La opinión

José Antonio Hidalgo

Una obligación

CÁDIZ siempre ha sido una ciudad solidaria. Con los suyos y con los de fuera. Gente de la calle, comerciantes que terminan el mes con lo justo, colectivos de ciudadanos, instituciones religiosas. Los últimos años han sido prolíficos en noticias solidarias protagonizadas en muchos casos por ciudadanos a los que nada les sobra, pero que tienen en su ADN el gen del apoyo al prójimo, de aquí o de fuera. Sin duda a todos ellos les habrá llegado tarde los mensajes sobre la necesidad de ayudar a los refugiados sirios. Ya lo sabían. Aunque muchos ya sepan en sus carnes lo que es la dureza de la crisis económica de esta década. Da igual. Si hay que ajustar el presupuesto, se ajusta.

Son estos ciudadanos los que dan lecciones cada día. No necesitan de reuniones de políticos, de creación de mesas de debate, de reparto de cuotas. Aquí ya se sabe que están las puertas abiertas a todo aquel que pida solidaridad.

Hay quienes dicen que Cádiz ya tiene suficientes necesidades, suficiente desempleo, suficiente gente sin ingresos, como para prestar ayuda a los que vienen de tan lejos. Se olvidan que muchos españoles, y gaditanos entre ellos, fuimos refugiados hace décadas, cuando países como México o Argentina nos acogieron con los brazos abiertos (no tanto Francia, que lo hizo con los campos de concentración preparados).

Sólo por ello, debería de ser una obligación mantener, fortalecer, el ADN solidario del gaditano. Y dar la bienvenida a esta tierra a todo aquel que lo necesite.

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