La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
Estamos sufriendo desde hace unos años una plaga de un insecto, que si bien no va a producir la tragedia económica que supuso la filoxera para la viña, si puede acabar en poco tiempo con las palmeras, creando el consiguiente problema ornamental y paisajístico.
En este caso se trata de un gorgojo (escarabajo) que en su fase de adulto puede llegar a medir de dos a cinco centímetros; de color rojo, con las alas rayadas en negro, vive y se alimenta en el interior de la base de las hojas de las palmeras.
Los primeros casos se han estado dando en las especies canaria y datilera, pero existe el fundado temor por los especialistas de que puedan llegar a infectar a las washingtonias y a los cocoteros. Algunos afirman haber visto ya infectados incluso palmitos por los Caños de Meca.
Se puede observar al insecto en diferentes fases de su crecimiento: huevo, larva, capullo y adulto y ya como escarabajo puede volar hasta en un radio de tres kilómetros por lo que la plaga se está extendiendo con mucha facilidad. El problema se agrava además porque es muy prolífico y puede tener tres generaciones en un año.
El hecho de enterarme de la existencia de la plaga me ha provocado el fijarme con más detalle en las palmeras existentes y me ha sorprendido el gran número de ellas que existen en el término, no sólo en suelo público, sino muchísimas en suelo privado. Aunque esta planta no es autóctona su aclimatación, hasta ahora, ha sido perfecta y aunque no existen grandes palmerales si se han utilizado muchas plantas como ornamentación al dar una silueta esbelta, de hoja perenne, de un aspecto muy señorial.
Existen palmeras machos y hembras. Las primeras tienen la copa más compacta y achatada y aparece comprimida hacia el eje vertical; las segundas, las hembras, son más abiertas y redondeadas además de dar flores y frutos. El escarabajo ataca principalmente a los machos al ser más tiernos y más fáciles de barrenar.
Se puede notar que la palmera se encuentra infectada si se nota un desplome general de la corona de hojas y si las hojas del penacho central van perdiendo verdor y pasando al amarillo.
Si observas algo raro o visualizas el escarabajo te debes asesorar en Chiclana Natural, donde te recomendarán cuáles son los tratamientos adecuados, aunque el problema es que los síntomas se hacen ver demasiado tarde y cuando aparecen suelen ser tan graves que la palmera termina muriendo. Aún en ese caso te deberías informar para ver la forma de desprenderte de ella, buscando la mejor manera que contribuya a evitar la expansión de la plaga. Es triste comprobar que el factor principal en el desarrollo de la plaga ha sido la acción del hombre que mediante el transporte de plantas infectadas le ha abierto la posibilidad al bichito de conquistar nuevos territorios.
En Europa se introdujo el insecto por Andalucía en 1995. Procedente del sur de Asia comenzó su expansión hace 25 años colonizando el norte de África, en 1993 se detectó en Egipto, su rápida expansión siempre ha estado ligada a la importación de palmeras.
Hemos podido leer hace unos días en Diario de Cádiz la honda preocupación que existe en el Puerto de Santa María por los efectos que está causando el dichoso escarabajo (curculiónidos ferruginoso) que ya lleva infectadas más de 800 palmeras sembradas en la vía pública que requieren de caros tratamientos.
En Chiclana se está desarrollando la plaga en estos momentos con gran virulencia y se han encontrado focos en el Marquesado, Pago del Humo y la zona desde la carretera de la Barrosa hacia la marisma, Carboneros.
La palmera canariense y la datilera son plantas con un crecimiento relativamente lento, se necesitan casi 50 años para que crezcan unos seis o siete metros y el picudo rojo puede acabar con todas en sólo unos años, por lo que deberíamos poner entre todos los medios necesarios y unirnos a las administraciones en esta guerra contra el maligno insecto, es muy necesario estar al menos asesorados.
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