Tiramillas

El PSOE hará a los nacionalistas cesiones inasumibles para cualquier Estado moderno

Que el pacto del PSOE con Podemos y los nacionalistas va a ser un desastre no hace falta que lo argumente yo. Basta reproducir las constantes explicaciones que hace nada daba Pedro Sánchez cargado de razón. Él mismo se basta para desmontar implacablemente el mismo gobierno que él mismo va a montar. Me voy a centrar, por tanto, en lo que nadie hace. En señalar las ventajas que tendrá a medio plazo (a corto, mejor ni hablar) el pacto entre los independentistas y el gran dependiente (de sus votos).

Para empezar, la merma en el PSOE, ahora mejor llamarlo, en honor a Su fotogénica Persona, el POSE, será grande, si hacemos caso a todos los socialistas históricos que mirar con horror las maniobras de su líder. En Andalucía, Castilla, Extremadura, Valencia, Aragón…, cuando empiecen las cesiones constantes y sonantes al nacionalismo rampante, la fuga de votos va a ser grande. Es posible que Pedro Sánchez le dé la puntilla al partido histórico. Si uno repasa su historia, no lo vamos a lamentar excesivamente.

Lo gordo viene después. Si todo sucede como se va filtrando, el PSOE hará a los nacionalistas cesiones inasumibles para cualquier Estado moderno: romperá la unidad de caja y entregará en bandeja de plata el control de infraestructuras esenciales, además de humillar a las fuerzas y cuerpos de seguridad, entre más concesiones simbólicas.

Eso significa que, si España quiere sobrevivir como nación, tendrá que revertir esas entregas como mínimo. No será complicado pues su constitucionalidad resultará más que dudosa, en lo jurídico; y en lo político, a medio plazo, como decíamos, esto se llevará por delante al PSOE hegemónico.

Antes implicará, eso sí, un test de estrés sobre la nación, baches para la economía y crisis de convivencia. Habrá que ver cómo resisten las altas instituciones y los medios de comunicación los seguros intentos de institucionalizar el amaño. Pero será, con todo, una oportunidad de poner, por fin, pie en pared y dejar de jugar al acelerador (el PSOE) y al freno (el PP), pero sin tocar jamás el volante. Todo indica que el volantazo será irremediable. Más que en un punto de no retorno, estamos a punto de entrar en la zona de o el retorno o la agonía.

Para los que creemos que un volantazo hace ya mucho tiempo que venía siendo imprescindible, que Sánchez tire millas en sus planes con presos y presuntos no es lo ideal, pero abre muy interesantes perspectivas.

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