La noticia del fallecimiento del obispo emérito Antonio Ceballos en la jornada del pasado miércoles ha desatado en San Fernando numerosas muestras de condolencia y pesar que han puesto de manifiesto la huella que el prelado dejó en la ciudad, con la que siempre estuvo especialmente implicado durante los años que estuvo al frente de la Diócesis de Cádiz y Ceuta (entre 1993 y 2011). 

Quizá uno de los ejemplos más relevantes fue la decidida participación de la Iglesia diocesana en la conmemoración del Bicentenario de Las Cortes de 1810, que se plasmó en la carta pastoral Recordar y celebrar, en la que subrayaba el papel desempeñado por la Iglesia en aquellos acontecimientos históricos y subrayaba la necesidad de implicarse en la conmemoración. 

Uno de los ejemplos más relevantes de esa implicación fue la Procesión Magna que en la jornada del Sábado Santo de 2010 recorrió las calles de la ciudad con enorme éxito de público y que a la postre se convirtió en uno de los grandes aciertos del Bicentenario y, sin duda, en una de las convocatorias que consiguió arrastrar una mayor afluencia de público. 

Antonio Ceballos fue también el obispo de las dos coronaciones canónicas que La Isla ha vivido en las últimas décadas: la de la Divina Pastora, Copatrona de la ciudad, en 2004, y la de María Santísima de Gracia y Esperanza, titular de la hermandad del Huerto, en 2006, que se convirtió en la primera dolorosa coronada de la Diócesis. 

Ambas hermandades recordaron este miércoles con especial cariño al obispo emérito nada más saber de su fallecimiento. Aunque no fueron las únicas, claro. Las muestras de condolencia llenaron rápidamente las redes sociales con mensajes que pusieron de manifiesto esa especial relación que Antonio Ceballos tuvo con La Isla.