entró en servicio en 2013, puso de moda el lema de "21 nudos y ninguna corbata", con la intención de atraer al hombre de negocios cansado y estresado que quiere de todo menos vestir de gala y prefiere poder dejarse olvidado el traje en casa.

Otras características que convierte a un simple crucero en un crucero de lujo es la ratio o proporción entre el número de pasajeros y tripulantes. Lo ideal está en el 1:1, es decir que haya un tripulante por cada pasajero, algo que aún es complicado a no ser que el número de pasajeros sea muy limitado.

Otro factor, según National Geographic es el tiempo libre a bordo. Muchos de estos trayectos son o casi o totalmente vueltas al mundo que pueden durar en torno a 120 días en ruta, pero hay navieras como Hapag Lloyd que ofrecen viajes alrededor del mundo que llegan a durar hasta 337 días, lo que hace que el buque se convierta en la casa de sus cruceristas.

Y es obvio que el destino del crucero lo puede convertir en luxury. No es lo mismo un crucero por el Mediterráneo con escala en puntos tradicionales que uno que viaje a la Antártida.

Muchas más características diferencian y convierten un trayecto o un buque en una experiencia de lujo o incluso de superlujo. Por poner otro ejemplo, el Oasis of the Seas cuenta con una piscina para cursos de buceo con cinco metros de profundidad y agua salada o una pista de jogging de 692 metros, lo que la convierte en la más larga en un crucero del mundo. Y no olvidar la experiencia que ofrece el Anthem of de Seas, de Royal Caribbean, que permite a sus pasajeros practicar el paracaidismo a bordo en un túnel de viento.

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