El tejido empresarial de San Fernando estima las pérdidas del apagón en torno a un millón de euros

Comerciantes y hosteleros celebran la ausencia de robos y actos vandálicos, pero lamentan un día en blanco al no poder recurrir a los medios de cobro telemáticos, que son los que prefiere el cliente desde la pandemia

Más de 15 horas de apagón San Fernando: unos pocos walkies para coordinar una respuesta de emergencia "y pensando siempre en lo peor"

Aspecto de la calle San Rafael, una de las principales arterias comerciales isleñas, a última hora de la tarde del lunes.
Aspecto de la calle San Rafael, una de las principales arterias comerciales isleñas, a última hora de la tarde del lunes. / Antonio Zambonino

San Fernando/Cualquiera que pasease el lunes por San Fernando tras la puesta de sol se pudo encontrar con una ciudad a oscuras (que no desierta), sin alumbrado público funcionando y sin comercios o bares que iluminaran con sus escaparates y neones la vida de una ciudad sumida en la incertidumbre. Ni rastro de terrazas en un casco histórico en el que en las ventanas de muchos hogares se adivinaba la tenue y cálida luz de unas velas que cumplían con su utilidad. Y es que el lunes eso de cenar a la luz de las velas dejó de ser una romántica opción para ser la única alternativa.

Si bien es cierto que muchos, ya curtidos por las restricciones de una pandemia a sus espaldas, afrontaban la situación con resignación y hasta con templanza, más allá de algún momento puntual de apresuradas salidas al supermercado por víveres (ayer el agua embotellada fue la gran protagonista) o al bazar más cercano, en los que las radios y transistores a pilas se convirtieron en los artículos más preciados.

Como era de esperar, el comercio y la hostelería de La Isla vivieron esta jornada de manera complicada. De hecho, el presidente de la Asociación de Comerciantes, Hostelería e Industria de San Fernando (Acosafe), Manuel Luna, aclara que las estimaciones de pérdidas para estos gremios a causa del apagón ronda el millón de euros. “Fue una jornada muy dura en la que apenas hubo actividad”, detalla el responsable de esta entidad.

Luna explica que buena parte de la culpa radica en la manera de comprar que se ha hecho habitual desde la pandemia, en la que el dinero en efectivo ha quedado prácticamente desterrado hasta para los gastos más pequeños para ser desplazados, casi sen su totalidad, por las tarjetas bancarias y los dispositivos móviles como métodos de pago. “Desde la pandemia la gente está acostumbrada a consumir así y a no llevar encima dinero en efectivo. Por eso en cuanto se pierde la conexión y quedan inoperativos los medios de pago telemáticos poco se puede hacer. De hecho, apenas se pudieron aprovechar comercialmente los tramos con luz diurna”

"En cierta manera con este suceso se volvió por un día al comercio tradicional, al de barrio de toda la vida, al de la voluntad de ayudar y de fiar al cliente de siempre si es necesario”, detalla Luna.

El presidente de Acosafe también ha mostrado su satisfacción ante la ausencia de robos y de actos vandálicos. “El principal miedo era que muchos aprovecharan la noche y la oscuridad para robar en muchos establecimientos y romper escaparates para acceder. Afortunadamente el comportamiento cívico se ha impuesto y la noche fue tranquila y sin incidentes”, subraya Luna.

Por su parte, el presidente de la Asociación Isleña de Hostelería y Turismo (Asihtur), Juan López, ha lamentado la ausencia casi total de ingresos de los hosteleros de la ciudad durante el apagón y explica que la falta de comunicaciones telefónica complicó también el reparto a domicilio. “Además de que no se pudo ofrecer servicio ni en muchos comedores ni en muchas terrazas, tampoco se encontró un alivio en el reparto a domicilio, ya que era imposible que los clientes llamasen y, por otro lado, muchos optamos por no poner a motoristas en la calle durante una jornada en la que los semáforos no funcionaban y en la que era muy difícil mantener la seguridad vial, por lo que había que evitar todo desplazamiento en coche o moto”, indica el responsable de Asihtur.

Desde esta asociación también se insiste en el escaso rango de acción que deja a su sector no poder recurrir a los medios de cobro telemáticos, que ya son los que prefiere el cliente.

Entre las quejas habituales de los hosteleros también ha persistido la difícil conservación de numerosos alimentos tras impedir el corte de suministro eléctrico mantener la cadena de frío. “Muchos compañeros aún tienen que hacer números para ver que han perdido o que pueden reclamarle a sus seguros”, señala López.

Un día después, comerciantes y hosteleros afrontaban la resaca del apagón con incertidumbre y con la vista puesta en un futuro en el que confían que no se repitan episodios como éste, con el que se abrió una semana que será recordada durante mucho tiempo.

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