EL cantautor Joan Baptista Humet, antes Juan Bautista, no era, como es habitual en el género, un artista de masas. Sus canciones necesitaban de una intimidad y complicidad que no dan los grandes escenarios. Eran, cómo se echan de menos, canciones con mensaje, para denunciar, para pensar, para actuar. Para la posteridad queda su Hay que vivir, una canción que anima a construir el futuro desde cero, desde la simplicidad, desde la escuela, el sol, el horno, el pan, sin la pesadilla del sueño americano, con la vida como único estandarte. Era, y es, una canción sencilla, quizás como su autor, sin grandes arreglos, sin espléndidas pretensiones. Una canción que, quién lo iba a decir, cobra de nuevo actualidad porque, otra vez, habla el mundo de reinventar sistemas caducos, de labrar otro futuro para nuestros herederos, de llenarnos todos un poquito mejor. En definitiva, de vivir, amigo mío, de vivir.