La aldaba
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HACE poco, escuché a un dirigente de Podemos hablar de la mirada brillante de los socialistas de verdad. Algo que resulta cuanto menos curioso cuando lo que desprenden los ojos de una gran parte de los líderes de la formación morada es odio y rencor hacia quienes pertenecemos al PSOE. En Cádiz no es una excepción.
Esa visión sectaria, sesgada y llena de prejuicios, unida al objetivo último de Podemos de acabar con el Partido Socialista, nos está robando a todos los españoles la posibilidad de poner en marcha un gobierno de cambio. Sus intereses particulares y su enorme ego los hace incapaces de sumarse al bien común.
Es inevitable comparar la situación que vivimos en Cádiz tras las elecciones municipales de mayo, con lo que ocurre ahora en Madrid. Aquí, Podemos aseguraba que los socialistas no teníamos más opción que apoyarlos sin condiciones. Defendían que la ciudad no nos perdonaría lo contrario, que seríamos los culpables de que la derecha siguiera campando a sus anchas en el Ayuntamiento. ¿Lo que era obvio en Cádiz no lo es ahora en Madrid?
Cuando los socialistas gaditanos decidimos votar a favor de la investidura de José María González, fue desde el convencimiento de que la ciudad necesitaba un cambio tras 20 años de gobierno de la derecha. Desde la misma noche electoral, dijimos que sería un apoyo puntual, que no entraríamos en ningún gobierno, que seríamos oposición. Actuamos desde la responsabilidad, pensando en el bien común, que es para lo que se debe estar en política.
Problemas como el paro, la sangría de población, o la dificultad de acceso a la vivienda, se convirtieron en el resultado de la nefasta gestión del PP en nuestra ciudad, siempre preocupado por las grandes obras que nunca se tradujeron en grandes oportunidades para los gaditanos. No podíamos permitir de ninguna manera que esa situación se perpetuara.
Del mismo modo, los últimos cuatro años de gobierno de Mariano Rajoy han supuesto la mayor regresión en los derechos fundamentales que hemos ido logrando en nuestro país durante décadas y, sin embargo, Podemos sí está permitiendo que ese gobierno se perpetúe. Que no se produzca el cambio que España necesita.
Para Podemos, la política no es más que un juego de estrategia. Sólo importa rellenar titulares de prensa. Simbolismo y polémicas estériles para no hablar de las prioridades. En Cádiz, el alcalde comprándose un traje de chaqueta o con varias personas sin hogar, a la que se muestra incapaz de dar una solución real, en el Palco del Falla. En Madrid, el niño de Bescansa o Pablo Iglesias besando a Xavier Domènech.
La realidad a día de hoy en nuestra ciudad es que, tras nueve meses, el gobierno de Podemos se muestra incapaz de dar una respuesta a los habitantes de la Corrala, continúa sin llevar a cabo medidas para crear empleo, sin atraer inversiones, sin reestructurar los servicios sociales.
A nivel nacional, sufrimos el cambio que hacen de sus posicionamientos según consideran que les dan votos o no, la ruptura de negociaciones estableciendo líneas rojas a sabiendas de que no se pueden cruzar, o la pinza que están haciendo con el PP en el Congreso de los Diputados. La conclusión es que, tanto en Madrid como en Cádiz, únicamente quieren ocupar un espacio político, pero para no hacer nada en él.
El resultado de estas elecciones generales lanza un mensaje claro, y es que los ciudadanos no quieren más mayorías absolutas, sino que quieren acuerdos. Sin embargo, poca responsabilidad muestra Podemos con este sentir mayoritario. Poco les importa el bien colectivo, pues no son capaces de mirar más allá de su ego inmenso. La realidad es que sólo están centrados en la repetición de unas elecciones de las que esperan rascar algún escaño más.
Durante su discurso de investidura, Pedro Sánchez propuso determinadas medidas como la universalización de la cobertura sanitaria, el refuerzo de la dependencia, el desarrollo de una ley de igualdad salarial entre hombres y mujeres, o la eliminación de las cláusulas abusivas de las hipotecas. Cuestiones que suponen mejoras en nuestro día a día. Que suman al bien común. Proyectos que podrían ponerse en marcha la próxima semana, pero que tendrán que seguir esperando por el voto negativo de Podemos. ¿Y estos son los adalides de la nueva izquierda?
Podemos siempre actúa con la prepotencia de quien cree que se lo merece todo. Cuando se trata de apoyarlos para gobernar, hay que hacerlo incondicionalmente y sin rechistar. Cuando es cuestión de dar su apoyo a un gobierno de cambio y progresista, todo son líneas rojas, exigencias y búsqueda de sillones. La ley del embudo.
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