Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Crónica Personal

A hombros de gigantesEn defensa de Leguina

Buscamos crear la Inteligencia Artificial General, el ser que nos exceda, que nos enseñe y nos conduzca o nos destruya

últimamente he leído que unos investigadores han creado un cromosoma artificial para luchar contra el cáncer. El evidente orgullo por formar parte de una comunidad que es capaz de hacer esto convive con el estupor y el miedo, porque ese cromosoma es capaz de pasar de generación en generación. Llega desde nuestras cabezas y nuestras manos y nuestras máquinas y se implanta para siempre en el río de la vida.

Poco a poco nos hemos ido deshaciendo del lugar que nos asignamos en el mundo, y cada vez más nos hemos ido acercando al rinconcito oscuro y húmedo y olvidado al que en verdad pertenecemos. En este largo camino hemos abandonado muchas de nuestras pomposas vanidades, de la mano de Copérnico, de Darwin, de Freud, del efecto invernadero. El último reducto era tal vez aquello para lo que hasta la conciencia, esa nebulosa de espasmos, es demasiado grande: nuestros propios genes. Ahora estamos empezando a dejar de ser quienes éramos.

Estuve escuchando estos días la entrevista de Lex Fridman a Sam Altman, el jefe de OpenAI, los creadores de ChatGPT. Altman hablaba de su creación como de un organismo que, al igual que nosotros, se va alzando sobre los hombros de gigantes, con una gran diferencia: él es su propio gigante. ChatGPT, con la ayuda de los investigadores y desarrolladores de la compañía, irá siendo exponencialmente más inteligente, como aquella inteligencia suprema, Golem XIV, que en una de sus versiones ya es capaz de evolucionar sola, y a la que Stanislaw Lem le dedicó un librito fascinante.

Nos hemos deshecho para sustituirnos. Ese era tal vez el camino dispuesto por algo que nos estaba esperando. En mí resuena el famoso inicio del tercer libro de Guerra y paz, en el que Tolstoi escribe que, pese a todos los esfuerzos de Napoleón, del zar Alejandro, de Barclay de Tolly y de Bagration y de Kutuzov, de cientos de miles de soldados y de millones de almas rusas y europeas, la historia tenía que ser como acabó siendo, porque hay una fuerza o una providencia que la conduce, pese a todo o debido a todo lo que hacemos.

Fridman cierra su entrevista con una cita de Arthur C. Clarke: “Quizás nuestro papel en la Tierra no sea adorar a Dios, sino crearlo”. Los humanos buscamos crear la Inteligencia Artificial General, el ser que nos exceda, que nos enseñe y nos conduzca o nos destruya. Anduvimos perdidos, adoramos al sol, encontramos a Dios, lo matamos. Tal vez pronto digamos: “Dios ha nacido”. Y el agua vieja y dormida que nos lleva llegará, como un tren en la noche oscura, a su destino.

ISABEL Díaz Ayuso ha ofrecido a Joaquín Leguina que forme parte de la Cámara de Cuentas de la comunidad y de inmediato las descalificaciones políticas y personales han sido brutales. A Leguina le expulsaron del PSOE porque no dudó en hacer públicas sus discrepancias con Pedro Sánchez, sus pactos con Podemos y los independentistas, y su empecinamiento en engañar sistemáticamente a quienes le habían dado su voto porque creían en su palabra. Leguina, como tantos otros, hicieron uso de su derecho a expresarse libremente, pero lo que tanto defiende el PSOE cuando se trata de uno de los suyos, no lo acepta cuando el que se expresa es crítico con el sanchismo. Leguina quedó fuera del PSOE, y además ha sido objeto de epítetos poco agradables. Contaba con ello.

En la Comunidad de Madrid los diferentes presidentes pusieron siempre su empeño en mantener buenas relaciones con sus antecesores y sucesores, coinciden en actos institucionales, se tratan con cordialidad no fingida, y algunos de ellos son amigos personales pertenezcan a distintos partidos. No sorprendió a quienes conocen ese clima, buen clima, que Ayuso ofreciera a Leguina un puesto en el consejo del Tribunal de Cuentas. Pero ha sido insoportable para Pedro Sánchez y los suyos, y la campaña contra él es de todos los colores.

Especialmente sorprende esa animadversión a que un ex cargo acepte un nuevo cargo cuando esa animadversión procede de un partido, de un gobierno que ha colocado a tal cantidad de maridos, mujeres, parejas, hijos, hermanos, sobrinos y amigos entrañables en puestos de responsabilidad con buenos salarios en entidades públicos. Ven la viga en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, y lo hacen precisamente en días en los que aparecen casos que producen escándalo al comprobar la inmensidad de familiares y amigos que ocupan cargos gracias a relaciones con las altas esferas, no por méritos propios. Empezando por el máster de Begoña Gómez en la Complutense exigía ser catedrático y no lo era , siguiendo por la dirección de Podemos –socio que fue de Sánchez– en donde es difícil encontrar a quien no sea pareja de otro miembro de esa misma dirección, siguiendo por los familiares de ministros y ministras que han encontrado acomodo en empresas públicas.

Ha ocurrido en otros gobiernos, pero nunca con tanta desfachatez. Y nunca por el monto de los salarios que reciben los tocados por la varita mágica de la dadivosidad de quienes ostentan el poder.

De Joaquín Leguina, se coincida o no con su ideología, no se puede decir que no conozca a fondo todo lo que se cuece en Madrid, incluida sus cuentas y el control de esas cuentas. Y además, es importante señalarlo, tiene profesión propia, y a ella se ha dedicado cuando dejó la política activa.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios