tribuna libre

Ricardo Martínez / De Salazar

La devoción de los gaditanos a la Virgen del Rosario

LOS gaditanos siempre han sentido una honda devoción por la Virgen del Rosario. Desde que el día 8 de noviembre de 1730, el Ayuntamiento gaditano hiciera un voto de asistir en corporación todos los primeros domingos de octubre al Convento de Santo Domingo, en acción de gracias por la terminación de una epidemia de fiebre amarilla, y asimismo en la de cólera de 1854 pero, sobre todo, con motivo del maremoto acaecido en noviembre de 1755. La salida procesional de la imagen, las misas de rogativas fueron el antídoto más eficaz contra las temibles enfermedades, así como el terror de las aguas que volvieron a sus cauces.

Por tales motivos de gratitud, se cumplieron los deseos del pueblo gaditano, que llevó hasta el obispo de Cádiz, Fr. Félix Mª de Arriete y Llano, una solicitud del Ayuntamiento de la capital, pidiendo, con ocasión de una visita a Roma, que este Patronato fuese confirmado por la Santa Sede, accediendo el Papa Pío IX a declarar a la Virgen del Rosario, patrona principal de Cádiz, por rescripto apostólico de 27 de junio de 1867.

Una de las más antiguas referencias de la devoción del Rosario en Cádiz se encuentra en la primera redacción de la Historia de Cádiz de Agustín de Orozco: la del Rosario era una de las nueve cofradías existentes en Cádiz antes del saqueo inglés de 1596; agrupaba a los 'morenos' y tenía su sede en el Hospital de la Misericordia. Su imagen fue ultrajada por los ingleses en la citada fecha. Más tarde, se colocó en la ermita que luego se convertiría en la iglesia del hospicio de PP. Dominicos que venían a embarcar para las Indias. En 1639, Fr. Blas del Día, maestro y prior, solicitó permiso de la ciudad para elevar un convento definitivo aduciendo la devoción de los gaditanos a la milagrosa imagen. En 1730, cuando la fiebre amarilla azotaba a la población, el regidor Simón Villalta propuso que se acordase la asistencia de la corporación todos los años a la función que en la iglesia de Santo Domingo se celebraba, sacando la imagen de la Virgen del Rosario en la tarde del primer domingo de octubre, procesión que venía celebrando de antiguo en recuerdo de la victoria de Lepanto. Los PP. Dominicos sacaron la imagen ante las encrespadas olas, calmándose el mar.

Tras el paso de los años, prosigue el culto avivado al Rosario, hasta que el domingo día 4 de mayo de 1947 se produce la coronación canónica de la Virgen. Es la primera Virgen del Rosario coronada en España, por reunir todos los requisitos que determinan los cánones: antigüedad, ser muy venerada y, asimismo, ser muy milagrosa. Ese día salía de su santuario con una corona de rosas que, en la Plaza de San Antonio, fue reemplazada por otra de oro y piedras preciosas durante la ceremonia de su coronación canónica.

"La Virgen del Rosario está radiante con su corona de oro y piedras preciosas costeada por suscripción popular. Un gentío inmenso llena por completo la amplia plaza, las bocacalles, balcones y azoteas. Y las almas se sienten sobrecogidas al contemplar tanta hermosura, no sabiéndose que ponderar más: si el trascendente acto religioso en si, o el fervor de una multitud que se hace tangible con un impresionante silencio", dedicaba estas bellas estrofas José Mª Pemán a la Patrona.

Finalmente, el día 26 de mayo de 1967 sería nombrada alcaldesa perpetua de la ciudad.

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