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Una de las peores cosas que le puede suceder a la Justicia o a las fuerzas de seguridad es que empleen con los ciudadanos una doble vara de medir. Es de suponer que las leyes y los protocolos de actuación están redactados para evitar unos agravios que, pese a todo, ocurren a veces. Hace unos días, en Madrid, un grupo de personas reventó la silenciosa concentración contra ETA para insultar a los concejales del PSOE e IU. Entre ellos, un Pedro Zerolo que aguantó estoicamente desfasados y vergonzosos insultos. Y el jueves, ante el Congreso, otro grupo, o el mismo, arremetió con violencia verbal contra varios diputados. Todos aguantaron, nadie actuó, no hubo denuncias. En Cádiz, sin embargo, un hombre ha estado dos meses privado de libertad, por aquellos incidentes reprobables de la Patrona, con el argumento de que se atentó contra ediles protegidos por la ley. La misma ley vigente en Madrid.
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