La ciudad de los toldos

Hasta hace poco tiempo creía que Cádiz era la ciudad de la luz. Pero después vino el Ayuntamiento y dijo que Cádiz es la ciudad que sonríe, aquel polémico lema que, por cierto, se fue diluyendo con el tiempo después del dinero que se empleó en su creación. Ahora resulta que Cádiz va camino de convertirse en la ciudad de los toldos, después de la propuesta de los comerciantes de dar sombra a algunas calles y plazas de la capital cubriéndolas con toldos para facilitar las compras. Ya el toldo del Corpus se mantiene durante el verano en San Juan de Dios, en una iniciativa que no parece favorecer mucho la imagen de la plaza. Tampoco sería bueno para el resto de la ciudad. Es comprensible, y loable, el deseo de los comerciantes de mejorar sus ventas, pero igual lo conseguirían sin toldos y retrasando el horario de apertura de algunos días en verano para cerrar más tarde los negocios.