Desde mi cierro

Pedro G. / Tuero

El doctor chamorro

Aún conservo, mi rescatado lector, una capacidad de sorpresa que, a pesar de los decenios cumplidos, me satisface y maravilla. Y lo digo porque, quien no lo conozca de una manera cercana, no sabe de las cualidades tan extraordinarias e innatas que posee este doctor isleño. Médico especialista en medicina digestiva e interna que, además de esas particularidades y dotes portentosas a las que haré referencia, es también un fuera de serie en su dominio profesional.

No conocí ni a Hipócrates ni a Galeno de cerca, pero cuando se me dio la oportunidad de dialogar y de entablar amistad con este médico virtuoso, pensé que esos mitos tan referidos no pudieron ser más que este doctor Chamorro. La Isla lo conoce, pues muchos isleños han pasado por su consulta y siguen enriqueciéndose con los sabios consejos que este galeno del siglo XXI les dispone. Y más allá de nuestras lindes locales es un famoso y reconocido médico en su especialidad. Parece ser, según propiamente él me contó, procedente de una modesta familia, fue un brillantísimo estudiante tanto como alumno del gaditano Instituto Columela como ya en la Facultad de Medicina. Persona de una memoria privilegiada que he podido comprobar y de una vastísima cultura que derrocha por doquier. Pepe Chamorro atesora un ilustrado adiestramiento desde su juventud que aún hoy es digno de admirar.

Y así, mi redimido lector, esa capacidad de sorpresa a la que antes aludía, aún la conservo, cuando conocí in situ a José Chamorro a través del programa que dirijo en Radio La Isla sobre literatura y otras prendas, donde comprobé además de su impresionante preparación, que era capaz de recitar memorísticamente libros completos de poemas, no importa que fuesen de nuestro Siglo de Oro o de poetas más recientes, proverbios y expresiones literales, o su particular visión sobre la historia y la literatura, siempre constatado a través de una lectura permanente y profunda. Además, tuvo la distinción de diagnosticar al inolvidable Camarón en una noche de urgencias en la misma Venta de Vargas; acompañó como galeno a F. Quiñones hasta sus últimos momentos y trató a A. Gala, con el que conserva aún una buena amistad. Cualidad ésta que Pepe va amasando hasta llegar a ser un amigo eterno e indeleble. La Isla tiene que estar orgullosa de contar entre sus vecinos con este personaje de postín. Sé que en este querido pueblo enemigos haylos, envidiosos muchos, pero algunos más quedarán libres de estas taras y turbaciones, y alguna vez se reconocerá a personas de esta índole tan diferenciada y exclusiva como es el doctor Chamorro. "Aire de Roma andaluza le doraba la cabeza…". Salud, amigo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios