El reparto de pienso anticonceptivo entre las palomas urbanas que el Ayuntamiento de San Fernando ha puesto en práctica como "sistema ético" para controlar su proliferación supone la última de múltiples campañas que a lo largo de los últimos 30 años se ha llevado a cabo en La Isla ante lo que en no pocas ocasiones se ha convertido en un grave problema. De hecho, en 2019 -fecha a la que se remonta la última actuación municipal en este sentido- se advertía de que su población se situaba por por encima de lo que se considera el "umbral de tolerancia" para justificar la necesidad de tomar medidas al respecto. 

Las palomas, desde luego, no suelen suscitar demasiadas simpatías. Y mucho menos si son demasiadas. Generan suciedad, dificultan el mantenimiento de las fachadas y cubiertas de los edificios, afectan a la conservación del patrimonio histórico y traen de cabeza a los hosteleros en las terrazas. 

De ahí que, de vez en cuando, el Ayuntamiento se vea obligado a echar mano a campañas de control para la que la situación no se vaya de las manos. Sobre todo en momentos en los que los problemas ocasionados por estas aves han ido demasiado lejos, como ocurrió en la década de los 90 o, más recientemente, cuando se acometió la obra de rehabilitación del Palacio Consistorial, que hizo que en un número excesivo se desplazara hacia el cercano Mercado Central. 

Eso sí, hasta ahora siempre se había recurrido a soluciones más prosaicas para controlar su población como las jaulas-trampa con pienso colocadas en puntos estratégicos o a cañones de redes. De lo que se trataba era de atajar su proliferación y quedarse con unas cifras más manejables. Claro que la medida implica una intervención periódica y, por ende, momentos en los que los ciudadanos sufran con mayor o menor intensidad las molestias que originan estas aves. 

Captura de palomas con redes en la plaza del Rey, hace 20 años.

Ahora es la primera vez que se opta por el reparto de pienso selectivo -aunque se había planteado en alguna ocasión- y los resultados se tendrán que ver en unos meses. La concejala de Bienestar Animal, Mar Suárez, aseguraba ayer que la medida, menos agresiva, se había consensuado con los colectivos animalistas. 

La captura con redes fue, de hecho, la fórmula que se empleó en los años 90 y a principios de siglo. Luego se optó por la fórmula de las jaulas-trampa, que hasta hace dos años se estaba utilizando en La Isla. 

El centro histórico -la plaza del Rey y la plaza de la Iglesia- y su entorno son los lugares más afectados por las presencia de palomas, aunque no son los únicos. El Ayuntamiento, en la nueva campaña, señala también otros puntos como la barriada Diputación y, especialmente, el túnel que comunica con Carlos III, que será una de las zonas en las que se intervendrá además del centro. 

Formaciones como Cs, curiosamente, planteaba en el anterior mandato el uso de aves rapaces para controlar la población de palomas urbanas.