El ascensor no sube al casco antiguo
Desde que en 2012 se permitió la instalación de ascensores en fincas catalogadas apenas se han aprobado veinte Las comisiones de patrimonio abogan por ocupar zona privativa en lugar del patio
En 2012 el PGOU gaditano se hizo más amable para que en los patios de las viviendas del casco histórico se pudieran instalar ascensores que permitieran alcanzar la cima de las señoriales fincas centenarias. El fin era hacer más habitable el patrimonio, siempre desde su salvaguarda, y así evitar que muchas de esas personas mayores o impedidas no tengan que abandonar sus viviendas. Pero han pasado casi cinco años y en total son una veintena las licencias para instalar ascensores en los patios de las fincas, de las que dos se aprobaron el pasado año y cinco en lo que va de 2016.
Esta cifra es realmente pobre si se tiene en cuenta que ya está a la vuelta de la esquina 2017, la fecha límite que marca la ley para hacer accesible nuestro parque de viviendas. Y lo que es peor, que casi el 88 por ciento de viviendas censadas en el casco histórico carecen de ascensor. En extramuros, esta cifra se reduce al 28 por ciento, según se desprende del informe del último PGOU.
Las comunidades de vecinos se quejan de la "dureza" de la comisión tanto municipal como provincial de patrimonio, a quienes compete la concesión de licencias. La cuestión es que la norma municipal se abrió a nuevas salidas como la instalación de elevadores en los patios gaditanos de las fincas catalogadas con grado 2 y 3, siempre que se cumplan una serie de condiciones arquitectónicas, técnicas y constructivas. De hecho, la torre del ascensor debe ser siempre prismática, de líneas rectas y superficies lisas, de modo que tanto la estructura como la cabina y puertas deben ser transparantes, impidiéndose vidrios traslúcidos, decorados o tintados. Se permite el uso de vidrio espejado, que mejora la percepción de amplitud del espacio, reduciendo así el impacto visual del ascensor (puede verse en la imagen adjunta). De modo que no es a cualquier precio.
Pero la realidad es que son muy pocos los casos en que se permite plantar un ascensor en el patio, apostándose por una intervención que ocupe zona privativa, con lo que todo se complica y la apertura a las nuevas opciones que propuso el PGOU no se aprovecha, finalmente.
Éstas son las conclusiones que se extraen de las palabras de técnicos y agentes implicados como representantes de Otis y vecinales. Entre ellos habla Paco Gómez, portavoz de la Asociación de Vecinos de Cádiz Centro, así como miembro de la comisión municipal de patrimonio en representación vecinal, que tiene voz pero no voto. "Se estudia cada caso y siempre desde la salvaguarda del patrimonio, eso es lo primero. El problema viene cuando la discrecionalidad permite una instalación en el patio en un caso y en condiciones similares no. Y eso ocurre y de ello se quejan algunas comunidades que no encuentran la explicación", señala Gómez, consciente de la necesidad de preservar los valores patrimoniales de los patios gaditanos como los aljibes "y, por supuesto los restos arqueológicos". Pero, en contra, "hay que buscar el equilibrio, Cádiz no puede ser sólo un Museo, la gente tiene que vivir en sus casas y no quedar atrapadas en ellas. Tienen que tener calidad de vida", denuncia.
Reconoce que hay proyectos disparatados que se presentan y son inviables, pero también la deriva que está tomando los criterios técnicos hacia la ocupación de zonas privativas, "con lo que ya aparecen las disputas vecinales", y por lo que ya acaba todo atisbo de hacer habitable el patrimonio. "Como representante vecinal no pedimos que haya carta blanca, pero sí que suavicen un poco los criterios".
Por su parte José Manuel Guerrero, de la empresa de ascensores Otis, señala que el entendimiento con los técnicos municipales es "total", aunque confirma que, efectivamente, prefieren "no instalar un ascensor en medio del patio y se prefiere otra ubicación que afecte a lo privado y lo menos posible a las fincas".
Esto deriva finalmente en la lucha por los metros por casa, pues nadie quiere perder, a lo que se suman los costes elevados y la negativa de los vecinos de las plantas bajas.
No obstante, Guerrero observa una tendencia al alza en número de ascensores que solicitan, "aunque son procesos lentos".
Por su parte Paco Gómez apuesta por la "reversibilidad" de este tipo de intervenciones, de forma que en un futuro se pueda acceder a restos arqueológicos, por ejemplo. Uno de los problemas técnicos que surgen es la imposibilidad de colocar un foso, pero se resuelven con implantes técnicos para que la parte inferior del ascensor sea reducido. Son actuaciones más costosas, pero son posibles, según el caso y la finca.
Recordar que desde final del pasado año la comisión municipal de patrimonio también integró junto a los técnicos del Ayuntamiento de Cádiz, de la Junta y del Colegio de Arquitectos, al Colegio de Arqueólogos, Adip y las asociaciones vecinales, entre los que debaten qué debe priorizar. Estos tres últimos, con voz, pero sin voto.
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