Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Viaje al centro

La estrategia de Casado puso en fuga a los votantes que siempre habían visto al PP como una opción moderada

Tuvieron que pasar cuarenta y ocho horas desde de la tragedia del domingo para que hicieran examen de conciencia y empezaran -¿otra vez?- un viaje al centro del que nunca debieron salir. Pablo Casado, que había emprendido, jaleado por aznares varios, una alocada carrera a la derecha más derecha se estrelló contra las urnas, que lo pararon en seco. Antes, algunas voces que representan la historia del PP, como Feijóo, ya se habían llevado las manos a la cabeza. Entre ellos, Paco de la Torre, el sempiterno alcalde de Málaga que lleva 19 años en el puesto y que repetirá otros cuatro si no ocurre algo raro. De la Torre no tiene ningún peso orgánico en su partido. Ni en el nacional ni en el regional. Aunque en Andalucía es una especie de patriarca que habla con autoridad moral y al que no le gusta andarse con evasivas o quedarse callado cuando le preguntan. Y mucho menos esconderse en subterfugios. Frente al elocuente silencio de Juanma Moreno, De la Torre rompió el hermetismo de su partido al señalar el empeño de Casado en competir en los aledaños más extremados de la derecha como la causa de que el PP se hundiera en unos resultados que ni los más pesimistas podían imaginar. La estrategia había puesto en fuga a millones de votantes que siempre habían entendido que el PP era una opción moderada y reformista donde podían sentirse cómodos los que no querían oír mensajes extremistas. Lo que siempre había sido en España una opción de centro inclinada a la derecha pero muy lejos de los maximalismos y en la que se podía reconocer sin dificultades un sector amplio de las clases medias y de los profesionales.

La irrupción el pasado diciembre de Vox en las elecciones andaluzas y los relativos éxitos de la extrema derecha en buena parte de la Unión Europea distorsionaron la realidad política española. El PP decidió -ahora se ha visto con qué tino- que lo suyo era disputar el terreno que le podían sacar por la derecha sus nuevos vecinos y olvidarse de lo que lo había convertido en partido de Gobierno durante décadas. El resultado ha sido que muchos de sus votantes tradicionales se han sentido abandonados y han encontrado refugio en Ciudadanos e incluso en el Partido Socialista y los que estaban convencidos de que había que votar a Vox no se han movido de donde estaban. Por si todo esto fuera poco, la irrupción de la derecha radical movilizó a muchos votantes de izquierdas que en anteriores consultas, como la andaluza, se habían quedado en su casa. Así las cosas, lo urgente era rectificar.

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