Opinión

josé / manuel / hesle

El puntal continúa esperando

Pende aún de la fachada del Centro de Promoción Ciudadana, sede de la asociación de vecinos de Puntales, el plotter que reivindica la presencia que el Fuerte de San Lorenzo del Puntal debió haber tenido en un Doce que se desvanece en la memoria de los gaditanos como, de igual forma lo hace -por efecto de la intemperie- el referido cartelón. El mensaje -ideado en 2007 con gran ilusión y dirigido a la ciudadanía y, sobretodo, a los responsables públicos- se mantiene hoy casi imperceptible a los ojos de los viandantes y de los propios vecinos del barrio; parece incluso olvidado para los actuales dirigentes de una entidad que nunca ha de ignorar que fue pionera en la reclamación del relevante protagonismo que otrora tuvieran los habitantes de aquellos parajes y de todo el frente de la Bahía en los destacados y decisivos acontecimientos que acabamos de conmemorar en Cádiz y San Fernando.

En el año 1992 la asociación de vecinos de Puntales inició una serie de actuaciones encaminadas a divulgar las gestas defensivas del castillo del Puntal y de manera especial la desarrollada entre 1810 y 1812 contra las tropas napoleónicas. Así, desde el verano de ese año, en que las fiestas del barrio comienzan a incluir en su programación las entradas al fuerte, se han sucedido multitud de actividades que van desde visitas guiadas, instalación de placas conmemorativas e informativas, propuestas para la rotulación de calles, recreaciones históricas, hasta la organización de charlas y conferencias, pasando por la gestión sobre publicación de artículos en prensa y firma de acuerdos de colaboración con otros colectivos e instituciones públicas, entre otras muchas. A lo largo de todo este tiempo, más de 20 años, hemos acumulado multitud de momentos entrañables para el barrio y la propia ciudad. La asociación tuvo el honor de departir con Carlos Haynes, descendiente directo de quién, desde este enclave, promoviera el desarrollo industrial de la ciudad a finales del siglo XIX, Thomas Haynes. En octubre del año 2005 acogimos con admiración a una ilustre comitiva de la Asociación Vauban de París que se interesa por las particulares características de nuestra construcción defensiva. En febrero de 2010, a un año del bicentenario del fallecimiento del duque de Alburquerque, el Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz nos hace entrega de la carta que, el 13 de marzo de 1810, escribiera el insigne militar al gobernador del Fuerte para que se adoptaran las medidas que a su entender mejorarían la defensa del lugar. Antes ya había denunciado ante el Consejo de Regencia las lamentables condiciones en que se encontraban quienes combatían desde el mismo y por el que tan alto precio pagara.

Por todo ello y aunque el Fuerte de San Lorenzo no haya merecido a lo largo del mítico Doce -más allá del acto de homenaje a los heroicos Artilleros Voluntarios de Extramuros- ni una humilde mano de cal; aunque las iniciativas y las gestiones efectuadas desde la asociación de vecinos no hayan obtenido la respuesta que hubiera sido propia de gobernantes verdaderamente diligentes y democráticos, hemos de continuar siendo perseverantes y no desfallecer en el empeño. El castillo del Puntal merece ocupar el lugar destacado que le corresponde en la historia de la ciudad y de la Bahía; su restauración y la incorporación -junto con las murallas de la Cortadura de San Fernando y los baluartes de la 1ª y 2ª Aguada- a la también demanda Ruta de las defensas de los Extramuros tiene que continuar siendo objetivo indiscutible en el conjunto de mejoras que los vecinos de este histórico barrio han de reivindicar activamente hasta su consecución. Su logro enriquecerá, sin duda alguna, la oferta cultural y turística del entorno y favorecerá la puesta en marcha de dinámicas económicas vinculadas con la misma. El Doce, como oportunidad, ya pasó pero la dilatada trayectoria histórica del castillo nos brinda ahora un nuevo horizonte ante la inminente rememoración de la invasión de las tropas del duque de Angulema y los Cien mil Hijos de San Luis, como colofón del llamado trienio liberal. En 1823 los muros del castillo se verían, una vez más, abocados a defender la soberanía y las libertades ciudadanas, preconizadas por la Pepa, frente a la imposición y al absolutismo cruelmente reinstaurados.

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