El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
LA inmortalidad es algo que algunas personas desean. Quizá reflexionando un poco no sea lo más deseable. Renacer. Esa es la palabra. Sí, hay una diferencia, o al menos yo veo esa pequeña diferencia. Cuando se renace, se vuelve a partir de cero, te permite nacer, crecer, evolucionar, conocer, equivocarte y morir, para empezar un nuevo ciclo: como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas en todo su esplendor. Ave Fénix, hermoso nombre para hermosa iconografía mitológica. Siempre ha sido uno de mis animales mitológicos preferidos, y no sólo por lo que simboliza, sino también por su plumaje, el colorido del mismo y su origen. Nace bajo el Árbol del bien y del mal, de una chispa de una espada. Es un pájaro que posee gran fuerza, es transmisor del saber, tiene lágrimas curativas y fue el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol, definiendo la independencia de quien decide por sí mismo qué es o no lo ético. El Ave Fénix posee un canto inigualable, que le hace inalcanzable y a la vez hipnotiza, embruja, hechiza... pareciera que formaras parte de él, fundiéndote. El color de su plumaje es color escarlata, la tonalidad más apasionada del rojo, representando lo más agradable del ser humano, un dechado de virtudes, produciendo en algunos la envidia y el rechazo. Es el carisma de todo líder. Así observo yo la vida: ciclos en los que nos vemos obligados a renacer o dejarnos morir. Desde mi punto de vista, convertirnos (metafóricamente) en cenizas es la mejor opción para poder nacer de nuevo, darnos la oportunidad volver a vivir. Dejarnos morir es simplemente languidecer viendo la vida pasar como si fuésemos objeto y no sujeto de la misma. Los seres humanos nos equivocamos, herimos tantas veces a seres que amamos, y lo hacemos inconscientemente, nadie daña a quien ama. En ocasiones, el daño ya es irreversible, y ante esta situación el perdón de la persona que has herido es lo más hermoso que puede ofrecerte la vida, porque de esta manera, aunque ese ciclo terminó, y te encuentras en cenizas, vuelves a nacer, con fuerza y ganas de vivir. Errar es humano, mantenerse en el error es de necios, por ello, cara a cara, ante una mirada limpia, abrir el corazón y disculparse, para que te respondan un 'siempre' te permite volver a nacer. Lo vivido anteriormente no desaparece, forma parte de ti. Pero tú inicias un nuevo ciclo de vida.
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