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Cádiz

La revolución de Cádiz: La Bahía solo funciona unida

El tranvía, el último medio de transporte metropolitano que ha entrado en servicio.

El tranvía, el último medio de transporte metropolitano que ha entrado en servicio. / Julio González

Hace cuarenta años Florencio Zoido dirigió a un equipo de técnicos, coordinados por la Junta de Andalucía y con el apoyo de ayuntamiento y Diputación, para elaborar el que sería el primer Plan de Ordenación del Territorio de la Bahía de Cádiz.

Por primera vez en la historia se analizaba el presente y futuro de este espacio urbano, con sus potencialidades y con la necesidad de trabajar de forma unida.

El documento no sirvió de mucho pues, como otros muchos planes que con el tiempo se fueron elaborando en la provincia, quedó guardado en un cajón o simplemente ignorado. Todo a favor de un desarrollo individualista de cada una de las ciudades de la Bahía.

El tiempo ha dejado claro el enorme error que se produjo entonces y que propició que la Bahía creciese en base a reinos de taifas, en cuyos suelo se repetían equipamientos, nuevas ofertas y gastos que podían ser comunes.

Mientras tanto, las restantes áreas metropolitanas de la región, nuestras grandes competidoras, fueron creciendo, a mayor o menor ritmo, con planes más o menos coordinados que, hoy, les han situado en una posición más ventajosa que a la Bahía de Cádiz.

Todo ello, además, en un momento en el que las administraciones basan buena parte de sus inversiones en los fondos europeos, y éstos acaban primando la mayor parte de las veces a planteamientos metropolitanos.

Lo cierto es que si hay algo claro sobre por dónde debe ir la Bahía de Cádiz, para recuperar su fuerza y su posicionamiento regional, es por una rotunda apuesta por el área metropolitana.

El crecimiento de las últimas décadas ha provocado el acercamiento de los términos urbanos. Cádiz, San Fernando, Puerto Real, El Puerto y Chiclana casi pueden considerarse una única ciudad. Hace ya tiempo que el vecino le tomó la delantera a las decisiones de sus administraciones: trabaja en una localidad, duerme en otra, compra en una tercera y vive su ocio en una cuarta.

Mientras, las inversiones en actuaciones que podrían tener en uso común (limpieza, abastecimiento de agua y electricidad, transportes públicos) se encarecen por ir cada uno por su lado.

Lo peor es que no hay una planificación común de los espacios donde viven 400.000 habitantes, la que sería la octava ciudad más poblada de España.

La Bahía tiene suelo para su desarrollo industrial, tiene suelo para atender a la demanda de vivienda, tiene suelo para convertirse en un referente turístico de calidad, tiene costa para ser, también, un referente náutico, tiene suelo para expandir su universidad y tiene un Parque Natural al que hay que mimar. Pero todo ello necesita coordinación y consenso entre los municipios y la administración que controla el desarrollo urbano de la región, la Junta.

No parece lógico, a priori, llevar a los términos urbanos las grandes industrias que se necesitan para tener un sector que complemente nuestra economía, cuando en muchas de ellas faltan metros para viviendas, parques y equipamientos (especialmente en Cádiz y San Fernando).

La respuesta es desarrollar ya los inmensos terrenos de Las Aletas-Trocadero, dotándolos de buenas conexiones por tierra y mar y creando una sociedad que sea capaz de atraer a firmar solventes con garantía de continuidad.

La cercanía del Campus universitario de Puerto Real debe ser también un aliciente para esta apuesta industrial, por el evidente papel que tiene la Universidad en la formación de los jóvenes gaditanos. Y la necesidad, también, de evitar la marcha de éstos a otras provincias o países ante la falta de oportunidades en su tierra.

El turismo de calidad

La atracción turística de la Bahía va en alza, pero aquí una política común también reforzaría esta pata de nuestro crecimiento.

Las playas y los grandes complejos residenciales se unen al potencial histórico y a su patrimonio. Hay que activar de una vez por todas el turismo náutico, con la llegada de grandes yates de recreo y la creación de complejos marinos, de los que tanto se han hablado durante años, con escasa realidad.

Y directamente relacionado, es necesaria una coordinación de la política cultural: planificar la programación de los teatros, la celebración de los conciertos de verano, la organización de exposición de primer orden...

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