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Nuevas zonas de estacionamiento regulado en Cádiz

Para gustos, los colores

  • Disparidad de opiniones acerca de la puesta en marcha de las nueva zonas verdes y naranjas

  • “La mejor manera de conseguir una ciudad más amable no es fastidiar a los que tienen coche”

Un vigilante pasea por la zona del hospital de San Rafael, entre las líneas verdes de los nuevos estacionamientos.

Un vigilante pasea por la zona del hospital de San Rafael, entre las líneas verdes de los nuevos estacionamientos. / Jesús Marín

Y llegó el 23 de octubre. El Ayuntamiento ha puesto en marcha el nuevo sistema de estacionamiento regulado y ha dividido la ciudad por colores con el objetivo de «mejorar la movilidad y facilitar a los vecinos y vecinas la posibilidad de encontrar aparcamiento en superficie en la vía pública”. Es decir, la finalidad es favorecer, según testimonio del propio Ayuntamiento, a los conductores cuando de vuelta a casa no tengan que andar dando vueltas buscando un hueco para sus vehículos sino que puedan tener estos cerca de casa. Pero para gustos, los colores. No todos los ciudadanos piensan que este objetivo sea el perseguido.

Hoy era aún día de moratoria. Día de concienciación y para informar a los usuarios sobre cómo funcionan tanto la zona azul, que esa ya está más que aprendida, como la verde y la naranja. Hoy no era aún día para multar, pero todo llegará. Aún así, las máquinas expendedoras de tickets están ya en funcionamiento y ya han empezado hoy a recaudar dinero para las arcas municipales.

La zona verde de la Estación es más antigua y allí si se puede ver alguna que otra tarjeta de residente La zona verde de la Estación es más antigua y allí si se puede ver alguna que otra tarjeta de residente

La zona verde de la Estación es más antigua y allí si se puede ver alguna que otra tarjeta de residente / Jesús Marín

A pesar de que los medios de comunicación han avisado de la reciente decisión del Ayuntamiento de otorgar una moratoria hasta el día 5 de noviembre, muchos coches de las nuevas zonas de estacionamiento regulado ya lucían sus tickets con las horas de inicio y de final del aparcamiento y con la cantidad de dinero invertido en ese estacionamiento. No se sabe si este dinero se lo devolverán a los ciudadanos que hayan dado esa donación.

Otros muchos, la inmensa mayoría, no tenían ticket y ninguno, o al menos ninguno de los que nos hemos topado para escribir esta crónica, lucía la correspondiente tarjeta de residente que habilitaría al ciudadano a aparcar gratis en zona verde o naranja. Posiblemente porque ninguno haya recibido aún esta tarjeta a pesar de llevar, algunos de ellos, un mes esperándola desde que se la solicitó a Emasa.

El primero en opinar fue José, que paseaba a sus dos perritos por la calle Tamarindos. Y se ve que ya venían cabilando como si supiera que Diario de Cádiz le fuera preguntar: “Pues la verdad es que cuando he salido de casa he pensado que veía el barrio como más claro”. Y es que Bahía Blanca es una de las zonas de la ciudad que ha cambiado sus líneas blancas por las naranjas, lo que quiere decir que sus residentes, obteniendo, previo pago de 70 euros, la tarjeta de residente, puede aparcar sin pasar por la máquina de tickets.

José reconoce que Bahía Blanca es una zona muy complicada para aparcar y que durante los últimos carnavales tuvo que estacionar su coche en San Fernando y su mujer tuvo que ir a recogerlo. “Pero veo falta de sensatez porque ahora, con el covid, nos piden que lo mejor es usar el vehículo privado así que lo veo algo incoherente el poner en marcha ahora mismo esta medida”. Y es más, José confiesa que su mujer trabaja en Hacienda y que algunos compañeros “me llaman por teléfono para preguntarme que a qué hora saco el coche para dejarles el hueco. Así tenemos que andar”.

Y este gaditano de Bahía Blanca termina diciendo que “mucha ciudad amable, pero no creo que sea la mejor manera de conseguirlo fastidiando a los que tienen que coger el coche todos los días”.

Pero fue cruzar casi de acera, ya más metido en la calle Hibiscos, y encontrarnos con Santiago con una opinión bien distinta: “Yo veo muy bien que cada vez le pongan las cosas más difíciles a los coches. La gente lo que tiene que hacer es ir andando o en bici”. Todo hay que decirlo, Santiago reside ahora de manera accidental en Bahía Blanca mientras que su casa de la Laguna permanecfe en obras, “aunque allí también me las veo putas para aparcar. El coche es una ruina”.

Y es cierto que Bahía Blanca parecía hoy más grande. Sin aún tener necesidad, muchos vehículos habían borrado de sus gps este barrio gaditano como zona de aparcamiento gratuito.

Y ya, un poco más cerca de la calle Acacias, Diego mostraba de manera radical su oposición a esta nueva forma de regularizar los estacionamientos en Cádiz apadrinada por el concejal de Movilidad, Martin Vila: “Es una vergüenza ver como una empresa pública se apropia de los estacionamientos de la ciudad”. Así empezó nada más preguntarle. Y siguió con preguntándole de manera retórica a Martín Vila si se creía que “todas las personas que tienen vehículos son privilegiados del IBEX35. ¿Alguien puede explicar que hace una persona que no tenga una plaza de parking? ¿Cómo aparca en su zona si está al completo pintada de naranja? “.

Diego dice que se niega a pagar los 50 euros anuales y que le parecería correcto que se usara este sistema en espacios de nueva creación, “pero eliminar el aparcamiento gratuito me parece una cacicada”. “Es una subida de impuestos encubierta que provoca pérdida adquisitiva a los ciudadanos que tienen coche, muy comunista... si señor”.

Al otro lado de la ciudad, el naranja se torna en verde. A Begoña no le parece verde esperanza porque andaba bastante cabreada con la nueva medida. Ella regenta un establecimiento en pleno Mentidero que es precisamente uno de los espacios de la ciudad que se estrena de verde. Y, para colmo, vive en Jesús Nazareno, otra zona pintada de verde, así que está afectada o beneficiada tanto en casa como en el trabajo. “Yo diría que me siento perjudicada”. A ella ni se le ocurre irse en coche a trabajar y menos porque en cuanto empezaron a circular las primeras informaciones sobre los planes del Ayuntamiento tomó la determinación de alquilar una plaza en el parking de Santa Bárbara y por unos 60 euros tiene un sitio para su coche, bajo techo y protegido de noche y de día.

“Me niego a pagar los 50 euros al año”. Y, más aún, Begoña dice que esta decisión perjudica a su negocio. Ella tiene una peluquería y sus clientas, “antes podían, al menos, probar suerte y buscar aparcamiento por el entorno, pero ahora ya eso mejor olvidarlo. Se tienen que meter de manera forzosa en el aparcamiento de San Antonio, con lo que al precio de mi peinado le tienen que sumar los cinco o seis euros que tienen que pagar por tener el coche estacionado.

Faltan aún unos días para empezar a multar a aquellos que no paguen o a los que no luzcan sobre sus guanteras la correspondiente tarjeta de residente, pero “aún falta concienciación hasta llegar a creer que esta medida municipal es por el bien de todos”, sentencia Begoña.

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