LA historia se sucede como tragedia y se repite como farsa. Lo escribió Karl Marx en El 18 Brumario, aunque aún no se ha demostrado el orden cierto de los géneros. El segundo martes de campaña fue muy parecido al primero, aunque con un matiz diferente e importante. El candidato Juanma Moreno se ha subido en la cresta de la ola con motivo de su segundo lunes de televisión, los populares lo aclaman, están eufóricos y, para constatarlo, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría volvió a Andalucía. En esta ocasión no fue a Huelva, sino al otro extremo, a El Ejido, donde se dirigió a Susana Díaz: "Se lo dije, señora Díaz, tenía una semana para prepararse". El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, en un mitin en Málaga, se dirigió a su candidato: "Juanma, tú fuiste el presidente". Rajoy es un hombre en extremo educado, caballeroso, tranquilo, y fue eso lo que elogió de Moreno Bonilla en el debate del pasado lunes en La 1.

Y como el martes pasado, la candidata de Podemos, Teresa Rodríguez, se tomó su día libre por motivos de conciliación familiar, y como la anterior semana, Susana Díaz resucitó del debate, se crece en los mítines y en la calle. Pero el matiz es éste: los pequeños partidos se distanciaron del PSOE y de posibles alianzas por miedo a que el oso los termine abrazando. Ya se oye lo del reparto de sillones y el PP repite que todo lo que no sea votar a Juanma Moreno es votar por los socialistas. "La papeleta del PP es la del cambio, el resto lleva el nombre del PSOE", mantuvo Soraya Sáenz de Santamaría.

Una campaña debería servir para hacer un poco de pedagogía. Verán. Unas elecciones como las del domingo no se resuelven como un partido de fútbol, en el que se juega a todo o nada; de hecho, ni se elige directamente al presidente de la Junta. Las urnas deciden la composición del Parlamento de las Cinco Llagas, el reparto de los 109 diputados en función de las distintas voluntades políticas de los andaluces, y es de esta división de opiniones de la que surge un presidente y un Gobierno. Si el partido mayoritario no logra 55 escaños, se ve obligado a pactar, aliarse o gobernar con otros, y es así como funciona la democracia, de hecho, un Ejecutivo de varias tonalidades es más representativo que el monocolor aunque su riesgo es el de la operatividad. La convivencia democrática y pacífica se construye así, gracias a las transacciones y concesiones. Aunque si el Parlamento está en exceso dividido, corre peligro la propia gobernación de la comunidad.

Los partidos pequeños, los emergentes, se afanaron en avisar de que ellos no pactarán con los socialistas de Susana Díaz en la próxima legislatura. Lo hizo IU, Podemos y Ciudadanos, y aunque esta negativa se puede entender por motivos electorales, para conjurar que el voto útil se les vaya hacia las formaciones mayoritarias, todos los candidatos deberían explicar que un pacto no es el reparto de sillones. En efecto, debe haberlo, pero no es eso. La candidata de Podemos, Teresa Rodríguez, ni negó ni afirmó en Cuatro, la cadena televisiva, que ella podía terminar de consejera en un probable Gobierno de Susana Díaz. Eso no se puede contestar ni con un sí ni con un no, aseguró. Poco después, la candidata tuiteó lo siguiente: "Teresa Rodríguez no va a ser consejera de un Gobierno de Susana Díaz. Fin de la cita". Lo escribió tal cual, refiriéndose a ella en tercera persona. En caso de que el PSOE le ofreciera un pacto, y esto es algo que ha negado casi todos los días Susana Díaz, Podemos tendría que consultar a sus simpatizantes. Difícil, aunque la capacidad de la dirección de Pablo Iglesias para ganar sus consultas por internet está resultando, realmente, asombrosa.

Antonio Maíllo, candidato de IU, se apartó un poco más de Susana Díaz. Recordó que sus bases deben decidir si apoyan a un Gobierno, de lo que Maíllo deduce que será muy difícil, sino imposible, pactar otra vez con la presidenta. Y Juan Marín, el candidato de Ciudadanos, aseguró que la alianza es "prácticamente imposible". Bien, habría que recordar esa premonitoria frase del ex vicepresidente del Gobierno andaluz Diego Valderas cuando dejó por escrito que "la aritmética parlamentaria produce milagros". No es que quieran pactar, es que están obligados a ello por obligatoriedad matemática. Y política.

El debate dejó la euforia, y casi una única propuesta: que los parlamentarios dejen de ser aforados. Sin embargo, Rosa Díez, la líder de UPyD, casi la fulminó al recordar que el PP rechazó una propuesta similar a la de Moreno Bonilla en el mes de febrero en el Congreso.

Mariano Rajoy bajó a Málaga, aunque el viernes vuelve a Sevilla. Se le ve encantado con su candidato. El debate de La 1 fue visto por 493.000 personas en su desconexión andaluza y por 47.00 a través del Canal 24 horas, unas 100.000 personas más que el primero, el de Canal Sur. 1.506.000 personas conectaron con el debate en algún momento de su hora y media, casi un 19% de la población. Rajoy no sólo viene a apoyar a su candidato, también se está trabajando a un electorado que deberá decidir sobre él en las elecciones generales de noviembre. Andalucía le dejó 33 diputados nacionales al PP en el año 2012, y el presidente desea retener a una buena parte de ellos. Cabe preguntarse qué hará el PSOE federal de Pedro Sánchez cuando si gana las primarias y se presenta como candidato socialista a La Moncloa.

Juanma Moreno, que está demostrando ser un hombre precavido, no desea estar el domingo por la noche en el mismo balcón de la sede regional del PP de la calle de San Fernando donde Javier Arenas festejó sus tres derrotas ascendentes y su victoria, paradójicamente, definitiva para su liderazgo. El candidato ha decidido colocar su cuartel general en el hotel Los Lebreros, todo un clásico de las noches electorales. Allí celebraba el PSOE sus victorias en los ochenta.