JOSÉ mARTÍN PÉREZ jIMÉNEZ. pREGONERO DE LA SEMANA SANTA

"¿Cómo definir mi pregón? Pues, sin duda, como un pregón muy muy cofrade"

  • La Isla asoma ya a una nueva Semana Santa que mañana, Domingo de Pasión, empezará a tomar cuerpo en el Real Teatro de Las Cortes con el pregón de los pregones

El pregonero nos recibe en la puerta de su despacho a última hora de la mañana cuando apenas quedan cuatro días para el Domingo de Pasión. Entre el papeleo, libros y manuales de contabilidad que inundan en riguroso orden el escritorio hay un detalle tremendamente cofrade que ilumina la oficina como cirio de penitente en plena madrugada: un llamador, regalo de su mujer, un elemento que cobra una apariencia insólita en aquel mundo de contable y que condensa toda la personalidad cofradiera de José Martín Pérez Jiménez.

El pregonero está tranquilo, aunque reconoce que lleva ya varios días con mariposas revoloteando por el estómago. "Es síntoma de responsabiliad", advierte. La procesión, nunca mejor dicho, va por dentro pero sorprende la entereza y seguridad con la que vive las vísperas del gran pregón -sus vísperas- tras una Cuaresma que ha vivido poéticamente y que, para Martín, comenzó mucho antes que para los demás, allá por el mes de octubre cuando el Consejo de Hermandades arrojó sobre sus hombros la gran responsabilidad: la de anunciar la llegada de la Semana Santa isleña de 2014.

El pregonero ha abrazado con entusiasmo la faena encomendada. Se ha dejado la piel, el corazón y la memoria en el papel en un pregón que aspira a emocionar y a alentar a los cofrades. También a despertar alguna que otra sonrisa, confiesa. Ha ido contando poco a poco, día a día, sus vivencias a través de las redes sociales, que ha utilizado como un nexo de unión con la gente de la calle. Ha recibido felicitaciones y mensajes de ánimo a la par que iba narrando las emociones que le acompañaban en el periodo de gestación del pregón y sus cuentas de facebook y twitter tendían un puente imaginario entre la soledad de su escritorio y cientos de hogares cofrades. Era una necesidad. "De alguna manera, tenía que compartir lo que llevaba dentro, todo lo que estaba viviendo", cuenta. Y eso que antes de su designación pasaba de las redes sociales. Eso sí, advierte, nunca ha llegado a desvelar nada del contenido del pregón.

Lo mismo ocurre con la entrevista. Durante casi una hora de conversación sobre el Pregón de la Semana Santa, que es el gran pregón de La Isla, esquiva con suma habilidad cualquier alusión directa. Forma parte del juego de las vísperas, como la propia entrevista en sí, como el protocolo del acto que este domingo -a las 12.00 horas- se volverá a celebrar en el Real Teatro de las Cortes, como el ritual que envuelve al pregonero de la Semana Santa desde su nombramiento, esa "liturgia" -como el propio Martín la llama- a la que se ha entregado con entusiasmo. "Me ha sorprendido lo que representa en sí la figura del pregonero de la Semana Santa, que la gente te pare en la calle sin conocerte para saludarte, para lanzarte un suerte pregonero o para darte un escapulario de la Virgen del Carmen y decirte que van a rezar por ti el Domingo de Pasión. Ha habido cosas que me han emocionado, que me han puesto los vellos de punta".

El Pregón de la Semana Santa que mañana tomará cuerpo en el Real Teatro de Las Cortes, curiosamente, tiene mucho que ver con la Navidad. Ha sido en estas fechas -relata José Martín- cuando se ha escrito la mayor parte. Y eso ha marcado al texto, "quizá porque en estas fechas las emociones están a flor de piel". "He tenido a mi padre, ya fallecido, muy presente desde el momento de la designación", desvela conmovido.

Trasladar al público siquiera una pequeña parte de las emociones que encierra el corazón de un cofrade, cada uno a su manera y estilo, es la clave que rige el trabajo del pregonero de la Semana Santa. "Al ser pregonero me han puesto al mismo nivel que personas que, en cierta forma, me han marcado", advierte. Y cita a pregoneros como María Felisa Sánchez García, que fue su maestra en el colegio, o a Enrique Montiel, que también fue profesor suyo en el Almirante Laulhé. Desde los tiempos de Montero Galvache hasta los contemporáneos, todos -asegura- han dejado su huella. "Es un placer que te pongan a esa altura", afirma.

Hay pregones que dicen que son de cura por su marcado contenido religioso y catequético, otros que llaman de vivencias o de mensaje. Cuando a Martín se le pregunta si se atreve a definir el suyo apenas titubea: "Un pregón cofrade, pero muy muy cofrade", sostiene. Y también, añade, con mensaje. "Quiero aprovechar el pregón para lanzar un mensaje de optimismo, de motivación, lo que los americanos llaman ahora coaching, para que despertemos, que estamos en una ciudad que está adormilada. Tenemos que ser más solidarios, ayudarnos y tirar para adelante", cuenta.

El pregonero es cofrade "desde chico", este año cumplirá 30 años -desde la primera salida- vistiendo la túnica de la hermandad del Prendimiento. Pero también ha sido cargador, capataz y hasta llegó a presidir la asociación Jóvenes Cargadores Cofrades (JCC) en los años de su 25 aniversario. "Solo me falta tocar en una banda", apunta. A sus 42 años, Martín se dispone a afrontar mañana uno de los días más grandes de su vida. Le acompañará uno de sus grandes amigos: Juan José Castiñeiras Bustillo, que tendrá la misión de presentarlo. Mañana, en el Teatro, Martín será la voz que abrirá la puerta al esperado Domingo de Ramos.

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