Las dos orillas

josé Joaquín / león

Una salida para Cataluña

ALGO se mueve en Cataluña, aunque no se sabe muy bien en qué sentido. El caso está en un punto tan patético, abracadabrante y demencial que todo intento de resolverlo por las buenas tropieza con las promesas que se dijeron sin pensar. El lío se empezó a complicar cuando lo de Zapatero y el Estatut, que fue mortal para todos, empezando por el PSOE y el PSC. Pero, como las meteduras de pata se han generalizado, estamos ahora en el momento de buscar una salida, para lo cual hay tres vías: o los catalanes se independizan y adiós muy buenas, o se quedan en España y a saber de qué manera, o la tercera vía de vamos a inventar algo que sea diferente.

En estos días hay movimientos, lo propio del mes de julio, que siempre fue de conspiraciones. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibirá al honorable titular de la Generalitat, Artur Mas. No se esperan grandes novedades oficiales, pero algo hablarán. Por otra parte, Duran Lleida ha dimitido como secretario general de CiU, aunque seguirá como portavoz en el Congreso de los Diputados. Y eso se puede interpretar de diversas maneras, incluyendo la opción de que Unió rompa con Convergència en un futuro, para liderar a los catalanistas moderados.

Otra entrevista pendiente será la del nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, con Rajoy. Siguiendo las directrices de Susana Díaz, Sánchez se ha mostrado partidario de mantener la doctrina Rubalcaba en Cataluña, que es apostar por el federalismo y oponerse a la consulta. PP y PSOE saben que en Cataluña hay un problema. Están perdiendo miles de votantes. Desde un punto de vista egoísta/electoralista, hasta les interesa que sean independientes, pues el voto catalán puede ser un estropicio para gobernar en España. Una encuesta de Metroscopia indica que ahora, en unas elecciones generales, los partidos más votados en Cataluña serían ERC y Podemos, por delante de CiU, PSC y PP. Así que algo está funcionando mal allí.

Se intuye que, antes o después, habrá reforma constitucional. Y que en la cafetería autonómica del café para todos, algunos lo tomarán descafeinado de sobre frente a la cafeína de catalanes y vascos. Ahí Andalucía deberá preservar sus derechos históricos, desde el recuerdo del 28-F. Es verdad que todas las autonomías ya no tienen por qué ser iguales, en la España actual, pero el reparto del pastel no se puede hacer sólo entre Madrid y Barcelona.

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