Abogado

José María Hernández / Arce

La adjetivación de lo sustantivo

21 de junio 2015 - 01:00

Josep Pla, maestro en las artes de la escritura y defensor del sentido común, estimaba que escribir consistía en la claridad expositiva, en facilitar la comprensión al lector y en encontrar el adjetivo perfecto para cada sustantivo.

Si aproximamos el sentido común, la claridad y la pretendida adjetivación ante el informe de Cáritas titulado Análisis de la realidad en la provincia de Cádiz y en la ciudad de Ceuta: Acompañando a la acción, que contó con la participación de más de 50 técnicos y un millar de personas, y que fue presentado el pasado 24 de abril en la sede del Obispado de Cádiz, ante el aluvión de cifras incluidas en el mismo en cuanto a marginación social, paro, carencias básicas en definitiva en la provincia de Cádiz ¿qué adjetivo cabe aportar al acompañamiento de esa sustantividad denominada pobreza y miseria?

No se piensa entonces en adjetivos perfectos, óptimos para un laboratorio lingüístico donde el instrumento sea el Diccionario de la RAE, o el manual de Gramática Española de Alarcos, sino en la imperfección y profunda frustración que depara la realidad socio-económica que nos circunda.

La pregunta, desde mi ámbito profesional, es clara: ¿Cuánto ha tenido que cifrar en ese informe la incidencia de los concursos de acreedores en la provincia de Cádiz?

En la gran mayoría de casos concurso y expediente de regulación de empleo van unidos e incluso en muchos de ellos la petición de ERE es simultánea con la declaración de concurso.

La Ley Concursal, Ley 22/2003, de 9 de julio, dice en su Exposición de Motivos, apartado VI, que "el convenio es la solución normal del concurso, que la ley fomenta con una serie de medidas orientadas a alcanzar la satisfacción de los acreedores". El convenio supone la supervivencia de la empresa y el mantenimiento de puestos de trabajo y la satisfacción de una parte de los créditos de los acreedores ordinarios. Entonces, ¿por qué las estadísticas contradicen esa pretensión precisando que el 96% de las empresas concursadas van a liquidación? En 2011, por designación personal, puedo afirmar que en el Juzgado de lo Mercantil de Cádiz hubo más de 950 concursos de acreedores. En ese mismo ejercicio económico y, en el siguiente, en un grupo empresarial importante se perdieron, en tres concursos, más de 1.000 puestos de trabajo directos e indirectos y se vieron afectados, sin satisfacción, más de 1.000 acreedores ordinarios.

Es decir, desaparición de empresas, de puestos de trabajo e insatisfacción de acreedores ordinarios. Repito la pregunta: ¿Qué incidencia están teniendo estas liquidaciones concursales en las cifras aportadas por el estudio de Cáritas?

Esta situación, económico-social-jurídica, que al decir del Doctor en Filosofía Emilio Martínez Navarro, no es vivida, ni pensada, ni expresada del mismo modo por distintos observadores de esta realidad, y que supone cuestionarse cómo la valoran los parados, los marginados y, por qué no, los acreedores insatisfechos en concursos de acreedores que implica a su vez la liquidación de sus empresas en muchos casos y las consiguientes pérdidas de puestos de trabajo que incrementan los de la concursada. Y qué decir de los organismos públicos, ante la pérdida de cotizaciones, retenciones de renta, cuotas de impuesto de sociedades, etc…

La situación de exclusión social en la provincia de Cádiz afecta a 297.000 personas, que supone el 24% de la población de la misma. Una realidad que sufren más de 100.000 hogares gaditanos y que afecta con especial intensidad a 136.000 personas (42.000 hogares), que se encuentran en situación de exclusión severa.

Federico García Lorca decía que Granada era paraíso cerrado para muchos. Vayamos a más utilizando su misma expresión: el bienestar, la vida digna de mayores y niños, es en la provincia de Cádiz "paraíso cerrado para muchos".

Simbólicamente podemos utilizar el conocido pasaje del Quijote, Capítulo noveno de la Segunda Parte, en que con noche cerrada, oscurísima, van caminando por las calles de El Toboso Don Quijote y Sancho buscando el palacio de Dulcinea…

"Guió Don Quijote, y habiendo andado como doscientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo, y dijo:

--Con la iglesia hemos dado, Sancho.

--Ya lo veo, -respondió Sancho- y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura, que no es buena señal andar por los cimenterios a estas horas".

¿Igual que una sociedad mercantil dirigiendo sus pasos jurídicos al Juzgado de lo Mercantil, solicitando un concurso voluntario de acreedores. ¿Qué adjetivo pueden esperar los acreedores que sustantivan el concurso?

Tal vez la respuesta esté en una reforma profunda de la Ley Concursal después de esta experiencia de doce años.

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