NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Por supuesto que los Gobiernos deben dedicarse a la dura tarea de administrar las cosas y las ilusiones de sus gobernados, esos millones de personas que ponen sus dineros, afanes y derechos en las manos de sus cargos electos.
Y ahí deben entrar sobre todo los grandes proyectos, las grandes transformaciones, el liderazgo de un país en su caminar hacia el futuro, la interpretación de las necesidades de toda una nación.
Pero yo, más modesto en mis cabilaciones personales y apegado al día a día, necesitaría también que los gobernantes dedicaran algún minuto en sus altas tareas a aclarar mis dudas de ignorante. Seguro que hay una razón que no alcanzan a atrapar mis entendederas, pero a lo mejor algunos de esos elegidos para guiarme podría contestar a una simple pregunta: ¿Cómo es que andan enredados en una promesa de hace décadas, la de construir un nuevo hospital en Cádiz, mientras se dedican a despojar otro tan cercano como el de San Carlos, en San Fernando?
El Gobierno andaluz de turno, antes el socialista, ahora el popular, han gastado años de sus palabras en atacarse o defenderse por la incumplida promesa. Tal vez, como alguien aseguró hace tiempo que Juanma lo haría, ahora se ven obligados a justificar la inacción en excusas que han variado tanto como el tiempo en primavera. Pero, con la misma tranquilidad, se anuncia un cierre temporal de plantas y servicios en San Carlos, hospital que parecía, dado su tamaño, destinado a ser la alternativa ideal y ya existente a la construcción de otro centro.
El Ejecutivo andaluz niega que haya planes para cerrar o rebajar la importancia del hospital isleño, pero basta hablar con algunos de los profesionales que sufren su trabajo allí mismo para constatar su falta de esperanza en el futuro, desaliento sustentado en medidas que suceden una tras otra, como es la reducción, encubierta o simulada como bajas no cubiertas o vacaciones no sustituidas, del personal.
Así está la cosa: promesas de un nuevo y moderno hospital mientras se disminuye la capacidad de otro ya existente. Sí, los gobiernos tienen muchas cosas importantes a las que atender, pero no estaría de más que también dedicaran un pequeño espacio en sus constantes declaraciones a despejar las dudas de los pequeños, ignorantes y sorprendidos contribuyentes como este. Sobra decir que no esperamos ninguna respuesta.
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