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Rebelión 'anticapi'

Tras la dimisión de la asesora de Kichi, subyace el pulso por el poder entre parte de su gobierno y su mano derecha

No es fácil entender por qué Kichi y compañía dejan caer justo ahora a su asesora y consejera de Eléctrica de Cádiz, después de que cerró el pasado ejercicio con pérdidas millonarias. La gestión fue un disparate, ¿pero acaso fue la única que no quiso repercutir el coste de la energía en el recibo de la luz? ¿No defendió el alcalde sus logros tras conocer el agujero económico? Si en la política se aplicara el VAR, veríamos a Kichi, a cámara lenta, orgulloso por ahorrarle 300 euros a cada gaditano. Y sólo después de que el presidente de Eléctrica, su concejal José Ramón Páez, entrara en pánico -al parecer, desconocía sus competencias- el núcleo duro del alcalde forzó su salida. Kichi nos recordó, justo tras fulminarla, lo bien que enterramos en este país al defender a esa "excelente profesional" que se va "por motivos personales" tras "mejorar la vida de los gaditanos". A veces parece tan honrado como ese buen tasquero que te sirve garrafón para que no te entusiasmes con el vino.

Si hay un máximo responsable de esta locura, ése no es otro que el alcalde, y también Páez, claro está. Pero en el fondo, lo que subyace es el pulso entre parte del gobierno local y quien hasta figura como su jefe de gabinete. Al apartar a esta asesora, quien ha caído en desgracia no es otro que su mentor, José Vicente Barcia, a quien los anticapitalistas, aprovechando el viento de cola, han indicado la salida hartos de sus intrigas, su altanería y su afán de notoriedad. Ya no le perdonan que cada vez que marca un gol -y ha marcado unos cuantos con más o menos arte- en lugar de celebrarlo en equipo, se sienta en la grada y empieza a aplaudir. Y estas cuitas internas en realidad son fruto de la descomposición en que se haya sumido un gobierno local al que apenas se le ocurren pamplinas como la del móvil del concejal de guardia en Carnaval: "Si quiere hablar con Lola, pulse 1; si quiere que se ponga el alcalde, espere sentado..." No hay memes para tanta nadería. Ni hay equipo, ni se le espera. Kichi aparece y desaparece como el Guadiana. Se le ve de un pato cojo tan ausente, que con tanto tuiter ya no se sabe si es quien responde realmente ante los problemas. Demetrio Quirós tampoco se prodiga en público, pero al menos se dedica al papeleo. Páez y Carlos Paradas se han empoderado y van a su aire. Francisco Cano y Cazalilla se dedican a lucir su escaparate. Entre todos surgen ideas como pedir fondos europeos -no es una broma- para colocar mesas, sillas y sombrillas en la Plaza. Y mientras malbaratan su gobernanza, Barcia se dedica a la política. El problema de Kichi es que ha de responder también de la gestión y no siempre es fácil, como se vio con las terrazas de La Palma. Cada uno hace la guerra por su cuenta abandonando al alcalde, que al fin y al cabo es el único que parece de vuelta. Y con él de retirada, más allá de si se presenta para hacer un último servicio a la causa, el grupo está roto. Ya tiene mérito, después de casi 7 años vendiendo humo.

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