Diario Cofrade

Semana Santa de Cádiz 2022: Regreso tímido a las calles

  • A falta de dos semanas para el inicio de la Semana Santa, las hermandades no terminan de alcanzar en sus cortejos las cifras anteriores a la pandemia

Los pasos de la cofradía de Vera-Cruz llegaron este viernes a San Francisco para iniciar su montaje.

Los pasos de la cofradía de Vera-Cruz llegaron este viernes a San Francisco para iniciar su montaje. / Lourdes de Vicente

Dos años se han cumplido desde que la irrupción de la pandemia alteró la vida de todo el país; el mismo tiempo que el reloj que marca el tiempo de las cofradías quedó igualmente parado, abriendo un paréntesis cuyo semicírculo de cierre se atisba, al fin, en el horizonte de las próximas dos semanas. Han sido dos años sin cofradías, dos años sin el contacto acostumbrado de la ciudad con las imágenes devocionales, del público de la calle con el incienso y los capirotes. Y retomar esa relación parece que será cuestión de tiempo, como la pareja que se enfría pero que decide darse otra oportunidad. La reactivación de toda la maquinaria que supone encaminarse a una nueva Semana Santa está costando más de lo esperado, no está encontrando la facilidad que se pensaba; las vísperas cuaresmales no están teniendo, según la opinión generalizada, el calor acostumbrado.

Hay un factor que será determinante para calibrar el daño que el parón del Covid ha ocasionado en la Semana Santa: el número de cofrades que participa en la Semana Santa. Factor que tiene como aristas principales dos posibles participaciones bien visibles, la de los capirotes que acompañan a las imágenes titulares y la de los cargadores que van debajo de los pasos y que permiten completar sin grandes dificultades los recorridos procesionales, que sí se mantienen inalterables respecto a lo que estaba previsto en 2020.

Cortejos más reducidos

La formación de los cortejos está siendo mucho más lenta de lo habitual y no está alcanzando, por ahora, las cifras de la última Semana Santa en la calle (2019). Las cofradías incluso adelantaron las fechas habituales de entrega de túnicas y papeletas o controles; pero la mayoría de fiscalías siguen a día de hoy teniendo menos demanda de hermanos para salir que la que recibían habitualmente.

El dato en sí es negativo, sobre todo teniendo en cuenta que la Semana Santa de Cádiz venía experimentando -en líneas generales- un contínuo aumento de los cortejos, con subidas más o menos notorias del número de capirotes en la práctica totalidad de cofradías. Una tendencia que a día de hoy quedaría absolutamente destrozada con esa bajada generalizada que trasladan los responsables de las cofradías de penitencia.

No obstante, hay que reseñar que la bajada en casi todos los casos no es mayúscula, sino que es de un porcentaje relativamente bajo, por lo que la caída de capirotes apenas se notaría en la calle. Una hermandad que superaba los 220 hermanos con túnica antes de la pandemia pelea ahora por llegar a los 200. La que sacaba 365 ronda los 350. La que en 2019 vistió a 135 ya ha alcanzado hoy los 120. Cifras desde luego muy alejadas de esos llamamientos que sí se están produciendo en otras ciudades donde la merma de capirotes o de cargadores es notable.

“Nuestras expectativas están puestas en llegar a 180 hermanos”, confiesa el hermano mayor de Columna, Jesús Farrujia, cuya hermandad superó en 2019 los 210 hermanos con capirote. El goteo de retirada de sitios sigue llegando a San Antonio -“esta misma mañana han ido dos hermanos a retirar el control”, precisaba Farrujia el viernes-, a lo que se ha unido la lluvia de los últimos días, que ha evitado que los hermanos vayan a la casa de hermandad. Por eso, en Columna están convencidos de que conforme se acerque aún más la Semana Santa “la cosa irá a más”. “Poco a poco se va viendo que se está normalizando la situación del Covid. A última hora se irán animando”, traslada un optimista hermano mayor.

Menos capirotes se atisban también el Lunes Santo en la calle de La Palma. De los 280 que salieron el último año, la hermandad se ha quedado por ahora en torno a los 250. Al igual que está haciendo la mayoría, pese a que ya culminó el plazo habilitado para la retirada de túnicas y papeletas, se siguen entregando a diario siempre que lo requiera un hermano, con la esperanza de que en estos últimos días sigan ampliando las filas para acercarse lo máximo posible a esas cifras de 2019.

“Vamos a tener casi un retén de guardia en la casa de hermandad de aquí a Semana Santa”, apunta al respecto el hermano mayor de Santo Entierro, Fernando Díaz, en relación a esta recta final de la Cuaresma que permita, en su caso, acercarse a los 115 capirotes que procesionaron el último Sábado Santo. Actualmente supera los 90, a los que presumiblemente se unirán “hermanos que nos han dicho que van a salir pero que todavía no han retirado su control”.

Menos niños pequeños

Una tendencia generalizada es la notable caída de los más pequeños del cortejo, algo que está ocurriendo en la mayoría de cofradías, que ven cómo las túnicas más pequeñas siguen colgando del perchero de la casa de hermandad mientras se agotan las de adultos.

Así ocurre, por ejemplo, en la hermandad de Sentencia. Es la cofradía que en los últimos años lidera el índice de capirotes de la Semana Santa de Cádiz. Su actual vicehermano mayor, Benito Moya, comenta que esos niños pequeños que salen el primer año “se han quedado sin salir”, mermando las filas. “Por contra, se han incorporado los hermanos mayores, los antiguos. La cuarta sección tiene una media de más de 30 años; y en la quinta superan los 50 años”, explica, insistiendo en valorar positivamente esos casos de hermanos “que llevan años sin salir y han vuelto”.

Con este escenario actual, Sentencia pasaría hoy de los 365 capirotes que puso en la calle el Miércoles Santo de 2019 a las 327 túnicas entregadas hasta el viernes. “Nos quedaremos en 350, calculo”, indica Moya reconociendo que este año no ha encontrado la hermandad “esa demanda de hermanos”, teniendo claro que en base a la evolución que venía experimentando Sentencia hasta la aparición del Covid, “sin este parón, tendríamos hoy los 400 en la calle”. Tiene un hecho demoledor el que hasta hace unos meses fuera hermano mayor de la cofradía: “Todos los años se hacen de 15 a 20 túnicas nuevas; y este año no se ha llamado a la costurera”.

Otro ejemplo de la situación que se viene dando esta Cuaresma es el de la cofradía de Las Penas. Su hermana mayor, Inmaculada Ruiz, explica cómo las túnicas más pequeñas del cortejo siguen huérfanas en la casa de hermandad, mientras que la cofradía intenta resolver el problema generado a aquellos hermanos adultos que quieren salir y para los que no hay hábitos disponibles. “Estamos recurriendo a lo que podemos, encargar nuevas túnicas o pedir a esos hermanos con túnica en propiedad que no van a salir que la cedan para esos otros”, indica Ruiz, que confiesa que para este 2020 “el grueso de la primera de Cristo, no está, se ha perdido”. “Los infanticos (grupo de niños pequeños con túnicas pero sin capirotes que la hermandad incorporó al cortejo en 2018) han bajado, pero no mucho. Lo que ha bajado considerablemente son los penitentes de 6, 7 años”, expone.

El regreso de las hermandades a las calles, por lo tanto, no está generando el impacto que podría preverse de antemano; la recuperación de la Semana Santa no parece haber despertado la ilusión que se creía dormida estos últimos dos años. Así lo entienden muchos cofrades, que apuntan a la incertidumbre que sigue generando el escenario actual a falta de noticias o confirmaciones por parte de las administraciones públicas, las autoridades sanitarias o las propias cofradías sobre cómo se van a desarrollar las procesiones; a la inseguridad que sigue mostrando parte de la población respecto al contacto interpersonal, o incluso a la lluvia incesante de los últimos días como posibles causas de que los números habituales sigan sin alcanzarse a estas alturas. Incluso hay una creencia generalizada de que está costando que la ciudad se adentre en la Cuaresma, que Cádiz respire cofradierismo estos días previos a Semana Santa. “Está siendo una Cuaresma distinta, vivida a una velocidad distinta a la de otros años. Pero la gente conforme pasan los días y se desarrollan los actos, va viendo que esto está aquí”, apunta el hermano mayor del Nazareno del Amor, Manuel Mota. “Y que vuelve para quedarse”, añade.

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