Unas están en El Puerto y otros en Cádiz, pero guardan un nexo común: el Espíritu Santo. A él están encomendado ellas, las monjas portuenses, y a él se encomendó María Inmaculada, advocación del redil de la Pastora establecida en la calle Sagasta. Por eso, congregación religiosa y corporación han unido sus lazos con un singular hermanamiento que incluye nombramientos de honor igualmente curiosos.

Las monjas comendadoras del Espíritu Santo de El Puerto de Santa María son ya hermanas de gracia del Redil de la Pastora. Un título que esta corporación utilizaba antiguamente, estando reservado a clérigos y religiosos, y que se ha concedido “de manera excepcional y honorífica, en reconocimiento a la labor” que realizan estas religiosas. Además, la corporación explica que este nombramiento tiene validez para la abadesa y hermanas “actuales y las que en la posteridad formen parte de esta casa”.

De manera paralela, María Santísima Inmaculada y Divina Pastora de las Almas (que es la advocación que reciba la titular del redil) ha sido nombrada por la comunidad religiosa portuense “comendadora y Abadesa Perpetua de Honor”. Para ello, además, las monjas han donado a la Virgen “el anillo de oro de comendadora profesa, antigua herencia de la Orden”, trasladan desde el redil.

Con este hermanamiento, además, se mantiene una tradición que se remonta a 1770, “cuando la Archicofradía de la Divina Pastora es agregada a la basílica romana de la Orden Hospitalaria del Espíritu Santo, tomando desde entonces rango de archicofradía” y estrechando a partir de ahí lazos espirituales y de colaboración como el que acaban de suscribir las monjas portuenses con los cofrades gaditanos.