Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

El discreto encanto de la burguesía

En lugar de tener un campito en Chiclana o un chalet en el Novo se han apuntado al Club Náutico, con su piscina, con sus fiestas

Cuando se inauguró el puente Carranza la mayoría de los integrantes de la burguesía gaditana se fueron a vivir a Vistahermosa, según las costumbres de la época. Así acabó lo que fue la clase social que dio cosmopolitismo a la ciudad. Durante el siglo XX la burguesía gaditana tenía su escaparate en tres entidades: el Club de Tenis, el Casino y el Club Náutico. La decadencia de Cádiz impactó de manera directa en las tres. De hecho ahora quedan 30 socios en el Casino que no reúnen ni para sufragar los gastos de la entidad que fue rescatada por el Ayuntamiento de Teófila Martínez y la Zona Franca de Jorge Ramos a cambio de un millón de euros para pagar las deudas: el PP salió en apoyo de los suyos y ni aún así logra mantenerse la entidad ya que la mayoría de los que defendían con entusiasmo su pervivencia se han dado de baja. El Club de Tenis tres cuartos de los mismo: el aparcamiento municipal supuso una mejora en las instalaciones, solo que no han pagado el canon al Ayuntamiento en los últimos años y tienen una deuda que sus 80 socios no pueden sufragar. El Club Náutico vivió en un declive permanente tras la marcha a El Puerto de la mayoría de sus socios, a Puerto Sherry o a jugar al golf, además del traslado a la Punta de San Felipe por la construcción del Instituto Balbo. Para poder subsistir hubo una afiliación masiva de padres de Las Esclavas y San Felipe que vieron en la entidad un lugar donde ir los días de fiesta con sus hijos, al margen de la actividad náutica, personas sin barcos con fines sociales. Nada que objetar, salvo el hecho de que el Club tiene una concesión de dominio público para sus actividades náutico deportivas e instalaciones complementarias. Para consolidar su papel como centro social para estas familias construye a sus expensas una piscina en zona de dominio público en virtud de la concesión que tienen, aunque la piscina no tiene como fin el sentido y el nombre de la entidad. La terna Tenis-Casino-Náutico ha entrado en declive. Solo esta última entidad, con la llegada del aluvión de integrantes de esa clase media aspiracional, mayoritaria en la ciudad. Muchos padres de familia con orígenes humildes ven ahora en el colegio de los niños la manera en la que se refleja su nuevo estatus. En lugar de tener un campito en Chiclana o un chalet en el Novo se han apuntado al Club Náutico, con su piscina, sus fiestas y sus actividades sociales. Solo que ya no es un sitio de glamour donde la clase dominante de la ciudad expresaba su nivel, es un lugar como la Peña La Perla, el Club Viento de Levante o cualquier otra entidad recreativa, solo que aspiracional, como el signo de los tiempos y con el privilegio de una piscina para la familia.

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