Para la posteridad ha quedado la escena del criminal de guerra bosniocroata ingiriendo veneno ante el Tribunal de La Haya cuando se le confirmaba la negativa a su recurso por una sentencia de 2013 que le había condenado a 20 años de cárcel. Un suicidio en directo, con las escenas más duras eliminadas, que ha dado la vuelta al mundo en las redes sociales y que posiblemente haya dejado indiferente a ese mismo mundo. Veneno, si nos atenemos a la sentencia, fue el que esparció en su día actuando contra los musulmanes bosnios en la guerra de los Balcanes. Raro que tuviera que beberlo, como si de una espada samurai se tratara, cuando él mismo era portador en sus venas de grandes dosis de aquel devastador odio que activó la última gran limpieza étnica en la Europa del siglo pasado, con una desigual guerra de territorios cuyas víctimas, supervivientes o no, han encontrado al menos una justa reparación en la corte internacional.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios