20 años del Plan de Rehabilitación de Viviendas | Cádiz

“Volvimos a otra casa distinta, más grande, que era lo que necesitaba nuestra familia”

  • Un vecino de General Morla, 4 recuerda la mejora que supuso la reforma integral de la finca donde nació, una de las primeras que se hicieron, pero reclama obras de mantenimiento urgentes

  • “Tenemos en casa una habitación donde no se puede ni dormir ni estar por las humedades”, lamenta Adán Vieite

  • En el patio, la pared medianera con otra finca contigua presenta un estado lamentable

Adán Vieite, en el patio de General Morla,4. Abajo, a la izquierda, se aprecian humedades procedentes del aljibe.

Adán Vieite, en el patio de General Morla,4. Abajo, a la izquierda, se aprecian humedades procedentes del aljibe. / Lourdes de Vicente

Antonia Castilla no está hoy para entrevistas. Acaba de llegar del médico y dice que no se encuentra bien, que mejor cuando vuelva su vecina del bajo. Lo propone muy amablemente desde la galería de la segunda planta de esta finca de General Morla, 4, una de las primeras que rehabilitó la Junta de Andalucía, junto a otra de Suárez de Salazar, en el Barrio de Santa María, y que se entregó a sus inquilinos hace ahora veinte años. Antonia ya relató entonces para este periódico su experiencia. Y volvió a hacerlo cuando se cumplieron diez años de aquella entrega que, gracias a una iniciativa pública autonómica dirigida a pie de obra por Pablo Lorenzo, tanto mejoró su calidad de vida.

Antes de la reforma integral del edificio, Antonia vivía en una de las dos infraviviendas que había en la planta baja, que se convirtieron en una sola muchísimo más espaciosa. De su puerta, sale al patio para atendernos Adán Vieite, de 33 años, que apenas si tenía 13 cuando estrenó casa nueva en el mismo sitio en el que había vivido siempre. “Yo llevo viviendo aquí desde que nací. Nos fuimos algunos años mientras la rehabilitaron y volvimos ya en 2001... La casa, antes de la rehabilitación no tenía nada que ver con como la dejaron... Nosotros éramos una familia de cinco personas y el bajo estaba dividido en dos partes. En una estábamos nosotros y en la otra, la vecina del segundo... Yo apenas si me acuerdo de aquello, pero sí de que cuando llegamos nos encontramos en una casa nueva y mucho más grande, que era lo que necesitábamos...”. Adán la sigue habitando hoy junto a sus padres.

Estado en el que se encuentra la pared medianera con la finca contigua. Estado en el que se encuentra la pared medianera con la finca contigua.

Estado en el que se encuentra la pared medianera con la finca contigua. / Lourdes de Vicente

Pero, ¿cómo está ahora el edificio? “Hasta hace poco la casa se ha mantenido muy bien. Pero de un tiempo a esta parte empezaron a aparecer humedades, aunque sí que es verdad esto en el casco antiguo de Cádiz suele pasar en todas las casas...”, cuenta Adán. Su familia viene habitando aquella finca desde que llegase a ella la abuela de su padre, que fue la titular del primer contrato de arrendamiento... Desde que se rehabilitó, la finca pertenece a la Junta de Andalucía y la titular del contrato de alquiler es su madre, que además tiene una opción de compra, “aunque aún no se le han propuesto”, apunta su hijo.

“Creo que se ve claro que necesita una reparación urgente”, dice Adán mostrando el lamentable estado en el que se encuentra una de las paredes del patio, que hace de medianera con la finca contigua. “Además, en mi casa tengo una habitación inhabilitada porque de la humedad que hace no se puede ni dormir ni vivir en ella. Llevamos tiempo comunicando a la Junta los desperfectos que hay, tanto en esa habitación de mi casa como en las zonas comunes, pero aún no hemos recibido respuesta”, comenta este trabajador de la industria naval.

Una vista del patio desde la azotea en la que se ve la parte superior de la medianera deteriorada. Una vista del patio desde la azotea en la que se ve la parte superior de la medianera deteriorada.

Una vista del patio desde la azotea en la que se ve la parte superior de la medianera deteriorada. / Lourdes de Vicente

“Un amigo arquitecto me ha dicho que se debe, sin duda, al aljibe que tenemos abajo, que está completamente tapado y que no respira ni siquiera por aquí”, apunta señalando a un precioso brocal de pozo antiguo de mármol que se encuentra pegado a la medianera en mal estado. “Además, cuando llueve, se nos forma un charco, aquí, justo a la entrada de la casa, porque, con tanta humedad, se ve que el suelo ha cedido”, explica. “Nosotros, como inquilinos, no podemos hacer nada, más allá de reclamar que nos lo arreglen. Como cuando nos tuvieron que forrar estas paredes de la entrada con pladur porque también estaban llenas de humedades”, añade.

Adán Vieite, a la puerta de su casa, donde convive con sus padres. Adán Vieite, a la puerta de su casa, donde convive con sus padres.

Adán Vieite, a la puerta de su casa, donde convive con sus padres. / Lourdes de Vicente

A mí me arreglaron enseguida dos grietas que me salieron en la pared”, dice Antonia desde una ventana de su casa. “Antes, siempre que surgía algún problema íbamos a la calle Cristóbal Colón y allí nos atendían estupendamente”. Antonia se refiere a la antigua Oficina de Rehabilitación del Casco Histórico de Cádiz, actualmente sede de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA). “Ahora todo es mucho más díficil para las personas mayores, porque todo hay que hacerlo por internet”, lamenta.

Veinte años después de su rehabilitación resulta evidente que esta finca necesita de varias operaciones urgentes de mantenimiento, una necesidad que a buen seguro reclaman en otras fincas del parque público de vivienda. Y lo que es peor: Veinte años después aún quedan infraviviendas en Cádiz y mucho que hacer para que el objetivo de aquel ambicioso plan de la Junta, que no era otro que conseguir que los habitantes del casco histórico vivieran dignamente, no caiga en saco roto.

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