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Cádiz

Los de Cádiz se van de Cádiz... pero no pasan de la Bahía

La autovía que une Cádiz con San Fernando. La autovía que une Cádiz con San Fernando.

La autovía que une Cádiz con San Fernando. / Jesús Marín

La pérdida de habitantes que sufre Cádiz desde mediados de la década de los años 90, sin solución posible, ha tenido una causa más habitacional que por motivos de trabajo. El mensaje de que los gaditanos se iban en masa a Castellón, como se afirmaba hace ya unos años, no se sostuvo nunca con las estadísticas del movimiento de población dentro de España. Antes de a la ciudad levantina, el gaditano optaba por irse a otras capitales del país. Pero esa denuncia siempre quedaba bien para un mensaje político o una copla carnavalesca, a modo de fake news gaditana, años antes de hacerse habitual esta forma de no-comunicación.

El último estudio realizado sobre el problema de la vivienda, como gran causante de este éxodo, se publicó hace unos meses tras un encargo del Ayuntamiento de José María González.

Los datos reflejaban claramente que el gaditano se iba de la capital, pero con pocas ganas y buscando techo lo más cerca posible a su ciudad natal.

Así, en el periodo comprendido entre 1988 y 2021 (el año de inicio, cuando aún no había comenzado la pérdida continua de habitantes en la ciudad), la capital tuvo un saldo migratorio negativo cuantificado en 42.418 personas. Un dato estremecedor pues supone una cuarta parte del censo de la ciudad en su momento más álgido, con todo lo que ello implica de vitalidad social y económica.

De esta cifra, el mayor porcentaje se marchó a localidades de la misma Bahía: fueron 27.482, lo que implica que ciudades como Chiclana y, en menor medida, San Fernando y Puerto Real, crecieron gracias a los gaditanos de la capital.

La ciudad tuvo también un saldo negativo en su relación con el resto de los municipios de la provincia (-1.964), el resto de Andalucía (-3.718), Madrid (-2.712) y respecto al respecto de las regiones (-6.544).

Sólo se ha producido un saldo migratorio positivo en nuestra relación con el extranjero, exactamente de 4.122 personas algo que se ha ido acrecentando en los últimos años.

Hay que tener en cuenta que en la pérdida de habitantes de la ciudad también juega un papel relevante el dato de que cada año hay un mayor número de fallecimientos que de nacimientos.

Chiclana, la más beneficiada

En este periodo de tiempo estudiado por el Ayuntamiento, Chiclana fue la localidad más beneficiada con el movimiento interior en la Bahía, con +16.414 personas; muy lejos quedó Puerto Real, con +3.812, El Puerto de Santa María, con +3.812, y San Fernando, con apenas +141. Jerez de la Frontera, la ciudad más poblada de la provincia, hasta el punto de que en unos años duplicará en habitantes a la capital, apenas tuvo un saldo migratorio positivo de 2.320 de personas procedentes de la Bahía.

Nuevas viviendas entregadas recientemente en Cádiz. Nuevas viviendas entregadas recientemente en Cádiz.

Nuevas viviendas entregadas recientemente en Cádiz. / Lourdes de Vicente

Esa conexión entre el gaditano y su ciudad, aunque las circunstancias le obliguen a vivir fuera de ella, se constata también con lo que la estadística denomina como "población vinculada": la que no reside en Cádiz pero sí trabaja en ella, o acude asiduamente a su comercio, a tramitar asuntos administrativos, a participar en actividades de ocio o cultura o por cuestiones de atención sanitaria. El Censo de Población y Vivienda de 2011 (el cerrado en 2021 no ha incluido este dato) fijó en unas 80.000 personas las que acudían a Cádiz cada día por alguno de estos motivos, cuadruplicando a las que lo hacían en Jerez.

Los expertos destacan que esta elevada cifra "es un indicador de centralidad (núcleo cabecera) dentro del contexto de la aglomeración urbana de la Bahía de Cádiz-Jerez". Sin embargo, esta centralidad acaba siendo muy relativa en cuanto al propio desarrollo de la Bahía y su liderazgo como capital.

La escasa población de Cádiz, agobiada por un término urbano de apenas 13 kilómetros cuadrados (con lo que ello supone de dificultad para la ubicación de complejos comerciales, industrias, equipamientos turísticos y de ocio...), ha marcado en las últimas décadas una relación complicada con su entorno.

Frente a la mayor parte de las provincias del país, y de forma notable en Andalucía, Cádiz no ha jugado el lógico papel de liderazgo de su área metropolitana. Ha tenido a su lado, tiene cada vez más, a ciudades que se le acercan en población e incluso ya le han superado. Ciudades que, a modo de reino de taifas, han funcionado cada una de forma independiente... aunque la movilidad de su población vaya siempre por delante en el concepto de mancomunidad.

El propio estudio municipal culmina con varias cifras relevadoras: el 95% de los encuestado asume que es "difícil o muy difícil" encontrar una vivienda en Cádiz.

La limitación de crecimiento que tiene el parque de viviendas de la ciudad hace inviable una solución a este déficit de población.

El propio Ayuntamiento considera que en el término urbano no caben más de 3.000 nuevas viviendas. Ampliar el parque aprovechando una parte de los terrenos del polígono exterior de la Zona Franca, como ha pasado con Navalips y su entorno (con 800 pisos más, aún por construir), no será suficiente.

Hoy hay muchas de las familias que se fueron en su día que quieren volver a su ciudad de nacimiento; otras que residen aquí, buscar cambiar de piso para mejorar su situación (no olvidemos que Cádiz cuenta con el tercer parque de vivienda más antiguo de las capitales del país, aunque una parte del mismo se haya rehabilitado es de el Plan de 1999); y después están las que buscan acomodo por cuestiones laborales o, simplemente, porque consideran que es la ciudad ideal para tener una segunda vivienda o jubilarse.

Al final, demasiados intereses particulares para tan escaso territorio.

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